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Se vienen los marcianos

En los últimos días, aparecieron algunos personajes afirmando con énfasis que tienen pruebas irrefutables de vida extraterrestre, de OVNIs y de contactos interestelares inminentes. Más allá de ser cierto o no, lo que no podemos negar es que por ahora esas historias nos mantienen entretenidos

04 de agosto, 2023 - 07:11

Nadie de nosotros puede negar, a estas alturas, que la segunda década del Siglo XXI ha sido una verdadera montaña rusa.

Empezó con la subida de la pandemia y siguió con las bajadas del encierro y las curvas de las vacunas. Todo eso después seguido, sin solución de continuidad, por los problemas de las cadenas de abastecimiento, la inflación en los países centrales y la guerra de Ucrania, para rematarla con una aceleración mortal.

Cuando comenzábamos a aburrirnos, parece que algunos no nos quieren dar un respiro, como el inefable Bill Gates, quien afirma que hay que prepararse para una segunda pandemia, mientras que otros nos salen, ahora, con que tienen pruebas irrefutables de vida extraterrestre, de ovnis y de contactos interestelares inminentes. 

Pero resulta que a estas alturas nos hemos vuelto reacios a creerles, sean quienes sean los que lanzan a rodar estas especies. Sean estos History Channel, la NASA, la OMS o la propia ONU, pues han perdido mucha de su antigua credibilidad. 

Pero vamos por partes, como dijo el descuartizador. El tema lo amerita.

Para empezar, hay que decir que hasta el día de hoy no hay evidencia comprobable de la existencia de vida, aún microbiana, fuera de la Tierra. Aunque es probable que en los próximos años se la detecte fuera de la Tierra, ya que se han descubierto 4.905 exoplanetas en 3.629 sistemas planetarios, y entre ellos una pequeña cantidad que podrían, eventualmente, ser “similares” a la Tierra y contener vida. 

Pero eso no es lo que se proclama. Se nos dice que hay presencia de extraterrestres de civilizaciones tan avanzadas que pueden cruzar toda la galaxia para venir a visitarnos.

Para seguir, según la ‘Ecuación de Drake’ (nombrada así en honor a un astrónomo estadounidense impulsor de la búsqueda de señales extraterrestres con radiotelescopios) debería haber, por lo menos, diez civilizaciones que deberían ser detectables por ese método. Pero hasta ahora, nada. 

Al respecto, el astrofísico ruso Nikolái Kardashev estableció una catalogación de las civilizaciones de acuerdo al aprovechamiento de la energía:

●Tipo 1: Aprovecha toda la energía disponible en su planeta (la Tierra no completó ese supuesto).

●Tipo 2: Aprovecha la energía de su Estrella (el Sol por ejemplo). 

●Tipo 3: Aprovecha la capacidad toda su propia galaxia.

Contradicciones

El problema que lo dificulta todo es el diámetro de la Vía Láctea, que es de 100 mil años luz. Por lo que una señal procedente de seres ubicados en un extremo de la misma, tendría que haber sido enviada hace 100 mil años. Peor aún, si intentáramos comunicarnos con otra galaxia, siendo Andrómeda la más cercana, la señal demoraría unos 2 millones de años luz en llegar.

Aún así, algunos insistirán en que existen los “agujeros de gusano”, una teoría que afirma que hay puertas o ventanas que comunican, en forma instantánea, distintas zonas del universo.

Pero como dijo el físico nuclear italiano Enrico Fermi, “hay una contradicción entre la probabilidad de la existencia de vida extraterrestre y el hecho de que no hayamos tenido ningún contacto con ella”, pues si existieran civilizaciones del tipo 3, hace rato que nos hubieran contactado. 

Para colmo de males, la ‘Teoría de Olduvai’ plantea que toda civilización avanzada sufre, inevitablemente, un colapso energético que la extingue, por lo que su número se reduce notablemente. 

Con todos estos datos combinados, si esa civilización existiera, tendría una antigüedad de 1.240 millones de años. Y por cómo lo vemos, las matemáticas y las estadísticas le juegan en contra del fenómeno OVNI. 

Sin embargo, nos podrán contraargumentar que se dispone de muchos testimonios de personas muy confiables, tales como pilotos civiles y militares  que afirman avistamientos de OVNIs en nuestros cielos. Vamos a ellos. 

Uno de los casos más estudiados es argentino. Es el denominado ‘OVNI Yacanto’, basado en una foto que fue tomada por el capitán Hugo F. Niotti, de nuestra Fuerza Aérea Argentina y destinado en la Escuela de Suboficiales, en Córdoba.

Concretamente, divisó un objeto volador y logró tomarle dos buenas instantáneas. Al revelarlas, notó  la presencia de un caballo que mira al objeto, lo que agrega veracidad a la foto. 

Para ir cerrando el tema de los testimonios, baste citar al del cardenal italiano Loris Francesco Capovilla, en su momento el más longevo de la Iglesia católica, quien durante 20 años no comentó el encuentro del que afirma fue testigo y que en 1985 se lo relató a un periodista británico, quien lo publicó. 

En julio de 1961, en los jardines de Castel Gandolfo, mientras paseaba con Juan XXIII, dice haber presenciado como una “estrella brillante” descendía entre él y el Papa. De la misma emergió un ser alto y delgado con el cual tuvieron una comunicación telepática durante 20 minutos, tras lo cual el Pontífice lloró.

Hipótesis posibles

Creemos que con este racconto es por demás suficiente. Pero, ¿cuáles podrían ser las conclusiones y/o las hipótesis posibles? Vamos a ellas:

1º) La más probable es que se trate de naves experimentales terrestres, pues la masa de los avistamientos no tan serios se producen en proximidades del Área 51, en la base Edwards de la Fuerza Aérea de los EE.UU., en el Estado de Nevada, un lugar famoso por ser la cuna de numerosos proyectos de aeronaves y de armas secretas. 

2º) La menos probable es que se trate de naves extraterrestres pertenecientes a una civilización galáctica muy avanzada que buscan hacer contacto con la nuestra. Y que, extrañamente, pese a no tener bases científicas o históricas, es la hipótesis más difundida y por lo tanto la más popular y taquillera.

3º) La que no se puede descartar es que se trate de fenómenos celestiales de origen divino, tal como lo atestiguan numerosas teogonías y teosofías muy antiguas y variadas, tales como la hindú, la maya y hasta la judeo-cristiana, que afirman que se trataría de ángeles o de demonios. 

Sea como sea, está claro que por razones que no conocemos todavía, los EE.UU., y particularmente su Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como NASA (por sus siglas en inglés), están adelantando que antes de fin de año van a aportar la pruebas conclusivas y que apoyan a la segunda de nuestras hipótesis. 

Como ésta es para nosotros la hipótesis menos probable, no podemos hacer otra cosa que desconfiar. Especialmente cuando la prensa de ese país da cuenta de acontecimientos escandalosos y difíciles de explicar por parte de su presidente, como el inicio del juicio a su hijo Hunter por varias causas penales, o los reveses que sufre su política de defensa en Ucrania y en el Mar de China.

El primero de los escenarios mencionados se destaca por la acusación de haber obtenido un puesto remunerado en Burisma Holdings en abril de 2014, cuyo fundador era un aliado político de Viktor Yanukovych, el presidente en ese momento de Ucrania, cercano a Rusia,  quien fue expulsado en febrero de 2014 después de unas protestas masivas en el Maidán.

No sabemos cómo seguirá esta historia. De lo que sí estamos seguros es que ninguno de nosotros podrá decir que se aburre en estos tiempos.

El doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.