|30/07/21 09:58 AM

Definen a las retenciones como el tributo que empobrece

En junio pasado, las retenciones fueron igual a un 9,3% de la recaudación total en la Argentina, fondos que podrían ser utilizados para generar trabajo.

30 de julio, 2021 - 09:58

En las últimas horas se conoció un revelador informe que puso, de manera muy fina, lo que ocurre con el impuesto del derecho a las exportaciones del que tanto se quejan periódicamente los empresarios vinculados al comercio exterior en Argentina. Y la forma en la que impacta en la galopante crisis que ningún político puede contener a pesar de las fórmulas mágicas en tiempo de elecciones.

El informe no solo demostró lo que se va de las regiones productivas del interior del país latinoamericano y no vuelve a sus orígenes con el objetivo de generar riqueza. 

El estudio elaborado por la Fundación Instituto de Investigación de la CEEA Regional Córdoba y de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina, FADA, también demostró que con un año de impuestos a las exportaciones de una región se podrían generar inversiones que darían trabajo a 15.700 familias. Una hermosa conclusión con una importante cifra que debería poner a pensar a todo candidato a ocupar un cargo, ya sea ejecutivo como legislativo.

 

 

Recordemos que estas retenciones se pusieron de moda en el país en 2002 cuando bajo el pretexto de salir de la generosa crisis de 2001, convertibilidad mediante, se activaron los mentados derechos a las exportaciones que hoy representan una magnífica corriente recaudatoria de cualquier gobierno de turno. Claro, a nivel nacional, y que nadie quiere soltar desde un oficialismo acostumbrado a una AIFP rebosante de activos. Solo para botón de muestra, en junio pasado, las retenciones fueron igual a un 9,3% de la recaudación total.

Sería bueno también no olvidar las recientes palabras de Mercedes Marcó del Pont (foto), titular de la AFIP, cuando sostuvo que “reducir impuestos no sirve para estimular a la inversión”.

 

 

Ahora bien, retornando al informe, el dato de las 15.700 familias que podrían tener trabajo en Argentina, está referido a un dato dato medido sobre un caso testigo de cuatro departamentos de la provincia de Córdoba, y que es aplicable a otras regiones del país. En otras palabras, que representan pérdidas millonarias para muchas familias de nuestras ciudades y pueblos.

“El impuesto a las exportaciones nos afecta todos”, es una conclusión que se desprende de este informe que lo muestra en obras concretas. 

Si un año de impuesto a las exportaciones se quedara en las regiones, se podrían construir: 4 plantas de bioetanol, 16 plantas eléctricas de biogás, 8 molinos harineros, 48 granjas de cerdos, 4 frigoríficos de cerdos y 4 frigoríficos de exportación”, explicó David Miazzo (foto), economista jefe de FADA. Todo esto basado en lo que observaron en los departamentos, de la provincia mediterránea de Río Cuarto, Marcos Juárez, Tercero Arriba y San Martín.

 

 

Esta realidad es extrapolable a otras regiones o ciudades de nuestro país”, aclaró el joven economista argentino.

Siguiendo con la visualización del impacto de los impuestos a las exportaciones, también llamados DEX, por los Derechos de Exportación en cuestión, en forma similar pudo graficar lo que significaría para la educación o la salud y los datos fueron impactantes.

Con lo recaudado en una región, como la analizada en Córdoba, se podría financiar un 80% del presupuesto del Sistema Educativo de la provincia de Córdoba. “Si lo traducimos en Salud, podrían funcionar 203 hospitales”, agregó.

“Y además, si alrededor del planteo del impuesto le agregamos el aporte de la producción, hay que pensar más allá del valor de los granos, hay que pensar en toda la economía que se moviliza detrás de eso. Por ejemplo, para el transporte de la producción de departamentos o regiones como la estudiada son necesarios más de 650.000 fletes, eso es miles de empleos. En la siembra, cuidado y cosecha hay muchísima inversión en maquinaria agrícola que a su vez da trabajo a gran cantidad de contratistas. También se invierte en fertilizantes, semillas, sanidad vegetal, con sus impactos en la cadena de producción y distribución de insumos. Entre maquinarias e insumos se generan inversiones por más de U$S 1.400 millones. Así podría seguir, porque la rueda de empleo e inversiones es inmensa”, detalló Miazzo.

