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Cómo hacer que los chicos coman, sin obligarlos ni "premiar" con el celular

A pesar de que en Argentina está impuesto el esquema de las cuatro comidas diarias, aseguran que no es lo más importante respetarlas

11 de agosto, 2022 - 08:16

Cada vez vemos con mayor frecuencia que niñas, niños y adolescentes se sienten a comer pegados a una pantalla, sea cual sea su formato. Este suele ser uno de los recursos más utilizados para hacer que los menores de edad consuman los alimentos que no son del todo deseados por ellos, pero la realidad es que hay varias aristas a analizar, ya que este hábito no termina siendo el único errado.

La realidad es que, a la larga, este tipo de conducta puede generar efectos negativos, siendo uno de los principales la posibilidad de sufrir obesidad, ya que el estar expuesto a pantallas provoca que se incremente el apetito. Además, al mantener la atención enfocada en el dispositivo, el cerebro tarda más en percatarse de que el estómago está lleno y, por tanto, se come más de lo que se necesita.

También esto puede llevar a que el niño padezca un atragantamiento, por estar distraído y no masticar como se debe el bolo alimenticio. 

La pediatra Sabrina Critzmann fue consultada al respecto en El Interactivo, de Ciudadano News, y sostuvo, en primer lugar, que “tenemos que dar el ejemplo como padres. A veces queremos que los chicos coman verduras, frutas, comidas más tradicionales, y nosotros no las comemos".

"Las estadísticas indican que comemos menos de 800 gramos de legumbres por año, por persona. La mayor parte de las personas no consumen ninguna fruta o verdura por día, de las cinco sugeridas por las academias científicas", aseguró.

 

 

¿Está bien "obligar" a comer?

Si bien está bueno incentivar y guiar la buena alimentación de los más chicos, la especialista remarcó que lo que no se debe hacer nunca es obligar a comer. 

"Hay que ver qué pasó durante el día. Muchos chicos no quieren comer los alimentos más nutritivos porque desayunaron cosas con mucha azúcar, un jugo, una chocolatada, un alfajor, unas medialunas, entonces su cuerpo es inteligente y dice 'no necesito más energía'. Llega el mediodía y no tienen ganas. Llega la mediatarde, repiten lo del desayuno y a la noche no tienen ganas", explicó.

Pese a que hay mucho temor a que "las infancias no coman", Critzmann invitó a tomar el asunto con más tranquilidad. Si el menor se niega a comer una determinada verdura, por ejemplo, se le puede proponer probarla otro día y no enfrentar el momento con enojo ni tono angustiante. 

"Puede ser que no le guste algo y eso está bien. El tema es cuando se pierde todo un grupo de alimentos, no come ninguna fruta, ninguna verdura, ninguna legumbre", comparó la profesional.

Para cerrar, la pediatra señaló que el hecho de que tengamos desayuno, almuerzo, merienda y cena, "es algo cultural" y si las respetamos, lo ideal es optar por "alimentos sencillos" y tener presente que "los niños tienen el estómago del tamaño de su puño y no es adulto para comer todo un plato”.