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Roberto Matosas: su pasado en River en epocas de "vacas flacas" y la herida que nunca cicatrizará en la historia millonaria

En dialogó con El Ciudadano desde Veracruz, el uruguayo habló sobre su paso por la institución de Núñez, en épocas muy difíciles para el club

12 de agosto, 2021 - 19:39

El 14 de agosto de 1975, River se consagró campeón del Metropolitano luego de 18 años de sequía, ganándole 1 a 0 a Argentinos en La Paternal. Esa fecha quedará grabada para siempre en la retina de todos los riverplatenses porque la espera había sido demasiada larga. El último título obtenido había sido en 1957, coronando un tricampeonato desde 1955, cuando Ángel Labruna era la gran figura de River, cerca del retiro y José María Minella el técnico.

En ese lapso de tiempo, varias circunstancias hicieron que el Millonario no pueda consagrarse campeón. El penal errado por Delem ante Boca en el '62, la mano no cobrada por el árbitro Guillermo Nimo al defensor Luis Gallo de Vélez en el '68, campeonatos que parecían ganados y perdidos en las últimas fechas de manera increíble. No obstante, grandes jugadores como Ermindo Onega, Luis Artime, Luis Cubillas y Roberto Matosas no pudieron dar jamás la vuelta olímpica con la camiseta de la banda roja y sufrieron ese mote de “gallinas” por la falta de títulos.

“Perdimos la primera final en la Copa Libertadores '66 ante Peñarol (2-4) y por no haber sostenido un resultado 2 a 0 que obtuvimos durante el primer tiempo, salió el mote de gallinas”, aclaró Matosas sobre el lacerante apodo que sufrió en carne propia.

En 1964, el uruguayo fue comprado por River en 33 millones de pesos, siendo una cifra totalmente récord para aquellos tiempos. Cuando arribó, el club no estaba pasando por un buen momento futbolístico, ya que vivía una época de vacas flacas por la falta de títulos. En sus cuatro años de estadía, el mediocampista no tuvo un rol activo en el Millonario y permaneció hasta 1968, cuando regresó a Peñarol.

En dialogó con El Ciudadano desde Veracruz (México), Matosas Postiglione habló sobre su paso por River en esas épocas. Cuál es la herida que nunca cicatrizará en la historia millonaria, el recuerdo del gol que le hizo a Boca en la Bombonera, quién es su jugador favorito, cuál es la delantera más potente a la que le tocó enfrentar, y además, a que deportista español admira. 

- ¿Qué recuerdos tiene de su paso por River durante cinco años en la década del '60?

- Un privilegio haber sido jugador de esta gloriosa y prestigiosa institución. Me sentí muy bien. Siempre, aun siendo una etapa de vacas flacas, ya que no obtuvimos ningún título en los cinco años que integré esos planteles.

- ¿Por qué de vacas flacas?

- Porque en esos años no ganamos nada. Me tocó ser parte del equipo millonario que perdió la primera final en la Copa Libertadores ante Peñarol y por no haber podido sostener un resultado 2 a 0 que obtuvimos durante el primer tiempo, salió ese mote de gallinas.

- ¿Todavía no cicatriza la herida de haber perdido la primera final de esa copa?

- Realmente esa herida nunca cicatrizará.

- ¿Cómo tomaron ustedes que un hincha de Banfield haya tirado una gallina al campo de juego como cargada por recibir ese apodo?

- Cómo una reacción que le puede suceder a cualquier jugador de un equipo que pierde una final. Y más una Libertadores.

- ¿River lo adquiere en un monto que para la época era una cifra récord?

- Sí, aunque lo más importante para mí era responder a las expectativas. Llegué en enero de 1964, cuando River me compró en 33 millones de pesos que para la época fue una cifra totalmente récord. Recuerdo que había debutado en Peñarol, donde gané títulos nacionales e internacionales. Permanecí en River hasta 1968, cuando regresé al Manya.

- ¿Es verdad que casi se cae su llegada al Millonario por problemas de salud?

- Durante el examen con el electrocardiograma una de las ondas no coincidía con lo que los facultativos necesitaban ver para dar conformidad a mi estado de salud. Regresé a Montevideo, durante una semana estuve siendo observado y bajo los análisis desde todas las perspectivas y el Dr. Cossio, dictaminó que lo que sucedía con la onda T negativa, no era un impedimento para que yo siguiera jugando.

- ¿De dónde nació el apodo Gorda Matosas a la fan número 1 de River?

