Vida más fácil
Cuando somos niños disfrutamos de la vida como realmente lo sentimos, y muchas veces terminamos sucios. Pero a medida que crecemos, llegamos a generar cierto apego (y placer) por las superficies limpias, incluyendo las prendas de vestir. Sin embargo, no estamos libres de que cualquier mancha venga a sacarnos de nuestro eje: la vida cotidiana está llena de suciedad.
Y sorprende que muchos de los elementos que tenemos en casa nos pueden ayudar a desterrar esas manchas caprichosas, que a primera vista podrían ponernos en cortocircuito. A continuación, una pequeña lista de trucos infalibles para sacar manchas de todo tipo.
1. Vidrios con una media
En este caso no se trata de sacar la mancha propiamente dicha, sino el proceso de secado. Muchos suelen utilizar papel de diario, pero esto conlleva dos problemas: actualmente casi no hay diarios, y ese tipo de papel puede dejar alguna que otra pelusa.
El truco es utilizar una media, que inclusive no deja manchas de tinta. Y tampoco dejará restos de polvillo o hebras de hilo esparcidas por la superficie.
2. Pasta dental para la madera
Antes que nada, mucha precaución para los exagerados: la cantidad de pasta dental que utilizaremos para limpiar las manchas de la madera es apenas del tamaño de un poroto. ¡Pero funciona!
Solo hace falta colocar un poco de dentífrico sobre la superficie de la madera manchada, y frotar con un trapo seco.
3. Muebles de cuero y pomada
Tal vez muchos la utilizan desde hace tiempo, pero vale aclarar que la pomada para zapatos es un ayudante fiel a la hora de limpiar muebles tapizados en cuero. Sin embargo, hay un detalle mínimo a considerar.
Se trata del color. La pomada nutre el cuero y evita que se descascare, pero debe ser incolora. Y del mismo modo que con los zapatos, hay que dejar que se seque y luego frotar con fuerza con un cepillo, para quitar la grasa sobrante.
4. Maquillaje en la ropa
Nos dan un beso de amor, y suspiramos. Pero cuando vemos que con esos labios también rozaron el cuello de nuestra camisa blanca, nos amargamos. Sin embargo, hay que mantener la calma.
Y de paso, detectar dónde está el agua oxigenada. Hay que dejar la prenda en remojo durante unos minutos, y luego a lavarla. Santo remedio.
5. Talco contra la grasa
Nos damos un banquete impresionante, con una generosa dosis de comidas grasosas. Y ¡oh, sorpresa!: apenas nos miramos al espejo, aparece una mancha transparente de grasa sobre la tela.
Si hay una mancha de grasa en alguna prenda, habrá que espolvorear talco sobre ella. Hay que dejar actuar durante un día (no frotarla), y lavar como de costumbre.
6. Bicarbonato para el colchón
No hablemos de responsabilidades o de motivos: nuestros colchones suelen mostrar a veces cierto tipo de aureolas que, además de antiestéticas, son un foco infeccioso.
Para evitar esto, nada mejor que el bicarbonato. Espolvorear el producto sobre el colchón, dejar actuar durante 3 horas, y luego aspirar. Chau a los ácaros.
7. Espejos y papas
Lograr que los espejos brillen en forma impoluta es posible con un producto eminentemente americano: la papa.
Basta con cortar una papa por la mitad, y frotar la superficie. A continuación, habrá que pasar un paño humedecido con agua y vinagre, y secarlo con una media (ver punto 1).
8. Licuadoras bien limpias
Es un electrodoméstico que nos facilita muchas tareas en la cocina. Pero que también se ensucia bastante, y a veces resulta complicado limpiarlo en profundidad. La solución: vinagre blanco.
Hay que echar un vaso de agua con un chorrito de detergente, y un chorrito idéntico de vinagre blanco. Encender la licuadora, enjuagar, y secar.
9. La tabla de cortar
La famosa tabla de cortar, en el caso de que sea de madera, suele ser un nido de infecciones. Para limpiarla a fondo, deberemos esparcir sal en su superficie, y frotar bien la mitad de un limón.
Luego de un rato, esperando que se seque, sacamos con cuidado la sal, y así nos despediremos de bacterias, olores, y amenazas.
10. El rallador de queso: eterno problema
Eterno problema hasta ahora. Porque con una papa podemos dejarlo en condiciones, libre de restos de queso o cualquier otra sustancia que hayamos utilizado en él.
Para limpiarlo, hay que cortar una papa por la mitad, y rallarla. El jugo del tubérculo hará que se desenganchen los restos de alimentos. El siguiente paso es lavar con agua, y dejar secar.