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Armando Tejada Gómez, el célebre hincha del Atlético Argentino

Un repaso por la vida del poeta Armando Tejada Gómez, quien fue fanático de la Academia de San José

22 de abril, 2024 - 21:58

El domingo 21 de abril se cumplieron 95 años del natalicio del enorme Armando Tejada Gómez, cuya letra sigue viva en cada sitio que descubrió y describió. En el manifiesto del Nuevo Cancionero que cultivó junto a Mercedes Sosa, Oscar Mathus y Tito Francia y que dio enormes creaciones como “Canción con Todos”, entre tantas otras composiciones memorables.

Anteúltimo de 24 hermanos, huérfano de padre a los 4 años, el guaymallino tuvo una niñez y adolescencia marcadas por la pobreza. Tejada Gómez tuvo que ser criado por su tía, quien le enseñó a leer a los 12 años.

La vigencia del poeta guaymallino sigue en pie por cada niño que hay en la calle, cruda descripción que hizo de la pobreza, desde su propia autorreferencia.

Vigente desde sus versos urgentes allí donde hiciera falta; su poesía vertical contra las injusticias, en la defensa de la cultura, del agua, la ecología y el laburante.

Y como amante de las pasiones populares, también un hombre del deporte.

Tejada Gómez simpatizaba con el Club Pedro Molina, como espacio de arte barrial, con el colorido de los bailes de carnaval en los que oficiaba de locutor y animador.  Allí hizo sus primeras armas en su histrionismo.

Y en lo futbolístico, era hincha del Atlético Argentino, al que concurría junto a sus amigos Jorge Negro Abalo, el Negro Segovia y Don Mendoza.

 

Con ellos concurría al estadio de la Academia de San José para disfrutar de la bohemia deportiva y pos partido de los años 50’ y 60’. No faltaban las anécdotas posteriores sobre el rectángulo de juego, sazonadas con chistes, poemas y guitarras.

Admiró a Alfredo Quique Lucero, el goleador Medardo Sosa, la calidad de Héctor Flamant, las atajadas de Luis Gringo Iaconetti. Y también de otros equipos como el inmenso Víctor Legrotaglie, fallecido hace poco, a quien también pudo ver jugar con la casaca del Atlético de San José.

Su otra pasión fue el boxeo. Sobre ello decía:

"Como todos los pobres, entonces, teníamos dos alternativas: el box y el fútbol. Fui boxeador amateur hasta que encontré los libros", contó en una ocasión.

“En fútbol era del Bolita, del Atlético Argentino de Guaymallén", contó Paula su hija, quien añade: “practicó boxeo, pero por poco tiempo, tenía miedo de que los golpes le arruinaran sus pensamientos. Tenía razón. Veía muchas peleas y eran sus ídolos Monzón y Locche, con quien estuvo varias veces.

Aun en el breve paso por el ring, dejó un episodio que corrobora que un gran poeta es poeta en todas partes y en cualquier condición.

Lo recupera Ángel Bustelo, en un texto hermoso sobre Tejada Gómez que se titula "Mi compadre en el horizonte".

“Peleaba el escritor que todavía no había anunciado que sería escritor y el rival le cascoteaba cada músculo. Y volvió baqueteado a su rincón para hacerle una confesión y un anticipo a su entrenador: "Profe, voy a reorganizar mi hombría". Cumplió y ganó por nocaut”.

Luego desde el exilio, sus amigos en ese intercambio de correspondencias entre Latinoamérica y Argentina le contaban por ejemplo que un pibe llamado Raúl Zolorza y otro de nombre Carlos Ereros la rompían en la Primera División. Y que el gran Jorge Pacheco, el hijo de su amigo Quito, seguía siendo el 6 del equipo. Eran los 70’

Ese era Armando Tejada Gómez, uno de los más célebres hinchas de la Academia mendocina.

Homenajes oficiales

Hoy prosiguieron los homenajes para el poeta mayúsculo, nacido en Guaymallén de Mendoza el 21 de abril de 1929. El municipio y la subsecretaría de Cultura provincial, descubrieron tres placas en los sitios en los que Armando amó y transitó parte de su vida.  

Primeramente en la calle Matienzo 2246, de Pedro Molina en donde nació, se colocó una de las placas conmemorativas.

Las otras dos en el Club Pedro Molina (Matienzo 2073) y en el Club Atlético Argentino (Mitre y Ferrari, del distrito San José).

La acción fue parte del Ciclo “Guaymallén, cuna del arte”, que busca reconocer a los artistas guaymallinos por sus obras de gran valor artístico para la cultura popular mendocina.

 

El encuentro contó con la participación artística de un ensamble de guitarras de la Orquesta Municipal Tito Francia y Daniel Talquenca.