¿Habrá fractura?

La fuerte disputa entre La Cámpora y el sector de Kicillof amenaza la vigencia del kirchnerismo

La agrupación que lidera Máximo Kirchner le apunta al gobernador bonaerense porque cree que avala el accionar de un sector opositor a Cristina.

Redacción

Por Redacción

22 Junio de 2024 - 16:46

Axel Kicillof y Máximo Kirchner — web

El foco de la discusión en el kircherismo está puesto con más intensidad en la provincia de Buenos Aires, pero podría expandirse a otras provincias si no se zanjan los cuestionamientos internos.

Por estos días la interna en el espacio que responde a Cristina Kirchner y es liderado por su hijo Máximo se parece a una ola. Cuando baja, hay calma y se nota un aparente orden, pero cuando sube se desborda y la anarquía no aporta para conseguir alguna estrategia que intente reconstruir un fuerte dominio sobre el peronismo tradicional.

La molestia ya escaló a un nivel en el que nadie tiene en claro cómo va seguir la discusión interna y si será posible zanjarla, aunque parece que nadie tiene la voluntad de ordenar las cosas.

En el territorio bonaerense, el enojo aumenta día a día y la posibilidad de que el partido sufra una fractura en Buenos Aires empieza a aparecer en el horizonte.

Un ejemplo notorio, a esta altura del conflicto es el cruce entre el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, con Mayra Mendoza, la jefa camporista de Quilmes, y el pase de facturas entre el gobernador Axel Kicillof y La Cámpora permite que la desconfianza aumente.

Mayra Mendoza y Jorge Ferraresi, enfrentados por el poder.

El encono ya no se disimula y no hay un freno en las acusaciones. Como para acentuar la pelea, el lunes, el quilmeño desairó a su par al no invitarla a un acto que realizó en su territorio, y eso provocó la ira de la dirigente camporista. 

Muchos intendentes del conurbano que no son afines a ninguno de los dos, justificaron el enojo de Mendoza, ya que entienden que Ferraresi rompió un código básico de la política territorial.

En la organización que conduce Máximo Kirchner están convencidos de que si el quilmeño sigue en la misma actitud, "será el responsable de que el peronismo pierda la próxima elección". Y le cargan la posibilidad de que el partido se rompa en el distrito electoral más importante del país, lo que traerá en consecuencia un posible fracaso del espacio en la provincia de Buenos Aires en los comicios de medio término del año próximo.

Para esos dirigentes, Ferraresi "divide y confronta", atentando también contra la posibilidad de que Kicillof pueda ganar una elección presidencial en 2027.

Un dirigente de peso en la estructura camporista sugiere que "Ferraresi tiene que aceptar públicamente que su conducción política no es la de Cristina. Está haciendo todo para que el peronismo termine fracturado y compita por separado el año que viene".

En tanto, en el círculo íntimo de Ferraresi sostienen que "esto se resuelve con elecciones". "Si están enojados es porque algo bien estamos haciendo", sugieren, mientras parece que el intendente no está arrepentido por su accionar y cree que hay discutir fuerte con el kirchnerismo duro.

La solución, repiten una y otra vez sus allegados, es la elección. Primero competir, después ordenarse. No hay negociación posible.

Kicillof no alienta la confrontación pero tampoco la ordena. Y Cristina no mueve un dedo. Entonces, la discusión se expande y se multiplica en un espacio político que está lejos de cumplir con el histórico verticalismo que lo caracteriza. 

Por eso ya no hay una sola palabra ni una orden que no sean cuestionadas, y las discusiones son cada vez más horizontales, expuestas y frecuentes en una nueva y profunda discusión de poder.

¿Hasta cuándo aguantará CFK la situación, sabiendo que se está peleando en su último bastión electoral y que si la fractura es profunda no le alcanzará su poder para poner nuevamente en fila a su tropa?

Esa es la pregunta del millón que nadie se atreve a responder.