- Haydee fue un mujer de excepción como hincha millonaria y le regalé mi camiseta. De ahí, ella misma se autoetiquetó con mi apellido. Tengo un gran recuerdo de ella porque jamás nos criticó, ni nos echó en cara nada; siempre nos reconocía hasta lo más mínimo que podíamos hacer dentro de un campo de juego. Además, con un valor a prueba de balas, desafiando a cualquier hincha cuando nos acompañaba en las distintas canchas de Argentina.

- ¿Qué enseñanza le dejó Renato Cesarini?

- Extraordinario entrenador. Con él aprendí cómo se juega al fútbol. En una época se decía que Estudiantes hacía reuniones y charlas para hablar de los partidos. Le preguntamos si no deberíamos hacer lo mismo y nos contestó: ´Nosotros somos River. Que ellos sigan hablando de nosotros´. Técnicamente no hubo ninguno superior, estaba en los detalles más finos del fútbol.

- ¿Y de Ángel Labruna?

- Sabía liderar los ambientes más disímiles y le encontraba a cada uno maneras de hablar. Muy respetuoso y con gran convencimiento de lo que era dirigir a River. Además, un amor sin límites por el club.

- ¿Cree que Marcelo Gallardo tiene similitudes de Labruna como entrenador?

- No conozco al Muñeco. De todas maneras no se pueden comparar entrenadores de épocas tan distintas como a la que cada uno ha enfrentado.

- ¿Qué historia podría contarme del Loco Gatti, a quién tuvo como compañero en la institución riverplatense?

- Gatti fue un jugador de enorme personalidad y un innovador en la portería. Gran fuerza anímica y una confianza en sí mismo que hacía recordar aquella sentencia del filósofo hindú Krisnamurti: "la religión de todos los hombres debe ser creer en sí mismos". Esa era la religión de Gatti y lo demostraba en cada partido.

- Compartió plantel con Roberto Perfumo.

- Sí, otro grande del fútbol argentino. Por cualidades como zaguero y por su mentalidad. Muy preparado e influyendo con su personalidad en los equipos que jugó. Un líder.

- Fue compañero de Amadeo Carrizo. ¿Qué destaca de su persona?

- Aun jugando con él había que aplaudirlo con las intervenciones sorprendentes que hacía gala. Gran compañero, un caballero, jamás sintiéndose el Rey de Reyes. Aunque lo fue.

- ¿Qué recuerda de aquel encuentro jugado en la Bombonera que marcó un gol de penal?

- Tirar un penal en la Bombonera y convertirlo es una enorme alegría por el ambiente que rodea siempre un River-Boca. Jugar en la cancha de Boca era una gran motivación. Estadio lleno, coros energizantes, ambientes únicos.

- ¿Qué sintió al jugar en el Monumental?

- Saber que ahí también habían jugado Bernabé Ferreira, Perdernera, Moreno, Labruna y el enorme Loustau. Y que el rendimiento nuestro siempre sería comparado con esos ídolos.

- ¿Se podía vivir del fútbol en su época?

- Daba para una casita y un coche, nada más.

- ¿Cuáles fueron los uruguayos que más influyeron en River?

- Han sido tres: Walter Gómez, Enzo Francescoli y Antonio Alzamendi. Por todo lo que mostraron con la camisa de River: calidad excelsa, permanente preocupación para los rivales, tranquilidad para los compañeros de saber que ellos estaban adentro para resolver partidos y campeonatos.

- ¿Qué opinión tiene acerca de Francescoli como director deportivo?

- Que no solamente fue un gran jugador, también ha dado muestras de liderazgo administrativo, una amplia visión de lo que es River y el brindar todas las posibilidades para el mejor rendimiento a todo un plantel: entrenadores y jugadores. Ha extendido su liderazgo con su presencia fuera del campo de juego.

- ¿Qué diferencia existe entre el futbol argentino y el uruguayo?

- En aquella época lo que más me costaba era visitar las distintas canchas ya que en Montevideo siempre jugábamos como locales, en el Estado Centenario. Me acostumbré a ese tipo de alternativas y realmente aprendí enormidades, no solamente por la adaptación a ambientes a veces hostiles, sino porque comprobaba que jugábamos mejor fuera que en el Monumental.

- ¿Por qué recayó la competencia de los equipos grandes uruguayos en las copas internacionales?

