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Berni: “Quiero dejarles a mis hijos un país que abrace y contenga a todos”

El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires habló en exclusiva con ‘Ciudadano.news’ y dejó en claro su deseo de ser presidente. Además, cuestionó a los “improvisados y tibios de la política”

07 de marzo, 2022 - 08:00

El ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, mantuvo una charla con Ciudadano.news en la que desgranó el pasado, presente y futuro de un hombre de múltiples profesiones pero de una sola convicción: que está dispuesto a dejar todo por el compromiso asumido con el país.  

Durante el reportaje, el funcionario bonaerense dijo que hoy no tiene diálogo con Alberto Fernández ni con la vicepresidenta, que respeta la coherencia de Máximo Kirchner y que habla con funcionarios de todos los sectores.

 

—Usted es uno de los funcionarios más requeridos, ¿será porque habla sin casete?

—No es que hable sin casete, hablo con la verdad o con mi verdad relativa. Uno de los valores que hay que preservar en  la política es decir lo que se piensa y llevarlo a cabo. La política se llenó de especulación, lo que genera una falta de contenido muy grande y estos son los resultados: una Argentina que se está desangrando permanentemente.

 

—¿Por qué puede decir cosas que muchos no se atreven?

—Porque tengo tranquilidad de conciencia y quiero dejarle a mi hijo un país mucho mejor que el que hoy tenemos. Un país que abrace y contenga a todos. Un país que genere riquezas y que éstas se distribuyan de manera equitativa. Estos son los grandes desafíos que tiene la Argentina. Para eso no hay que especular, ni abrazarse a proyectos individuales. Creo en la política como un proyecto de conjunto.

 

—¿La patria es el otro?

—Absolutamente. Creo en la solidaridad entendiéndola como darle al prójimo lo que a nosotros nos falta. Escucho a muchos que donan su sueldo; eso no es solidaridad. La política está atravesando una etapa a solidaria.

 

—¿Casos como el de Javier Milei?

—No me refería a nadie en particular, y no lo digo como una crítica. 

 

—La tendencia de outsiders en todo occidente es cada vez más fuerte, ¿cree que esto pone en riesgo a la clase política? 

—Primero, Milei es una persona muy inteligente. Nadie puede negar el merito de su capacidad intelectual. Es una persona muy formada en materia económica. Puedo estar de acuerdo o no, pero no podemos decir que es un improvisado. Creo que la Argentina y la política se llenaron de improvisados últimamente.

“Ahora, de ser un relator a tener la responsabilidad de gestionar, son dos responsabilidades completamente distintas. Eso es lo que nosotros tenemos. Una de las gestiones que es ser ministro de Seguridad de PBA es el cargo, créame, de mayor responsabilidad en el país. Es una responsabilidad de 24 horas los 365 días del año”, aseguró Berni.

 

—¿Cuál es el precio que está dispuesto a pagar por la gestión pública?

—Usted le está preguntado a un soldado, y los soldados juramos seguir nuestra bandera hasta perder la vida.

 

—Recién dijo que quiere dejarle a su hijo un país mejor... Una tarea como la suya, ¿cuántas horas le quita de su hijo?

—Cuando uno se compromete es un acto de solidaridad con el prójimo, en mi caso entregar el tiempo. Tengo 60 años y la verdad es que cuando uno se entrega a su función da lo más sagrado que tiene, el tiempo. El que uno puede dedicarles a su hijo y a su familia.

 

—Ya estamos pensando en 2023 pero antes tenemos el 2022, ¿qué año imagina para el país, por ejemplo después del acuerdo con el FMI?

—Como soy una persona bien intencionada, voy a creer que es el mejor acuerdo posible dentro de las alternativas. La otra es caer en default, y en un país que viene agonizando creo que sería la estocada final. Gobernar es asumir responsabilidades, por sí o por no, pero no se puede hacer el distraído.

“Lo que más me duele es que empezamos con la pierna izquierda. Yo le creí al Gobierno cuando dijo que no iba a hacer un acuerdo con ajustes, y ya estamos empezando a debatir si ese ajuste (en las tarifas) va a ser de más del 50%. Ya empezamos a dilapidar lo poco de credibilidad que le estaba quedando al Gobierno”, consideró.

 

—Hablando de credibilidad, ¿qué cree que pasó con la imagen de Alberto Fernández, que al comienzo de la pandemia alcanzó niveles de aceptación superiores al 80%?

—Esa es la gran debilidad de lo que hablábamos al principio, una cosa es haz lo que yo digo pero no lo que hago. Me parece que la política debe ser un ejemplo y en eso se ha cometido un error.

La Argentina no se agota en la provincia o en la Ciudad de Buenos Aires (NdeR: por los anuncios del Presidente junto a Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta durante los primeros meses de pandemia). El país tiene 45 millones de habitantes y todas las provincias deberían haber sido acompañadas, sentirse acompañadas y siendo parte de esa gran mesa de gestión que deberíamos haber tenido”, agregó Berni.