 

 

Del informe se desprendió que 1 de cada 3 granos que se producen en Córdoba vienen de los departamentos analizados, con un valor de U$S 5.011,7 millones. “Lo curioso es que, por el peso de los impuestos, esa producción vale menos”, como lo explicó Miazzo

“La lógica funciona así: los impuestos a las exportaciones hacen que la producción agrícola de estas regiones valga menos, y esto se traduce en menores ingresos para la región, menos actividad económica, menos inversiones y menos empleo. Estamos hablando de que todos los años llegan U$S 1.161 millones menos a los cuatro departamentos analizados que, a valores de hoy, son más de $ 100 mil millones que no generan consumo ni inversiones en los pueblos y ciudades de estos departamentos cordobeses como tampoco a otras regiones del país en la que es igualmente aplicable este caso testigo”. 

Y añadió: “Significa dinero que se va, que no vuelve y que se podría materializar en plantas procesadoras de la materia prima, que eso generaría muchísimo empleo y desarrollo local y regional. Lamentablemente esto viene a ponerle un coto a todo esto, como así también a lo que podrían ser las inversiones que se pueden realizar. No solamente en maquinarias, sino también en insumos, industria de la construcción, que eso es altamente generador de fuente de trabajo. Ese dinero podría servir para cubrir falencias como caminos rurales, comunicación, conectividad y tantas otras”, manifestó Alejandro Buttiero (foto) presidente Regional Córdoba de CONINAGRO.

 

 

La presión tributaria promedio a nivel país es de un 30,5%, sin embargo, la presión tributaria de la agricultura en el departamento Río Cuarto alcanza a un 43,7%, en Marcos Juárez 43%, es de un 42,9% en Tercero Arriba y de un 41,2% en San Martín

“Los DEX son un impuesto absolutamente injusto, por cuanto no contemplan realidades productivas, resultados productivos ni económicos, distancias a los centros de comercialización o de exportación, nada. Son un traslado real y directo de resultados desde el interior hacia los diferentes gobiernos, particularmente al nacional”, expresó Gabriel De Reademaeker, vice presidente de CRA.

Si la comparación se hace con el presupuesto del hospital provincial de cada una de las principales ciudades de los departamentos, en el caso de Río Cuarto equivale a 33 presupuestos del Nuevo Hospital San Antonio de Padua, en Marcos Juárez 97, en Río Tercero 57 y en Villa María 16. También podría alcanzar para adquirir las dos dosis de la vacuna Sputnik V para toda la población argentina. Y aún sobrarían 245 millones de dólares.

 

 

Otro dato de lo que perdemos en nuestras regiones se ve en lo que dejan de recibir las localidades: en el departamento Río Cuarto, el equivalente a 4,5 presupuestos riocuartenses es lo que no llega a la ciudad. En el caso del departamento Marcos Juárez equivale a 26 veces el presupuesto de la municipalidad de Marcos Juárez. En Tercero Arriba el aporte de DEX es igual a 7 presupuestos de la ciudad de Río Tercero. En el departamento San Martín equivale a 3 presupuestos de la ciudad de Villa María.

Con el aporte de DEX de un año de Río Cuarto, Marcos Juárez, Tercero Arriba y San Martín se podrían mejorar con ripio los 17.300 km de la red de caminos de estos departamentos. “Es crucial contar con caminos rurales en buenas condiciones, por lo que no podía faltar la comparación con el costo de arreglarlos. Esto sirve no solamente para la producción, sino que va más allá porque impacta en el arraigo, por ahí circulan médicos, policías, maestros, etcétera”, agregó Miazzo.

 

 

“Con estos números, el trabajo realizado por el Instituto de la CEEA y FADA pretende mostrar que con los derechos de exportación no sólo pierden los productores y el campo, sino que pierden todas las personas que viven en pueblos y ciudades del interior productivo”, concluyó el economista.