- Los jugadores que hacían goles y, además, equipos que solo cambiaban uno o dos jugadores por año. Hoy es muy complicado armar un equipo que cada seis meses cambian a 7 u 8 y con entrenadores diferentes. Con cada equipo tienes diferentes etapas. Con Peñarol debuté y fui campeón de la Libertadores, campeón intercontinental, campeón uruguayo, etc. Años diferentes en River, con aprendizajes que marcaron mi vida en el aspecto emocional y por haberme sentido tan a gusto en un club que me trató extraordinariamente bien.

- Usted jugó en el Mundial de 1970. ¿Qué recuerdos tiene al respecto?

- Logramos un cuarto lugar sin nuestro mejor jugador que era Pedro Rocha. Claro en esos años salir cuarto era una 'media amargura', ya que para un uruguayo lo peor es jugar una final y salir segundo. Menos mal que quedamos cuartos.

- ¿Qué se siente disputar una Copa del Mundo?

- Herederos de una gran tradición futbolística que nos legaron títulos, generosidad, el orgullo celeste y, fundamentalmente, humildad. Continuar dignificando una actividad que necesita ser siempre muy bien representada.

- ¿Cuál fue el jugador que más lo sorprendió en una cancha?

- Pelé. Técnica superior, carácter, y jamás se descontrolaba. Animaba, corregía, impulsaba. Y la preocupación de los que jugábamos contra él que en cualquier segundo hacía la diferencia. Además, gran persona, un caballero.

- Lo enfrentó en la semifinal de la Copa del Mundo de 1970, con derrota por 3 a 1. ¿Qué tipo de rival era el O´Rey?

- Un caballero y de armas tomar si le querías jugar sucio. Un jugador que dominaba por su carácter, no se desesperaba y conducía a muchos de sus compañeros cuando el viento en contra hacía su aparición en los partidos.

- Como defensa, ¿Enfrentó a otra delantera tan potente como la del Brasil del '70?

- No, fue lo más completo que hemos visto, comparada con la del Real Madrid de Di Stefano, Puskas, Rial, Kopa y Gento. O los enormes jugadores de La Máquina de 1940: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau.

- ¿Cuál fue su jugador favorito de toda la época?

- Alfredo Di Stéfano. Recuerdo que detrás de una puerta del negocio de mi papá escribí cuando yo tenía 16 años que iba a ser mejor que Alfredo Di Stefano. Eran los años que Real Madrid arrasaba en Europa y escuchábamos y leíamos sobre los enormes jugadores que estaban forjando esos triunfos. El lídern era Alfredo. En un artículo que el gran periodista Santiago Segurola escribió en El país, en el año 2000, mencionaba una anécdota que le había contado Héctor Rial, también compañero en el Real. Mencionó que antes de un partido, en el túnel para salir al campo, él y Puskas le preguntaron que le pasaba que lo veían tan preocupado: "te imaginas jugar cada domingo con cincuenta mil personas que te vienen a ver y no podés defraudar?". Alfredo tenía la voluntad de un precursor, la convicción de un pionero, la firmeza de un conquistador. Un gran futbolista pensante, modelo de generosidad y esfuerzo volcado siempre en favor del equipo.

- A Maradona lo vio jugar pero no lo enfrentó. ¿Fue superior a Di Stefano?

- Diferente. Diego Armando Maradona fue adorado no sólo por sus prodigiosos malabarismos sino también porque era un dios sucio, pecador, el más humano de los dioses. Cualquiera podía reconocer en él una síntesis ambulante de las debilidades humanas, o al menos masculinas: mujeriego, tragón, borrachín, tramposo, mentiroso, fanfarrón, irresponsable. Pero los dioses no se jubilan, por muy humanos que sean. Él nunca pudo regresar a la anónima multitud de dónde venía. La fama, que lo había salvado de la miseria, lo hizo prisionero. Maradona fue condenado a creerse Maradona y obligado a ser la estrella de cada fiesta, el bebé de cada bautismo, el muerto de cada velorio. Más devastadora que la cocaína es la exitoína. Los análisis, de orina o de sangre, no delatan esta droga. Lo dijo Eduardo Galeano y pienso lo mismo.

- ¿Por qué admira a Rafael Nadal?

- 'No importa ganar tanto un Grand Slam o ser el N°1, sino cómo vas construyendo tu carrera. Lo que importa es el final del camino'. 'Yo no quiero ser mejor que los demás, eso no me interesa. Mi sueño siempre es superarme, quebrar mi propia barrera'. Palabras de Rafael Nadal.

- De Lionel Messi, ¿Qué es lo que resalta de él?

- Su carácter, su estabilidad emocional, la humildad y que no se cree Messi.