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Crisis e incertidumbre: cómo afecta la necesidad económica a la salud mental

En declaraciones con Metaverso, el médico psiquiatra y neurólogo Enrique De Rosa brindó un panorama sobre la situación económica en el país y su influencia en la sociedad

Por Redacción

02 de julio, 2022 - 13:52

La crisis económica de Argentina y sus efectos sobre los ciudadanos se metieron de lleno en el programa Metaverso de Ciudadano News, con Gabriel Landart y Rebeca Miranda, bajo una pregunta central: cómo afectan la incertidumbre y la necesidad económica en la salud mental.

En declaraciones con el programa, el médico psiquiatra y neurólogo Enrique De Rosa afirmó que "desde hace varias décadas, la definición oficial de salud en el mundo no es la ausencia de enfermedad, sino un bienestar completo que tiene que ver con lo económico, lo mental y lo físico del individuo, es decir su propia existencia".

En ese sentido aseguró que cuando una persona tiene algo, como lo económico, que lo atraviesa completamente "porque toma todas las áreas, hasta su valoración personal, la posibilidad de tener o no trabajo, la posibilidad de perder el trabajo, que no solo tiene un aspecto económico en cuanto a sus posibilidades de acceder a algo sino en cuanto a su valoración como persona", entonces definitivamente estos problemas afectan a la salud mental.

 

 

"Imaginemos este aspecto traumático repetido constantemente; imposibilita que el individuo en particular y la sociedad en general pueda establecer una identidad propia y viva constantemente en un desasosiego e incertidumbre. Las consecuencias pueden ser las patologías, pero el problema central es el estado de temblor y crisis permanente que le impide asentarse en cualquier lugar", explicó De Rosa.

Consultado sobre la posibilidad de que pueda influir en una persona el contexto y el hecho de que la sociedad, amigos o familiares estén pasando un mal momento económico, el profesional fue rotundo: "obviamente", y agregó que hay personas poco empáticas que no pueden hacer otra cosa con tal de 'vivir bien'.

Al ver que el de al lado sufre, "una persona con una mínima dosis de empatía se proyecta en el otro y eso inconscientemente nos hace pensar que la existencia del otro puede ser nuestra propia existencia y en eso se basa la estructura de lo social", explicó el especialista.

 

 

Por eso destacó que en la sociedad hay dos grandes grupos de personas. Por un lado, aquellos que conectan con el prójimo y viven constantemente en un estado de zozobra o angustia -aún cuando no sea la situación propia- y otros a los que ese contexto "los ha llevado a otras estructuras de personalidad", esta falta de empatía, lo que también es negativo.

 

¿Qué se puede hacer al respecto?

La incógnita muchas veces es cómo salir de esas situaciones. Categórico, De Rosa dice que "no hay posibilidad de solución sin aceptar que efectivamente se ha tenido una pérdida", es decir aceptarla sin tratar de ocultarla. "Empezar a encontrarle algún sentido a la propia existencia en medio de este caos pasará por elaborar ese duelo, buscar resoluciones prácticas o hacer un cambio vital, pero desde una mirada sincera con uno mismo", indicó.

Como antecedente eligió la crisis del 2001, a raíz de la cual mucha gente se fue del país, cambió de profesión o se replanteó su vida, mientras que otra gente quedó "detenida en ese espacio y nunca más se recuperó".

 

Contención familiar y contexto social

"Esos sacudones han roto también la estructura del tejido de lo social, lo familiar, entonces el gran problema es que colectivamente nosotros, los medios, tenemos que empezar a reconstruirlo, porque el gran drama es la ruptura de ese tejido que nos ayuda a sostenernos. Hay mucha gente sola y el fenómeno de la soledad es hoy uno de los dramas, un drama en el mundo", afirmó De Rosa.

Ante las recientes declaraciones del presidente Alberto Fernández, quien aseguró que el problema con los dólares tiene que ver con que "crecemos mucho", el médico indicó que "no hace falta pensar en el Chaco profundo o el conurbano bonaerense", ya que a cualquier persona que le alcanza para comer, vive en un umbral de subsistencia y así se replantea la existencia propia y del otro.

 

 

"Hay gente que literalmente no come, mucha, tenemos un nivel de pobreza del 50% y de golpe escuchamos que nuestro problema es que somos muy afortunados. Realmente es desesperante y para una persona que no llega a fin de mes y trabaja todos los días, qué posibilidades hay para que se levante al día siguiente viendo que va a seguir empujando esa piedra", expresó.

Es por eso que argumentó que "hay algo que puede hacer uno, pero también como sociedad, que es empezar a exigir que colectivamente se hagan cosas. Esto es muy tóxico, pasa con muchos políticos de cualquier orientación, parece que vivieran en otro país".

 

Países europeos: ¿mejor calidad de vida?

Sobre la conocida situación de países con altos estándares de vida como Suiza, Finlandia o Suecia, donde igualmente hay altos índices de depresión, el especialista explicó que "es un mito que viene de otras épocas donde no se tomaban variables como las depresiones estacionales", mientras que hoy el concepto de salud es muy amplio.

En ese sentido explicó que actualmente hay una gran epidemia del mundo, con 500 millones de casos de depresión. "Lo medido está más en países desarrollados, pero pasa que hay variables de tipo existenciales y el rédito económico o sentido de pertenencia también quedan excluidos", concluyó, como tantas personas en Argentina que quedan excluidas por su situación económica.