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El desconocido secretario chileno que tuvo el General José de San Martín en su campaña

José Ignacio Zenteno, a quién llamaban ‘el filósofo’, tuvo una importante participación junto al Libertador en momentos políticos difíciles y lo acompañó con lealtad desde 1816

15 de agosto, 2022 - 07:45

En estos días, se celebrará el 172º aniversario del fallecimiento del General José de San Martín, aunque este lunes el feriado anticipa este acontecimiento.

Entre mucho de lo que se escribió sobre el Padre de la Patria, hay cientos de historias desconocidas, y una de ellas se refiere a que entre sus colaboradores más cercanos se encontraba un chileno, llamado José Ignacio Zenteno, quien lo acompañó desde fines de 1814 desempeñándose como su secretario en momentos muy difíciles política y militarmente para Cuyo, ya que era inminente la invasión de las tropas realistas que habían conquistado el territorio trasandino.

Desde ese lugar, Zenteno supo acompañar y aconsejar al entonces Gobernador Intendente de Cuyo, y posteriormente lo hizo durante el cruce de los Andes hasta culminar en la batalla de Chacabuco y la gloriosa entrada a Santiago de Chile el 14 de febrero de 1817.

 

Entre la espada, la pluma y las letras

José Ignacio Zenteno nació en Santiago de Chile el 28 de julio de 1786. Era hijo de Antonio Zenteno y Bustamante y Victoria del Pozo y Silva. Siendo adolescente estudió en el Colegio Carolino e ingresó a la Universidad de San Felipe, donde siguió la carrera de las leyes y obtuvo el título de abogado.

Desde muy joven, Zenteno manifestó su adhesión a los ideales revolucionarios y fue uno de los firmantes del Reglamento Constitucional de 1812 en Chile.

Dos años después obtuvo el cargo de secretario del mandatario chileno Francisco de la Lastra. Por aquel tiempo, una facción de patriotas se levantó en armas y originó la caída de ese gobierno y la prisión para Zenteno.

En octubre de 1814, los patriotas perdieron el territorio chileno en Rancagua y Zenteno se tuvo que exiliar en Mendoza. Tres años después, regresó triunfante al país trasandino y el flamante director Supremo Bernardo O'Higgins lo nombró ministro de Guerra, función que ocupó hasta 1821, además de serle asignado el puesto de gobernador de Valparaíso.

Zenteno formó la primera Escuadra Nacional de ese país, que permitió la expedición libertadora del Perú en 1820.

Tras la abdicación de O’Higgins en febrero de 1823, presentó su renuncia al cargo de gobernador a comienzos de octubre de 1825, durante el gobierno de Ramón Freire Serrano, por disentir con algunas de sus disposiciones. A pesar de dejar el cargo, Freire le mantuvo su grado de general, pero lo desterró a Perú, donde permaneció por tres años.

Al regresar a Chile, Zenteno pidió ser juzgado por un Consejo de Guerra, el que lo absolvió de los cargos.

El 23 de abril de 1830 fue nombrado comandante general de armas e inspector general del Ejército, donde se mantuvo hasta el 7 de marzo de 1833.

Como militar llegó a ser general y además fue profesor de la Facultad de Leyes de la Universidad de Chile y miembro del Tribunal de Apelaciones de la Corte Marcial.

También ocupó el cargo de diputado nacional para el período 1846- 1849, fue vicepresidente de la Cámara y murió en el ejercicio de su cargo. Entre otras actividades trabajó como periodista del diario El Mercurio.

Falleció en Santiago el 16 de julio de 1847.

Antes de desempeñarse junto al Libertador, José Ignacio Zenteno llegó a ser ministro de Guerra de su país de origen y gobernador de Valparaíso

 

El filósofo

Durante la gobernación del entonces coronel mayor José de San Martín, Cuyo estaba sumida en una difícil situación política y militar que reinaba en la región.

El Libertador tenía un sólo secretario, llamado Manuel José Amitesarove, a quien le era difícil cumplir la tarea debido a tantos acontecimientos juntos. Para solucionar el inconveniente, el mandatario dividió en dos aquel despacho y buscó otra persona para ese puesto.

El hombre indicado fue José Ignacio Zenteno, quien vivía en las afueras de la ciudad y se desempeñaba por entonces como comerciante.

‘El filósofo’ –así le llamaban– fue convocado por el vencedor de Maipú y asumió esa cartera el 29 de enero de 1816. Así, el joven abogado trabajó arduamente para atender todas las necesidades que llevaba esa administración, tanto la secretaría de Gobierno como la de Guerra.

Mendoza en 1814, donde el funcionario se exilió por cuestiones políticas

 

Secretos bien guardados

Por sus manos pasaban cientos de documentos, algunos de carácter reservado, como comunicaciones de espías, decretos y bandos. También la declaración de la Independencia, el decreto de la creación del Ejército de los Andes y el plan de campaña a Chile, entre otros.

Aquel prolijo y ordenado secretario llevaba, además, un registro minucioso llamado ‘copiadores’, en donde se volcaban las notas enviadas al Director Supremo, gobernadores, diferentes ministerios, funcionarios y legisladores. También las de los temas particulares, pedidos y otras notas. Elaboraban los “acuerdos”, que eran una especie de agenda de las actividades diarias.

Era común el dictado de notas u órdenes de San Martín a sus secretarios. Además, ellos tenían la responsabilidad de enviar la correspondencia a través de correos o chasquis hacia diferentes destinos.

En la madrugada del 25 enero de 1817, el patriota chileno José Ignacio Zenteno partió junto al Capitán General José de San Martín y una pequeña comitiva del Estado Mayor rumbo a la estancia de Los Manantiales, lugar donde se montaría el cuartel general el 31 de enero.

Lo más interesante es que, a más de doscientos años de aquellos acontecimientos, sus notas escritas de puño y letra siguen vivas en los archivos de nuestro país y de Chile.