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La mierda no está en la agenda de la especulación política

09 de marzo, 2020 - 07:13

Todo lo que expulsa a través de millones de inodoros los vecinos que habitan el Gran Mendoza ha comenzado a salir sin pudor alguno en cualquier sitio de la ciudad. El colapso no se supo o no se quiso detener, y mil kilómetros de cañerías prácticamente no existen tal como se conocieron 40 años atrás.

Ahora, muchos políticos, presurosos, intentan hacer algo. Ese algo que no se hizo en tres administraciones, dos justicialistas y una radical. Doce años donde se profundizó un problema que hace 20 años se conocía en detalles, ante precisos informes de los que saben.

Cañerías de agua y desagües cloacales, con sus respectivas plantas y cámaras de tratamiento que debían ser renovadas en su totalidad.

Los técnicos conocían en profundidad que la vida útil de una Mendoza que comenzaba a dejar de ser antigua, había concluido. Que el crecimiento demográfico y su consiguiente demanda, no se detenían.

La ola privatizadora del menemismo de los 90 también incursionó en esta provincia con muchas joyas del Estado mendocino. Una de ellas, el servicio de agua y cloacas, pasó a las manos privadas francesas de Saur.

Un holding empresario que no hizo nada y se llevó todo capital que invirtió el mendocino común, con el pago de un servicio que solo benefició a la caja de ahorro de los que lo usufructuaron con absoluto desparpajo. Lo dicho: fueron tiempos de muchas ganancias y cero inversiones.

Así las cosas llegó el año 2008, cuando el entonces gobernador Celso Jaque dispuso con una ley que facilitó la Legislatura, sacarle a Saur el servicio y restatizar Obras Sanitarias, transformándola en Aguas Mendocinas y finalmente enAguas y Saneamiento Mendoza (AySAM).

Lo otro que aprobó inmediatamente el Poder Legislativo mendocino fue la autorización para que la Provincia se endeudara en US$ 160 millones. Cifra que en esos años se consideraba suficiente para recuperar en altos porcentajes la infraestructura destruía del servicio, tanto en Mendoza, como en la ciudad cabecera de San Rafael.

De ahí en más no se hizo nada. Fue como que la historia continuaba con otras manos pero con la misma irresponsable ineficiencia que tuvieron los franceses.

El millonario monto fue renovando con la autorización legislativa en cada presupuesto que transcurrió en los últimos 12 años.

En la actualidad esa cifra está en US$ 105 millones, porque en su momento los entonces gobernadores Francisco Pérez, primero, y Alfredo Cornejo después, sacaron montos de ella.

El justicialista para gastos corrientes (¿?), el radical para hacer todo el complejo sistema cloacal de la ciudad de Malargüe.

Mientras tanto, aquí, en esta ya monstruosa ciudad de continuo crecimiento, el sistema de agua y de líquido cloacales está detenido en un tiempo de más de 40 años. Dejando al descubierto graves falencias de presión o ausencia total de agua en importantes zonas poblacionales del gran Mendoza.

Lo más delicado está en las cloacas que, con ayuda de la naturaleza por intensas lluvias, ha salido descontrolada en cualquier superficie de cualquier sitio de la ciudad.

Los US$ 105 millones que quedaron de aquella autorización parlamentaria, esta vez no recibieron el respaldo para que su plazo se prolongue.

El justicialismo, que le cerró todas las puertas a la administración de Rodolfo Suarez con el roll over y el endeudamiento, también le negó la posibilidad de extender el plazo para ese monto que podría comenzar a revertir el pandemónium de las cloacas en Mendoza.

Los peronistas mendocinos cumplen a pie juntillas las estrictas órdenes de la Casa Rosada: no a cualquier endeudamiento que implique dólares. No es no... y punto.

Mientras tanto la materia fecal drásticamente está ganando terreno en la vida de los mendocinos que habitan el Gran Mendoza.

Las tomas fotográficas y los videos que está registrando a diario el legislador Mario Vadillo, no solo son la contundente prueba de la ruidosa demanda que encara en Tribunales contra algunos organismos del Estado. También es la pestilente muestra elocuente de que la caca rebalsó el digno vivir del ciudadano mendocino.

Porque la materia fecal no está entre los objetivos de muchos dirigentes mezquinos, ni siguiera en sus especulaciones a futuro.