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A 20 años de la Invasión a Irak: mentiras y errores de un plan global

Eran las 5:30 de aquella mañana del 20 de marzo de 2003 cuando se escucharon las primeras detonaciones en Bagdad. Detalles de un plan que escondía el engaño

Por Redacción

20 de marzo, 2023 - 13:58

Una hora y media antes de que las bombas cayeran sobre Bagdad, capital de Irak, el entonces presidente estadounidense George W. Bush había enviado un ultimátum a Sadam Husein para que abandonara el poder y saliera del país. Era el 20 de marzo del 2003, y el mensaje del americano era inminente: "Las fuerzas estadounidenses y de la coalición han comenzado una campaña de acción conjunta contra el régimen. Más de 40 países de todo el mundo servimos a la paz del mundo. Y nuestra misión es clara: eliminar las armas de destrucción masiva de Irak".

 

George Bush en el anuncio del ataque de 2003

La justificación de esta invasión estaba basada en una mentira, y la "coalición de voluntarios", que estaba encabezada por Estados Unidos, ayudó a disimular que dicha guerra era ilegal y no tenía autorización. El 9 de abril, con la cara tapada por máscaras, los soldados estadounidenses tiraron abajo una estatua del líder irakí. Bagdad había caído.

Bush afirmaba en ese entonces que "las operaciones de combate importantes en Irak terminaron. Estados Unidos y nuestros aliados prevalecieron". El discurso lo hizo vestido de militar y a bordo de un portaaviones, apenas 40 días después de aquellas explosiones en Bagdad. Pero la invasión estaba por dejar un tendal de insurgencia, violencia sectaria, una potencial guerra civil, y condiciones que favorecerían la expansión del Estado Islámico. Las tropas estadounidenses permanecieron hasta diciembre de 2011, nueve años después del primer ataque. 

 

En el transcurso murieron entre 275.000 y 306.000 civiles, mientras que 4.431 soldados estadounidenses perdieron la vida. Y con el correr de los años se terminó de descubrir que semejante matanza fue un error: "Nos equivocamos con las armas químicas, nos equivocamos con las biológicas, y con las nucleares: Sadam Hussein ya no tenía esos programas. Los había desactivado y desarmado", expresó Andy Makridis, encargado de trasladar la información de inteligencia del presidente Bush entre el 2002 y el 2004. 

Cuando Sadam Hussein fue capturado, en diciembre del 2003, les dijo a los estadounidenses que ya había renunciado en secreto a esos programa, con la firme intención de que Irán no lo supiera. Imaginó que, tratándose de la CIA, los norteamericanos tendrían el dato certero de que en Irak ya no había armas peligrosas. "Le creímos", dijo Michael Morell, ex director de la CIA, en un programa de televisión, "porque en ese momento Hussein estaba seguro de que iba a ser ejecutado, y quería que su historia se contara al mundo. No estaba disimulando. Y lo que contó, encajaba con los hechos".

 

No había nadie en el círculo de Sadam Husein que tuviera contacto con Estados Unidos, por lo que no existía forma de conocer sus planes reales, y además la confirmación de la información era parcial. "Buscábamos elementos que confirmaran nuestras hipótesis, en lugar de buscar la verdad", afirma Makridis.

Tanto Michael Morell como Kristin Wood, quien en aquel entonces era directora de la rama antiterrorista y de la oficina de análisis del Centro Antiterrorista de Estados Unidos, admiten que recibieron presiones de miembros del Gobierno para establecer un vínculo entre Irak y Al Qaeda. "El Gobierno buscaba que describiéramos la situación de otra manera", dice Morell. ·Estos mismos miembros del Gobierno, como el vicepresidente Dick Cheney, hacían declaraciones inconsistentes con la información de inteligencia".

 

Sadam Husein

En la CIA elaboraron varios documentos para la preparación del discurso de Colin Powell, el entonces secretario de Estado, pero cuando recibieron el primer borrador, este había sido redactado por la oficina del vicepresidente Cheney. “No solo el personal del vicepresidente había escrito sus propios documentos analíticos para incluir sus valoraciones en el discurso del secretario. También habían presionado su punto de vista”, escribe Morell en sus memorias. El propio Powell se mostraba escéptico ante los borradores que le habían escrito. George [Tenet], ustedes se creen esta mierda sobre Irak y Al Qaeda, ¿verdad?”, le preguntó al director de la CIA, según relata Morell en el libro.