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El Gallego Méndez recordó su tumultosa salida de Unión de Santa Fe

El entrenador recordó su conflictiva renuncia al Tatengue para asumir en Vélez Sarfield, club del que es hincha. 

Por Redacción

01 de abril, 2024 - 20:57

Sebastián Méndez estuvo en la picota cuando en pleno campeonato local plantó a Unión de Santa Fe, equipo con el que cumplía una buena campaña, para irse a Vélez, el club del que es hincha y en el que formó como futbolista para afrontar la misma lucha que con el Tatengue.

Llovieran las críticas y él argumentó que se debió a un impulso del corazón por lo que el Fortín representa en su vida. Hubo incluso un duelo del morbo entre ambos equipos con la atención mayormente puesta en las reacciones de sus ex dirigidos que del 0-0 que arrojó como resultado.

Méndez logró el objetivo de salvar a Vélez y Unión también preservó la categoría de la mano de Cristian Kily González, a quien el Gallego considera un amigo. Tres meses después de su salida de Liniers ante el advenimiento de una nueva comisión directiva que contrató a Gustavo Quinteros, rompió el silencio.

En diálogo con el diario Clarín dijo: "era el más hijo de puta. Porque a mí me juzgaron y está bien. Sé en qué mundo estoy. Estoy seguro de que lo que hice en Unión está mal. Y yo lo expliqué. Ahora, yo no soy un pederasta; no soy un asesino; no soy un sicario; no le vendo droga a los chicos. Fue una decisión. ¿Está mal? Por supuesto que está mal y yo lo sé. Fue una decisión emocional. Y estaba Vélez en el medio. Después terminó bien, primero porque fue el Kily (González), que es un gran amigo, y después porque se salvaron. Así que cerró todo, fue una manera de sentirme bien. Fue un alivio".

Méndez explicó que dejó de ser el DT de Vélez porque "cuando empieza una persona o una comisión nueva, vos tenés que darles la posibilidad de que elijan. La urgencia de Vélez no es institucional, es deportiva. Entonces ellos tenían que estar seguros de las decisiones que iban a tomar. También es verdad que pasamos esos seis meses que fueron muy bravos".

A la distancia, el Gallego subraya que "estoy agradecido de que me hayan dado la chance. Y me sentí muy presionado. Me sentí muy jodido. No la pasé bien. No fue un momento de disfrute, pero es una sensación de orgullo, de haber hecho el trabajo. Eso es lo que me queda".