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Cuentas claras conservan la amistad

Algunas versiones indican que Estados Unidos podría instalar una base militar en la Triple Frontera, con el objetivo de brindar seguridad a la Hidrovía Paraná/Paraguay y a la región. Si la versión se confirma, el Parlasur es el ámbito lógico para clarificar la situación y discutir la conveniencia, o no, de una medida de esa naturaleza

23 de septiembre, 2022 - 11:20

Diversas informaciones periodísticas han dado cuenta de las intenciones de instalar una base militar de los Estados Unidos en la República del Paraguay, más precisamente sobre un tramo de la Hidrovía Paraná/Paraguay, la que –como sabemos– es una vía fluvial compartida por la Argentina, Brasil y Uruguay.

La iniciativa ha hecho sonar las alarmas en varios ámbitos, especialmente entre los parlamentarios del Parlasur, que tienen entre sus tareas dar cuenta y vigilar el interés de sus respectivos países frente a sus pares del Mercosur.

Como la información dista de ser fidedigna y de estar confirmada o desmentida, es conveniente que avancemos despacio y paso a paso.

En principio, tenemos que dejar en claro qué es una base militar, porque existe la tendencia a confundirse con este concepto.

Por ejemplo, no son pocos los que afirman que la Estación de Espacio Lejano que maneja la Administración Espacial Nacional China y se encuentra ubicada en la Bajada del Agrio, Neuquén, es una base militar en toda regla.

Pero en realidad no lo es, pues se trata de una instalación que se usa para comunicarse con los vuelos espaciales de la Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites de ese país, en el que nuestra Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) tiene participación.

Por lo demás, su cometido no muy diferente a la utilizada  por la red ESTRACK (European Space Tracking) de la Agencia Espacial Europea, ubicada en la Estación de Malargüe, al Sur de nuestra provincia.

Una base militar es otra cosa. Es una instalación que acoge a material y personal militar, así como a instalaciones y campos extensos para el entrenamiento militar. Para cumplir con esa función, normalmente proporcionan alojamiento para una o más unidades militares y también pueden utilizarse como centros de mando para casos de guerra, conflictos o crisis.

Una base militar puede contener también una gran concentración de suministros militares para dar soporte a operaciones en una zona determinada, por lo que no es raro que cuenten con buenas terminales de transporte, ya se trate de puertos, aeropuertos o terminales ferroviarias.

Los Estados Unidos es –por lejos– la potencia militar con una mayor cantidad de bases a lo largo y ancho de todo el mundo. Concretamente, dispone de bases principales en 48 países, siendo Alemania, con siete, y Gran Bretaña con seis, las naciones con la mayor cantidad de ellas.

En tanto, en nuestra región sólo disponen de ellas Aruba y Curazao, ambos viejos dominios coloniales pertenecientes a Holanda y Honduras con la base aérea de Soto Cane. 

Desde el punto de vista legal, las bases militares gozan del principio de extraterritorialidad, por lo cual no están sujetas a la ley civil. Tampoco su personal, que se encuentra protegido por la inmunidad diplomática técnica que garantiza la Convención de Viena.

Vale decir que no pueden ser juzgados por los tribunales locales ante la comisión de delitos comunes perpetrados en el ejercicio de sus funciones, como ha sido el caso de resonantes accidentes militares que causaron estragos en varios países.

 

El parlasur debe intervenir

Volviendo al tema que nos ocupa, que es la posibilidad de que una de esas bases se instale en nuestra región, estamos abocados a su clarificación. Lo que sabemos es que la Cámara de Comercio Paraguaya/ Americana hizo una solicitud para que las Fuerzas Armadas de los EE.UU. se involucren en forma más directa en la seguridad de una zona sensible como la propia Hidrovía y la Triple Frontera, en particular.

Como la cuestión dista de estar clara, creo que lo primero que tenemos que hacer es solicitar al gobierno paraguayo la confirmación de estas gestiones. Y si éstas se confirmaran, hay que proceder a nivel regional, pues una acción de esa naturaleza no sólo afectaría al país anfitrión sino a la defensa y la seguridad de toda la región.

Como se trata de un hecho nuevo sobre el que no hay jurisprudencia, considero necesario hacer las siguientes aclaraciones previas:

1º) Sabemos que por el artículo 75 de nuestra Constitución Nacional le corresponden al Congreso de la Nación las siguientes tareas vinculadas con el tema que nos ocupa:

“Inciso 16. Proveer a la seguridad de las fronteras”.

“Inciso 28. Permitir la introducción de tropas extranjeras en el territorio de la Nación, y la salida de las fuerzas nacionales fuera de él”.

2º) El Parlamento del Mercosur, o Parlasur, es el órgano de representación de los pueblos del bloque, y si bien no tiene facultades decisorias, se trata de un órgano independiente que ha sido concebido para desempeñar un papel político.

Como deducimos del segundo de los puntos expuestos, carecemos, a nivel regional de un mecanismo efectivo para entender en el tema que nos ocupa, ya que el Mercosur es una mera unión aduanera. Pero a nadie se le escapa que también es un ámbito mayor en el que pueden plantearse otras cuestiones.

En ese sentido, propongo que el tema sea tratado y debatido en el Parlasur, en forma similar a como procede nuestro Congreso Nacional cuando se trata de la introducción temporaria de tropas extranjeras. Mucho más si se tratara de su inclusión permanente bajo la forma de una base militar, pues, como reza el dicho popular, “cuentas claras conservan la amistad”.