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Julián Álvarez, intrépido protagonista de la política en tiempos de la Independencia

Fue un actor clave en la participación de los hechos de Mayo de 1810, y firmó la petición para formar la Primera Junta. Su relevancia a nivel latinoamericano.

Carlos Campana

Por Carlos Campana

20 Junio de 2024 - 12:05

Julián Álvarez — web

Nacido en Buenos Aires el 9 de enero de 1788, Julián Baltasar Mariano José Luis de la Santísima Trinidad Álvarez fue un personaje cuyo nombre resonaría en la historia de América Latina. 

Hijo del próspero comerciante burgalés Saturnino José Álvarez y la criolla Ana María Perdriel, Julián creció en un hogar que valoraba la educación y el servicio público.

Su formación académica comenzó en el prestigioso Colegio de San Carlos y culminó con una graduación en leyes de la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca, una institución clave en la formación de muchos líderes independentistas.

Los hechos de Mayo y el Primer Triunvirato

Álvarez no se limitó a observar los cambios que se avecinaban; fue un actor clave en la participación de los hechos de Mayo de 1810, firmando la histórica petición del 25 de mayo que propuso la creación de la Primera Junta Provisional de gobierno.

Este acto de valentía fue solo el comienzo de una carrera política.

Tras la trágica muerte de Mariano Moreno, Álvarez asumió el liderazgo de la Sociedad Patriótica, la agrupación más liberal y radical de la época. Su participación activa en la vida política le llevó a ser arrestado durante la revolución de abril de 1811, pero su espíritu indomable no fue sofocado por el encarcelamiento, recuperando pronto su libertad para continuar su lucha.

Logia rioplatense y apoyo a San Martín

En 1812, como Gran Maestre de la Logia de Buenos Aires, desempeñó un papel crucial en la recepción de los miembros de la Logia Caballeros Racionales N° 7 del entonces teniente coronel José de San Martín, quien, junto a Carlos María de Alvear y José Matías Zapiola, entre otros, llegaron desde el Reino Unido. 

Álvarez presidió la Gran Logia de Buenos Aires que apoyó a José de San Martín.

Junto a ellos Álvarez formó la Gran Logia de Buenos Aires, dedicada a cambiar el rumbo y el destino del Río de la Plata para proponer la causa independentista. Gracias a Álvarez, quien conservó algunos archivos de estas logias masónicas, hoy se puede estudiar con más detalles aquellas sociedades secretas y su influencia en la política sudamericana.

Vuelta al poder y la Asamblea del Año XIII

Álvarez participó activamente en la Asamblea del Año XIII, donde se debatieron y aprobaron medidas fundamentales para la consolidación de la independencia.

Aunque eventualmente se opuso a algunas decisiones del gobierno, su compromiso con la causa lo llevó a apoyar el Segundo Triunvirato. Su arresto temporal por exigir la disolución del Primer Triunvirato no detuvo su influencia en la política, y continuó siendo una figura relevante bajo el mandato del Director Supremo Gervasio Posadas, apoyando la gestión de Nicolás Herrera.

El grabado reproduce una de las sesiones de la Asamblea del Año XIII.

Exilio y regreso a la política

Tras la caída del Director Supremo Carlos María de Alvear en 1815, Álvarez se retiró brevemente de la política. Sin embargo, su pasión por la justicia y la libertad no podía ser contenida. 

En 1816 refundó la Logia de Buenos Aires bajo el nombre de Logia Ministerial, que sirvió de apoyo político al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón. También asumió la dirección de la Gazeta de Buenos Ayres, desde donde influenció la opinión pública y la política nacional.

En 1819 Álvarez actuó como emisario de Pueyrredón ante el caudillo federal Estanislao López. Sin embargo, éste lo consideró un enemigo peligroso, lo que llevó a Álvarez a enfrentarse a nuevos desafíos. 

La Anarquía del Año XX, un período de inestabilidad política en Buenos Aires, culminó con su encarcelamiento por orden del gobernador Manuel de Sarratea, pero aprovechando el caos, Álvarez escapó y se refugió en Montevideo.

Carrera en Uruguay

En Montevideo, Álvarez no permaneció inactivo. Apoyó el dominio del Imperio del Brasil sobre la Provincia Cisplatina y ocupó diversos cargos públicos durante el gobierno de Carlos Federico Lecor. 

Con la independencia de la Provincia Cisplatina y su transformación en el Estado Oriental del Uruguay, Álvarez se convirtió en un miembro influyente del Congreso constituyente de 1830, representando a San José de Mayo.

Julián Álvarez no solo dejó una marca en la política; también formó una familia notable. Casado el 24 de noviembre de 1811 con María Pascuala Obes, hija del gaditano Miguel Obes y de la criolla María Plácida Álvarez, Julián tuvo una descendencia que se entrelazó con importantes figuras de la región. 

Sus hijas Felicia y Estanislada se casaron con el general Juan Andrés Gelly y Obes, un destacado militar argentino. Por su parte, Amelia contrajo matrimonio con el médico y político argentino Ireneo Portela, en tanto que Consolación se unió al político Juan Pedro Ramírez. Ana Marquesa se casó con Lucas Herrera y Obes, y Máximo, su hijo, con Juana Isabel Portela.

Legado duradero

A partir de 1831, Álvarez presidió el Supremo Tribunal de Justicia del Uruguay, y durante la Guerra Grande fue un miembro destacado del Gobierno de la Defensa. 

Falleció en Montevideo el 25 de noviembre de 1843, dejando un legado de lucha por la libertad y la justicia que resonaría en las generaciones venideras. Sus hijos y nietos continuaron influyendo en la política y la sociedad de Argentina y Uruguay, perpetuando el espíritu de Julián Álvarez, un verdadero patriota y defensor de los derechos y libertades en el Río de la Plata.