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Qué es la desconexión moral

Actuar de forma inmoral no es solo propio de delincuentes o personas antisociales. Cualquiera de nosotros puede desconectarse en ciertas situaciones y contextos

Por Redacción

27 de abril, 2023 - 21:37

La desconexión moral es un constructo psicológico para tener en cuenta en los procesos cognitivos de personas que cometen comportamientos delictivos.

A medida que nuestra corteza prefrontal madura, solemos ganar gobierno sobre nuestra conducta, haciéndonos con una escala de valores y límites con los que pasamos a distinguir entre lo que es moral y lo que no lo es. ¿Y cómo se produce esto? Los expertos señalan que nuestra conducta se construye a medida que es reforzada y/o castigada desde que nacemos.

¿Una persona puede ser amable y, a la vez, cometer actos inhumanos? Sí, a través de lo que se denomina desconexión moral selectiva.

En qué consiste este mecanismo

Nos referimos con desconexión moral a los mecanismos mentales utilizados por una persona para que un determinado comportamiento disruptivo o inmoral sea percibido como menos perjudicial o ‘menos malo’ por uno mismo y por los demás.

¿Cuál es el fin de esta desconexión? Justificar el comportamiento inmoral y no sentir que perjudicamos nuestra autoimagen y concepto sobre nosotros mismos.

¿Cómo se produce esta desconexión? Podríamos entenderlo como una desactivación de nuestro autocontrol debido a la acción de diferentes mecanismos que influyen en el comportamiento o conducta realizada, estos son:

• Justificación moral: la persona justifica para sí misma su acción.

• Lenguaje eufemístico: la acción dañina se percibe menos grave al usar un lenguaje más neutro sobre esta.

• Comparación ventajosa: la persona compara su propio comportamiento con otro considerado mucho peor.

• Distorsión de las consecuencias: se considera que ‘no son para tanto’ los comportamientos o acciones llevadas a cabo.

• Atribución de la culpa: se considera que las víctimas merecían dicho trato y por ello el comportamiento desempeñado es normal.

• Deshumanización: se produce una disminución de empatía con las personas afectadas, con el fin de no sentir culpa por las consecuencias que puedan experimentar.

• Desplazamiento de la responsabilidad: se atribuye la responsabilidad a otros elementos externos que no son la propia persona, sintiéndose ausente de responsabilidad.

• Difusión de la responsabilidad: semejante a la anterior, pero la responsabilidad se reparte a varias personas o situaciones, siendo estas las culpables del comportamiento inmoral.

Qué objetivos tienen estos mecanismos que influyen en el comportamiento inmoral

Estos mecanismos tienen el objetivo de redefinir la conducta, disipar la responsabilidad, reinterpretar las consecuencias o culpar a la víctima.

La desconexión en cuestión, ¿solo ocurre en personas que consideramos que comenten actos atroces como asesinar a alguien? La respuesta es que no; este mecanismo psicológico se puede observar en diferentes contextos como el bullying, la delincuencia, el consumo de sustancias, el terrorismo o el dopaje, entre otros.

Además, en la infidelidad dentro del seno de la pareja o el comportamiento poco humano que suele darse en las empresas jerarquizadas, podemos ver aplicada de manera sencilla la teoría de la desconexión moral selectiva de Bandura.

Esta teoría podría observarse en cualquier persona que asume como ‘normotípicas’ conductas propias que antes consideraba perjudiciales, crueles o incluso criminales. ¿Influye en la empatía? Sí, la desconexión se convierte en un factor influyente en la disminución del nivel de empatía de una persona.

No se trata de que una persona con un comportamiento normalizado cometa obligatoriamente actos atroces. Más bien, se refiere a que tiene lugar un comienzo progresivo en el que se practican determinadas acciones, aunque estas le generen una cierta incomodidad o culpa.

Posteriormente, con la acción repetida de conductas similares, la incomodidad o el grado de culpa que puede sentir la persona va disminuyendo. A la vez que esto ocurre, va aumentando la gravedad de los comportamientos llevados a cabo por la persona, hasta que los mismos se convierten en una rutina que se percibe dentro de la normalidad y moralidad de esa persona.