Aniversario del 11-S: Kamala Harris y Trump se mostraron en actos conmemorativos

Estados Unidos recordó el trágico 11 de septiembre, una fecha que marcó un antes y un después en la historia del país. A 23 años de los atentados, el homenaje estuvo inevitablemente ligado al contexto electoral, ya que ocurre en plena campaña presidencial.

 En esta ocasión, el evento tuvo un tono especial, no solo por la solemnidad de la conmemoración, sino también por la cercanía del primer debate entre la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, quienes volvieron a coincidir en los actos conmemorativos.

El ataque del 11 de septiembre de 2001, que cobró la vida de cerca de 3.000 personas, sigue siendo un momento clave en la memoria colectiva de Estados Unidos. Aquel día, cuatro aviones secuestrados impactaron distintos objetivos: dos contra las Torres Gemelas en Nueva York, uno contra el Pentágono, y el cuarto, que tenía como posible destino la Casa Blanca o el Capitolio, terminó estrellándose en un campo de Pensilvania gracias a la valiente intervención de los pasajeros. La catástrofe no solo devastó físicamente al país, sino que también alteró profundamente su política exterior y sus medidas de seguridad, marcando el inicio de la llamada "Guerra Global contra el Terrorismo", que involucró las invasiones de Afganistán e Irak.

En el aniversario de este año, la vicepresidenta Kamala Harris y Donald Trump asistieron a los actos conmemorativos, aunque en distintos lugares. Mientras Trump y su equipo, incluido el senador JD Vance, acudieron al World Trade Center en Nueva York, donde llegaron temprano para participar en la ceremonia y tomarse fotos con los asistentes, Harris y el presidente Joe Biden tenían previsto acudir al Memorial Nacional del Vuelo 93 en Pensilvania. La participación de Biden en este evento fue especialmente significativa, ya que podría tratarse de su último aniversario del 11-S como presidente, cerrando así un ciclo de medio siglo en la política.

El impacto político de esta conmemoración no es nuevo. En 2008, durante el aniversario, los entonces candidatos presidenciales John McCain y Barack Obama dejaron a un lado sus diferencias políticas y visitaron juntos la zona cero para rendir homenaje a las víctimas. Esta imagen de unidad se repitió en varias ocasiones, con los organizadores de las ceremonias intentando siempre centrar la atención en las víctimas y no en los políticos. Desde hace años, las voces que dominan estos actos son las de los familiares de las víctimas, que leen los nombres de sus seres queridos en un esfuerzo por preservar la memoria de quienes perdieron la vida.

"Estás rodeado de personas que sienten dolor, se sienten orgullosas o tristes: de qué se trata ese día y lo que estos seres queridos significaron para ti. No es político", expresó Melissa Tarasiewicz, quien perdió a su padre, el bombero de la ciudad de Nueva York Allan Tarasiewicz.

A pesar del carácter solemne de los actos, la realidad política y social del país siempre ha estado presente en cada aniversario. El trauma causado por los atentados no solo afectó a las víctimas directas, sino que también generó cambios a nivel global. La respuesta de Estados Unidos al 11-S, con las invasiones de Afganistán e Irak, resultó en la muerte de cientos de miles de personas, entre civiles y militares, tanto locales como estadounidenses. Afganistán, en particular, se convirtió en el escenario de la guerra más prolongada en la historia de Estados Unidos, un conflicto que se extendió durante dos décadas y cuyo final aún es tema de debate en la actualidad.

Más allá de las ceremonias y los homenajes, el legado del 11 de septiembre sigue influyendo en las decisiones políticas del país. Las políticas de seguridad nacional y las relaciones internacionales de Estados Unidos no volverían a ser las mismas después de aquella fatídica mañana. Y aunque el dolor persiste, el país se ha adaptado a las nuevas realidades impuestas por el miedo al terrorismo y los constantes desafíos en materia de seguridad global.

Este aniversario no solo es un recordatorio de las vidas que se perdieron, sino también de cómo el país y el mundo cambiaron para siempre. La presencia de figuras políticas en estos actos, aunque inevitablemente relacionada con el contexto electoral, también refleja el peso que estos eventos siguen teniendo en la sociedad y cómo continúan marcando el rumbo de la nación.