 

—¿El ‘vacunatorio vip’ y el ‘Olivos gate’ contribuyeron en la falta de credibilidad de la figura presidencial?

—Lo de Olivos fue —y no lo digo ahora sino que lo hice en su momento y lo escribí, por lo cual el Presidente se ha enojado mucho– la gran causa de la caída en la imagen del Alberto Fernández, lamentablemente. Me gustaría, más allá de las disidencias que tengo con el Presidente, que eso no hubiera pasado. Cuando se pierde credibilidad se pierde la sustentabilidad del gobierno.

 

—Después de ese enojo, ¿hoy tiene dialogo con el Presidente?

—Obviamente no, y no por parte mía.

 

—¿Con Cristina habla?

—No, desde que se cerraron las listas. Tuvimos una mirada distinta en la manera de afrontar tácticamente las elecciones. Obviamente ella privilegió la construcción con actores con los cuales yo no me siento identificado y decidí irme.

 

—¿Se fue del kirchnerismo?

—Si, pero a mí nunca me va a escuchar criticándola, (porque) creo en los valores de Cristina. No tengo ninguna duda que es una de las dirigentes más reconocidas y con una gran mirada estratégica del país. Pero hemos disentido en cosas fundamentales y cuando tiene esa diferencia siente que perdió la conducción.

 

—Cómo peronista ¿qué piensa de la decisión de Máximo Kirchner de renunciar a la presidencia del bloque oficialista?

—Mire, yo creo que otro de los valores que ha perdido la política es la coherencia. Me parece que Máximo Kirchner ha sido muy coherente. Ha expresado que no está de acuerdo con esta mirada de resolver el conflicto con el Fondo y mal podía defender un proyecto en el cual él no cree. Me parece muy sincero de su parte, a pesar de asumir el costo político que pagó por esa decisión.

 

—Es curioso que parezca que Juntos por el Cambio esté más decido a votar a favor del acuerdo con el Fondo que el oficialismo. ¿Será porque ellos contrajeron la deuda? 

—La verdad es que conozco a muchísimos diputados y senadores y no he hablado con ninguno que esté convencido. Nadie, de los que yo hablé, está convencido de lo que tiene que votar. Obviamente hay que tomar una decisión entre dos posiciones y esto no es para tibios. Creo que la oposición tiene la obligación de acompañar porque es una gentileza optar por un principio de solución de un problema que se generó en el gobierno de ellos. Del lado del oficialismo no hay nadie que esté convencido.

 

—Usted mencionó que en la política hay cada vez más improvisados y tibios, ¿por qué llegan?

—Porque hay un gran vacío. Se especula permanentemente y la política no se concibe como un beneficio de conjunto sino como un beneficio personal. Hay muchos improvisados, pero todavía la política tiene muy buena gente. Buenos cuadros, no solamente del peronismo... Los tiene el radicalismo, inclusive hay gente del PRO a la que respeto por su formación intelectual... con la izquierda también. Que después esté de acuerdo o no, es otra cosa.

 

—Hablemos de su área. Parte del problema de inseguridad que tiene el países la Justicia?

—El concepto de seguridad no es un concepto abstracto, es dinámico, multitagencial y multidimensional. Están aquellos que creen que cuando hablamos de seguridad hay que hablar de policía, pero es una mirada muy reduccionista. Es una construcción colectiva, dinámica, que empieza en el seno familiar con la incorporación de valores, con la educación, con la contención social y con la Justicia, obviamente.

“En la provincia de Buenos Aires, con un sistema de resocialización en el sistema penitenciario, el 85% de los delitos graves es cometido por gente que ya estuvo presa o que debería estar presa. Esto necesita un abordaje mucho más profundo”, estimó. Y agregó que “el gobernador Kicillof ha decidido la construcción de doce cárceles, y esto tiene que ver con la posibilidad de resociabilizar a esos delincuentes y devolverlos a la sociedad como hombres de bien y no como delincuentes más avezados”.  

En ese sentido indicó: “Hoy uno ingresa al Servicio Penitenciario por haber robado una billetera y sale preparado para ser un ladrón de bancos. Y eso es porque hoy no se resociabiliza porque electoralmente no es rentable. Una de las causas por las que acompaño a Kicillof es porque no especula y está haciendo cambios estructurales que la provincia necesita.

 

—Si bien esta abocado a la responsabilidad de gestionar la seguridad de 17 millones de personas, ¿cuál es su meta en la función pública?

—La meta de cualquiera de los que abrazamos a la política como una herramienta de transformación es ocupar el máximo lugar de responsabilidad, que es donde realmente se transforma, donde se proyecta la grandeza del país. Ese lugar es la Presidencia de la Nación.

 

—No hay ningún cura que no quiera ser Papa...

—No es una cuestión de querer, es una cuestión de sentir. No es capricho ni vanidad, es una vocación transformadora...