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¿Colapsa el Estado nacional?

08 de octubre, 2018 - 12:41

Cuenta una interesante historia, que en ocasión de la disolución de la URSS en los años 90, el cosmonauta Sergei K. Krikalev, tripulante de la estación Mir, debió permanecer casi un año varado en el espacio, ya que el Estado ruso había colapsado y carecía de los fondos necesarios para traerlo a Tierra de regreso. 

Nosotros, la Argentina, carecemos por el momento de estaciones orbitales tripuladas, aunque construimos muy buenos satélites. Pero tememos, al igual que los rusos, un Estado que, también, puede estar colapsando.

Sucede que no son pocos los economistas profesionales que señalan los efectos negativos de las últimas medidas económicas respecto del rendimiento de la economía real. Concuerdan, casi todos ellos, que con esta última batería de medidas económicas, sólo enfocadas a traer calma a los mercados financieros. Nos exponemos a dos peligros muy concretos.

Uno inmediato y bien conocido, que es una profunda recesión de la economía. El otro, que es mediato y menos estudiado, es el de un progresivo colapso del Estado.

Uno que comenzará a materializarse por las reducciones presupuestarias, aplicadas a áreas salario intensivas como las de Defensa, la Seguridad, la Educación y la Salud. Y que harán que los ya exiguos montos destinados al mantenimiento y al funcionamiento, prácticamente,  desaparezcan.

Por ejemplo, sabemos a ciencia cierta que casi el 90% del presupuesto asignado a nuestra Defensa es destinado al pago de sueldos y pensiones, por lo que solo una pequeña parte, digamos un 10%, es destinado para su mantenimiento y funcionamiento. Si, hasta donde sabemos, estas reducciones rondan el 7%, nos preguntamos cómo harán las dependencias oficiales para afrontar estos gastos.

Algo similar ocurre con la Salud, un área que sabemos que, en virtud de un criterio de ahorro mal entendido, ha suspendido campañas vacunatorias ya previstas. Otro tanto sabemos con un creciente número de escuelas que no pueden abrir sus puertas por presentar insalvables daños en sus edificios e infraestructura educativa. Todo ello, con las previsibles consecuencias para la salud y para la educación de los argentinos.

Como vemos, no sería extraño que actividades que hasta el momento se realizaban con cierta normalidad, ya no puedan cumplirse. Y presuponemos que algunas de ellas, especialmente las vinculadas a nuestra salud, educación, defensa y seguridad, dejen de ejecutarse, con los consiguientes trastornos.

En pocas palabras: nos preguntamos cuánto tiempo estarán varadas importantes instituciones del Estado nacional, como sus hospitales y escuelas públicas, así como las fuerzas policiales, de seguridad y militares y, lo que es más importante, qué consecuencias tendrán.

Prometo mantenerlos informados al respecto.