OPINIÓN

Cuando el Mundo Boca confunde una llovizna con una tormenta

Riquelme y compañía tienen un claro objetivo, antes de lo deportivo: encontrar paz en medio de una llovizna que algunos disfrazan de tormenta.

Por Hugo Fernando Videla

30 Septiembre de 2024 - 16:23

Riquelme luego de eliminar a River en abril del corriente año. — FOTO: X.

Hay varios sectores de la sociedad, la política y el periodismo especializado, que hoy están felices por el momento de Boca. El Xeneize perdió tres partidos seguidos, entre ellos dos clásicos (Racing y River), y el ciclo de Diego Martínez llegó a su fin.

El 2024 no es bueno, eso está claro. Sin títulos, eliminado de manera temprana en la Copa Sudamericana y con su archirrival como candidato a ganar su quinta Libertadores. Sin embargo, sería un grave error de Boca creer que esta llovizna es una tormenta.

El Mundo Boca se caracteriza por ser pasional. Ante una buena victoria cree que su equipo es invencible, y ante una derrota dura, que nada sirve. Los extremos siempre son malos. Ni una cosa ni la otra. Boca está atravesando una llovizna, pero la misma será pasajera, y en el corto plazo volverá a ser competitivo y protagonista.

Riquelme en la previa de ser elegido como presidente en 2023.

¿Por qué? Muy simple. Boca tiene una plantilla de extrema jerarquía, aunque muchos crean lo contrario. Futbolistas actualmente convocados a selecciones nacionales (Advíncula a Perú, Saracchi y Merentiel a Uruguay, Medina, Zenón y Brey en la Sub-23, Miramón y Aguirre en la Sub-20, todos estos últimos en Argentina) y jugadores con pasado muy reciente e históricos de sus combinados (Chiquito Romero, Rojo, Medel y Cavani). Aquí también podemos nombrar futbolistas con un enorme futuro, como son los casos de Anselmino (ya vendido al Chelsea), Milton Delgado y Changuito Zeballos.

El fútbol es actualidad y es cierto que varios de los futbolistas anteriormente nombrados están con un presente muy bajo desde lo individual. Sin embargo, no conozco malos jugadores que hayan vestido la camiseta de su selección. Si llegaron a ese nivel de privilegio, por algo fue. Un futbolista excelente puede tener malos momentos, pero nunca un futbolista malo puede tener momentos excelentes.

Por otra parte, algo que nos caracteriza a los argentinos es la falta de memoria. "Román, no te vayas nunca", gritan algunos hinchas de River de manera irónica, sin recordar que en los tres mano a mano que hubo en la gestión Riquelme, los ganó Boca. Uno de ellos, con Diego Martínez en abril del corriente año.

"Un presidente que no está preparado", también se vendió desde los medios durante mucho tiempo, cuando el actual titular del Xeneize estuvo involucrado en el fútbol por más de 20 años, donde compartió equipo e intimidad con futbolistas, entrenadores, representantes, mánagers, utileros, directivos y más. No solo en Boca, sino también en la Selección argentina, Barcelona, Villarreal y Argentinos Juniors. ¿En serio no está capacitada una persona que lleva dos décadas respirando fútbol?

Cierro esta columna de opinión con otro detalle, que tiene que ver con lo dirigencial. Otra de las características de este país es la de prejuzgar. Y así como prejuzgaron a Diego Latorre, y que por ser un exfutbolista no podía comentar (hoy es uno de los mejores en su puesto), hay una (mala) intención de un sector que busca dejar en offside a los exfutbolistas para que no se conviertan en dirigentes. El ejemplo de Passarella siempre asoma, como si el Káiser hubiera sido responsable del descalabro económico que generó la gestión Aguilar en River.

Hay que recordarles, a los sin memoria, que River, previo al descenso, no tenía plata ni para comprar calzoncillos. El propio Martín Galmarini lo expresó en una entrevista: tuvo que poner mil dólares de su bolsillo para comprar ropa interior para el plantel profesional... ¡De River!

Passarella no pudo enderezar a tiempo el barco de un descenso muy anunciado. Sin embargo, el excapitán y DT de la Selección argentina tuvo el ojo suficiente para traer a futbolistas que le dieron muchas alegrías al Millonario: desde Barovero, pasando por Maidana y Carlos Sánchez, Ponzio y Mora, por nombrar a algunos. 

Lo mismo sucedió en el inicio del ciclo de Juan Sebastián Verón en Estudiantes, y le pasará algo similar a Diego Milito si finalmente logra ganar las elecciones en Racing. Críticas y dudas, por el simple hecho de haber jugado a la pelota.

En la era Riquelme, el hombre más criticado, Boca ha estado lejos de vivir una crisis semejante a la heredada por Passarella. Al contrario, año tras año las arcas del club están repletas de dólares producto de una gestión acorde a una institución grande como el Xeneize.

Desde lo deportivo, está claro que seis títulos en cuatro años no alcanzan para satisfacer a un hincha tan exigente como el de Boca, pero siempre dio pelea en todos los frentes y llegó a instancias decisivas, como en la Libertadores de 2023.

Aún le quedan dos certámenes a este Boca 2024: la Copa Argentina (siendo el único grande todavía en competencia) y la Liga Profesional, donde está muy atrás de Vélez, líder absoluto. Sin embargo, también está lejos la línea de llegada. 11 fechas significan 33 puntos, en los que Boca tiene la obligación de mejorar su campaña. Material para revertir el mal pasar futbolístico tiene y de sobra.

Principal objetivo para Riquelme y el Mundo Boca: encontrar paz y un paraguas para no mojarse en esta intensa llovizna, que algunos disfrazan de tormenta.