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El dilema de Alfaro: conformar a todos o defender su ideología

Boca se bajó de la pelea por el título. La derrota ante Atlético Tucumán por 2 a 1 lo dejó sin chances futbolísticas, aunque matemáticamente posibilidades existen, cuando restan seis fechas y la diferencia con los lideres es de 10 unidades

22 de febrero, 2019 - 18:04

El Xeneize dejó pasar el tren con destino al sueño del tricampeonato y hacer historia en el fútbol Argentino. Duró poco la esperanza de subirse y de llegar, por lo menos, a la próxima estación Florencio Varela, donde lo espera Defensa y Justicia, para achicar la brecha  y meterle presión a uno de los punteros de la Superliga.

Boca cometió muchos errores que terminó pagando caro. Mucho tuvo que ver la decisión que tomó Gustavo Alfaro con los cambios de un partido a otro. El recambio de seis jugadores que hizo de Lanús a Tucumán. Esos cambios le costaron caro. No sólo en el andamiaje del equipo, sino también en el resultado.

Alfaro en su trayectoria de 25 años pocas veces se mostró como un técnico que cambia mucho el equipo de una fecha a la otra. La inestabilidad de este Boca juega en contra de lo que siempre pregonaron los equipos este entrenador: equilibrio en todas sus líneas.

Hoy, el entrenador padece un problema que le impide ser él. Da la sensación de que quiere conformar a los futbolistas, tenerlos contentos y felices a todos, en lugar de defender su ideología de juego, de ser fiel a sí mismo. Por ese motivo, rota entre un encuentro y otro, para que jueguen todos. Pero con esta decisión se sale del libreto y contrasta con su forma de juego: un equipo sólido en defensa, combativo en el mediocampo y con dos delanteros, marca registrada del último Huracán.

Boca no está a la altura de los líderes del torneo, Racing y Defensa y Justicia. La Academia es un equipo sólido, intenso, convincente desde su forma de buscar lo que pretende, donde la continuidad de un mismo once hace que se vaya afianzando en su forma de juego.

Por su parte, el conjunto de Sebastián Beccacece no tiene jugadores que marquen diferencia desde sus nombres y apellidos, pero se consolida a través de su juego colectivo. Tiene una manera de jugar que la repite fecha tras fecha. Y obtiene buenos resultados.

Boca, en cambio, es un equipo en construcción. Ese armado provoca que pruebe variantes, obviando la idea de que la construcción también es posible con la repetición de los mismos protagonistas. ¿Por qué no intentar siempre con el mismo equipo? Por ahora, en la cabeza de Alfaro no está repetir el once y ahí está el mayor error del técnico.

Parece que el deseo es satisfacer a los jugadores en lugar de buscar una identidad de juego con su propio estilo. Esos cambios de piezas hacen que el equipo un día sea una defensa sólida con poco ataque. Otro día, una defensa desprotegida y que de tres cuarto de cancha hacia adelante sea intenso y ataque bien. Pero siempre con una característica que emana en cada partido: la cantidad de cambios.

Desde su llegada como entrenador, probó diversos esquemas repitiendo pocos futbolistas. Tantos son los cambios que no se conoce la verdadera identidad de su equipo.

El gran problema de Alfaro es que no mantiene un mismo equipo. Que no se la juegue con los mismos futbolistas. Si para él, la bandera de su equipo es Tevez, que apueste a él todos los partidos. Si el que está mejor es Zarate, que le dé continuidad. Sí Benedetto es el centro delantero que más lo conforma, que lo banque y que Wanchope espere en el banco.

El entrenador podría defenderse frente a las criticas aduciendo que lleva poco tiempo al frente del plantel.

Desde que asumió el 2 de enero, Boca jugó dos amistosos (una derrota ante Unión y una victoria contra Aldosivi). Además, disputó cinco encuentros oficiales: un empate (vs. Newell´s), tres victorias (San Martín de San Juan, Godoy Cruz y Lanús) y una caída (contra Atlético Tucumán). Pero en estos 45 días probó todas las variantes posibles. Ensayó esquemas nuevos. Improvisó. Innovó. Mezcló jugadores de iguales características como por ejemplo Caros Tevez – Mauro Zarate, Wanchope Abila- Darío Benedetto y el equipo sigue sin aparecer. Los cambios son permanentes. Lo que llama la atención es que un día hace pieza por pieza, pero en general busca almacenar talentos en ataque y hasta termina desordenando al equipo como pasó en el segundo tiempo frente a Atlético Tucumán. 

El tiempo que tuvo ya se lo consumió. En Boca, ya no hay más tiempo. En doce días debutará en la Copa Libertadores, el principal objetivo del 2019.  El técnico no puede seguir probando, deberá actuar. Tendrá que resolver cuanto antes el dilema que arrastra hace varios partidos: conformar a todos los jugadores para dejarlos felices y contentos o defender su ideología de juego con un mismo equipo, pensando en el debút en la Libertadores.