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Central nuclear de Zaporiyia: ¿rumbo a un nuevo Chernóbyl?

La planta atómica está esperando la llegada de expertos mientras crece el riesgo de una catástrofe

22 de agosto, 2022 - 23:01

En el siglo 20, diferentes fenómenos caracterizaron las décadas e inclusive las "apodaron". El decenio del 30` estuvo caracterizado por la revolución industrial; la del 40´ estuvo signada por los acontecimientos y secuelas de la segunda guerra mundial; la del 50` y parte de la del 60` tuvo a la energía atómica como un destacado exponente, a tal punto que fue nombrada como la "era nuclear". Muchos analistas científicos afirmaban que la descomunal energía liberada a partir de la "división del átomo" se transformaría, aproximadamente para nuestra época, en la matriz que sostendría a la civilización moderna. Claramente, !Esto no ocurrió!

Los márgenes de dependencia con respecto a los combustibles fósiles siguen siendo muy altos. Queda un largo camino por recorrer en la diversificación de energías renovables y limpias e inclusive muchos estados europeos habían dado inicio a un proceso de abandono de las fuentes de sustento atómico. Hecho que tuvieron que ralentizar en este último tiempo, debido a la crisis de provisión energética derivada del conflicto entre Rusia y ucrania.

 

Era nuclear y sus riesgos

Volviendo a la "era nuclear", el advenimiento del poder del átomo conllevó también la faceta oscura del "temor radioactivo" y la conflagración bélica como posibilidad real que amenazaba la existencia de la humanidad misma, con su punto más álgido en la recordada "crisis de los misiles" en la isla de Cuba. Los accidentes de fuga radiológica en submarinos de propulsión nuclear rusos y estadounidenses provocaron sensaciones de pavor en la opinión pública; la falla operativa de la planta nuclear de Three Mile Island, en 1979, empezó a plantear una bruma de desconfianza en los altos estándares de seguridad que afirmaban tener estos establecimientos y que tendría su terrorífico corolario menos de 10 años después.

 

 

Entre el 25 y 26 de abril de 1986, se produjo el peor desastre radioactivo del que se tenga memoria. Chernóbyl pasó a ser un lugar tristemente célebre en el ideario colectivo. El escape tóxico puso en jaque a los habitantes ucranianos y bielorrusos, sembró el terror en gran parte de Europa occidental y demandó una ingesta enorme de recursos humanos, materiales y financieros por parte de una alicaída Unión Soviética que, a mi juicio, terminó por darle "el tiro de gracia" que llevaría a la disolución de la utopía de Lenin tan solo 5 años después.

 

El drama de Zaporiyia

Casi 30 años después, el fantasma del desastre nuclear se hace con el "outfit" de la sociedad de la información. Tanto Kiev como Moscú saben que el primer frente donde deben imponerse es el de la aprobación para sí y desaprobación para el oponente. Ambos son responsables: Zelenski con su impronta de mandatario desgarbado y verborrágico que se ha puesto al frente de una nación indefensa que busca resistir las arremetidas de un gigante desalmado y abusivo y, en la vereda e enfrente, un Putin omnipoderoso y soberbio que busca representar el orgullo y patriotismo de un gigante euroasiático que se ve amenazado por las pretensiones expansionistas de Occidente y una Ucrania que se ha convertido en herramienta de desestabilización de la seguridad soberana rusa.

En este juego de quien simula la mejor apariencia, ambos se culpan sobre la delicada situación de Zaporiyia. La central nuclear más grande del viejo continente y que tiene 3 de sus 6
reactores funcionando, se encuentra en un estado de completa incertidumbre. El argentino Rafael Grossi, Director del Organismo Internacional de Energía Atómica, ha clamado ante diferentes foros internacionales que la planta ucraniana hace varios meses no cuenta con las inspecciones y revisiones de sistemas que garanticen una seguridad mínima de funcionamiento. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, se hizo eco de este pedido de auxilio y con ayuda, al parecer, del premier francés Emmanuel Macron logró obtener un "salvoconducto" para que técnicos especializados puedan revisar la planta y tomar las medidas preventivas que eviten un posible desastre a suscitarse en cualquier momento.

 

El control militar en la zona periférica y en la planta de Zaporiyia está en manos de tropas rusas que todavía no tienen la supremacía ni el control absoluto de la región. Es en este punto donde deber darse una colaboración activa, no solo del Kremlin, también de la administración de Zelenski y ofrecer todas las garantías para el paso seguro de la comitiva internacional, como así mismo, poner a disposición los recursos necesarios que aseguren la integridad estructural y de funcionamiento de la usina nuclear.

Carrera contra el tiempo

No hay fecha  estipulada pero si mes tentativo. Sería en el próximo setiembre el arribo del contingente de expertos. Basta de dilaciones, se trata de un riesgo de magnitudes masivas. Hay que establecer un cronograma de inspecciones y de trabajos de mantenimiento, que seguramente serán necesarios. Basta del desfile de culpas asignadas y de intenciones mezquinas. Si se actúa rápido, el tiempo puede ser un aliado preventivo pero si se demoran las acciones pertinentes, ese mismo factor se puede volver el verdugo que lleve a Ucrania, y a gran parte de Europa, a ser los espectadores y víctimas de una "remake de Chrenóbyl".

Tic...Tac...dentro de meses...dentro de una semana...capaz mientras lees el final de estas líneas....ojalá nunca.