Acá y allá: el sueño hecho realidad

En Córdoba estaban varios y varias, entre tanto color azul. El Virulana, la familia Pons, la Gisell, el Huguito Berón, los Aciar, el Diego Molina, el Héctor Benegas, los Reale, el Vargas, el Martín Pescador de los que vimos.

Y en Mendoza, aún calientes con el Zonda pero con los corazones igual de encendidos; el Dario Onorato, el Villalobos, Miguelito, el Maturano, el Moraga entre tantos, sufrían y gozaban con las imágenes paganas que reproducían fielmente lo que ocurría en el Mario Alberto Kempes.

Allá y acá. Acá y allá. De mapa a mapa, se sufría con ese primer tiempo en que al equipo azul no se le caía una idea, pero que no se cayó anímicamente tampoco. Y a partir de una buena remontada futbolística, puso a Almirante Brown-de buen primer periodo- contra las cuerdas, pero que se quedó sin combustión.

Y allá y acá. Y acá y allá se tomaban las cabezas por el tiro fallido de Ham en el travesaño y por el cocazo afuera de Ramis. Pero de este a oeste y desde todos los puntos del Planeta Azul, se unían en el grito cuando Sánchez capturaba un rebote y la mandaba a guardar tras dar sutilmente en el horizontal y cuando Ramis definía sobre la salida de Rodríguez.

Era el Cordobazo Leproso. De la mano de un equipo de laburantes que batallaron en todo un torneo sobreponiéndose a tanta contingencia. El mal inicio, el atrapar la punta, cederla, recuperarla y llegar a la final luego de vencer al Deportivo Maipú de visita.

Allá y acá o acá y allá se inició la caravana leprosa por calles cordobesas hasta la concentración de Independiente Rivadavia. Que continuó este lunes en Mendoza con la llegada del plantel al Bautista Gargantini.

Allá, acá y en todas partes y en las portadas de los diarios, como en el llanto emocionado, en la felicidad y en el sueño hecho realidad en tantos simpatizantes azules ya se sabía: Independiente Rivadavia de Mendoza es de Primera.