El Arte cuenta con referentes mujeres como Lavinia Fontana

Lavinia Fontana fue una de las mujeres más adelantadas de la historia del arte, nació en Bologna, Italia, en 1552, se formó en el taller de su padre, el famoso pintor manierista Prospero Fontana y se profesionalizó en su oficio de una manera exhaustiva. Comenzó a pintar a desde pequeña y su amor por las artes plásticas la llevó a convertirse en una de las pintoras más avanzadas de su época.

A medida que se hizo más conocida, Lavinia comenzó a recibir encargos de clientes importantes, incluidos miembros de la nobleza y la realeza. Pintó retratos de algunas de las mujeres más poderosas de su época, incluyendo a la reina Christina de Suecia y a la duquesa de Toscana, Cristina de Lorena. También pintó retratos de hombres importantes, incluyendo al Papa Clemente VIII y al cardenal de Médici.

A pesar de que Lavinia se especializó en retratos, también pintó escenas religiosas y mitológicas. Su estilo se caracteriza por su realismo y su atención al detalle, y su uso del claroscuro para crear una sensación de profundidad. Sus pinturas también son conocidas por su gran habilidad para capturar las emociones y los sentimientos de sus sujetos.

Lavinia Fontana tuvo un gran impacto en la historia de la pintura, no solo como una de las primeras mujeres artistas profesionales, sino también como una artista talentosa y respetada. Su trabajo ha sido comparado con el de sus contemporáneos masculinos, incluyendo a Caravaggio y Tiziano y quizá lo más importantes es que su legado continúa inspirando a artistas de todo el mundo.

De hecho sobre el final de su vida, Fontana, fue reconocida por sus pares y hasta se llegó a acuñar una medalla en su honor, algo que no era precisamente común por aquellos años.

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Lavinia Fontana y el pedido a su prometido antes de casarse

Además hay muchos hechos en la vida privada de esta artista que la posicionan en un lugar sumamente avanzado, ya que contrajo matrimonio recién a los 25 años, pero para eso su prometido  Paolo Zappi, aceptó hacerse cargo de las tareas del hogar, cuidar a los hijos de ambos e incluso ayudarla con algunos de sus trabajos ya que él también era pintor y se especializaba en retratos y pinturas religiosas.

Juntos, Lavinia y Paolo formaron una poderosa dupla artística, y trabajaron juntos en varios proyectos. Paolo se encargaba de la preparación de los cuadros y de la realización de los bocetos, mientras que ella le daba los toques maestros a la pintura final. Esta colaboración les permitió a ambos aprovechar al máximo sus habilidades y conocimientos, lo que les permitió recibir encargos de clientes importantes y aumentar su reputación como artistas.

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Además, Paolo también actuó como representante y agente de Lavinia, ayudándola a obtener encargos y a negociar con los clientes. Es importante mencionar que en esa época las mujeres eran muy limitadas en cuanto a acceso a oportunidades laborales.