22 Mayo de 2023 - 09:07
Era mendocino de pura cepa y cuando se produjeron los hechos de mayo de 1810, se encontraba en Buenos Aires, capital del entonces Virreinato del Río de la Plata.
En aquel tiempo, España y sus colonias de América vivían momentos difíciles debido a una acefalía política general. Hasta que en el Cabildo porteño se reunieron, después de casi una semana de deliberaciones, para formar una Junta de Gobierno Provisional que tendría como objetivo resaltar la figura de Fernando VII —quien había sido encarcelado por Napoleón un par de años atrás–, a la que todos sus miembros juraron lealtad.
Ante este episodio, desde ese lugar fue convocado el entonces ayudante mayor Manuel Corvalán, quien fue enviado hacia Mendoza para llevar la noticia del establecimiento de un nuevo gobierno.
Su llegada a Mendoza, acontecida el 13 de junio de ese año, provocó momentos de gran incertidumbre entre las autoridades que conducían el destino político y militar de la entonces pequeña ciudad.
La noticia trajo aparejadas diferencias entre el comandante de armas, llamado Faustino Ansay, sus colaboradores más cercanos y algunos cabildantes, que inmediatamente convocaron a un Cabildo Abierto. Recién el 1 de julio, y después de varios acontecimientos que mostraban la indecisión que se vivía, los representantes apoyaron a la Junta formada en la metrópoli rioplatense.
Un mendocino en Buenos Aires
El destacado protagonista de esta historia nació en esta provincia el 28 de mayo de 1774, y fue bautizado con el nombre de Manuel de la Trinidad Corvalán. Era hijo del capitán de milicias Domingo Corvalán y de doña Manuela Sotomayor.
Siendo adolescente partió como muchos mendocinos hacia la ciudad de Buenos Aires, en donde se incorporó al Colegio de San Carlos. Posteriormente, abandonó sus estudios para dedicarse al comercio.
El 19 de octubre de 1800 se casó con Benita Merlo, y de ese matrimonio nacieron varios hijos.
Durante la primera invasión británica al Río de la Plata, el joven Manuel se incorporó a las milicias para defender la ciudad de Buenos Aires, perteneciendo al cuerpo de Voluntarios Arribeños. Finalizada la reconquista, el 8 de octubre de ese año, el Estado lo reconoció como porta-estandarte y alférez de ese cuerpo.
En la segunda invasión, Corvalán fue partícipe de la jornada del 2 de julio de 1807 en el combate de los Corrales de Miserere, bajo las órdenes de Santiago de Liniers, donde parte de su compañía fue diezmada por el fuego de las tropas británicas.
Gracias a su pericia, el alférez mendocino salvó a un grupo de hombres y al estandarte de su cuerpo. En días posteriores, acompañó en la defensa de la ciudad los días 5 y 6 de ese mismo mes y año.
Luego fue promovido a teniente de Arribeños, y el 2 de septiembre de 1807 fue ascendido a capitán.
De regreso a cuyo
El 6 de julio de 1814, el director Supremo Gervasio de Posadas lo nombró teniente gobernador de San Juan. Con la llegada a Mendoza del nuevo gobernador de Cuyo, el entonces coronel mayor José de San Martín, Corvalán regresó a Mendoza y tiempo después el primer mandatario cuyano lo nombró mayor de órdenes. A fines de 1815 se le encargó, junto al teniente coronel Saturnino Sarasa, la construcción de las barracas del campo de instrucción.
Un año después fue designado comandante del Batallón de Cívicos Pardos, cuyos integrantes estuvieron activos en la ciudad mientras las tropas del Ejército de los Andes marchaban para reconquistar el territorio de Chile.
Se cree que a mediados de 1823, el coronel Corvalán fue enviado a Chile para reclamar el estandarte que había pertenecido al Ejército de los Andes y que regresó a Mendoza con la apreciada insignia.
Dos años después retornó a Buenos Aires, donde representó a Mendoza como diputado en el Congreso General Constituyente de 1826.
Su amigo don Juan Manuel
Tras la caída de Bernardino Rivadavia y disuelta la Asamblea Legislativa, el coronel Dorrego lo designó para ocupar el puesto de edecán del gobierno y luego, después de fusilado Dorrego, fue dado de baja del ejército de la provincia de Buenos Aires. Acompañó posteriormente a Juan Manuel de Rosas en su campaña contra el gobierno de Lavalle, para luego ser reincorporado a la plana mayor del Ejército.
El 6 de diciembre de 1829 fue nombrado su edecán, y al año siguiente la provincia de Mendoza lo nombró diputado a la Liga del Litoral reunida en San Fe, donde se rubricó el famoso pacto del 4 de enero de 1831.
Durante la campaña al desierto dispuesta por Rosas, estuvo al mando del 4º Regimiento de Caballería.
En 1835, el gobierno rosista lo designó su primer edecán, promoviéndolo dos años después a coronel mayor por ser un leal colaborador.
Su confianza con el Restaurador fue tal que era el único que podía entrevistarse con él en cualquier momento del día.
Don Manuel Corvalán contrajo una penosa y larga enfermedad, y en aquella ocasión su amigo y primer mandatario de la Confederación Argentina le otorgó unos 10.000 pesos para los gastos de asistencia médica.
En la calurosa tarde del 9 de febrero de 1847, el mendocino que hizo conocer la noticia de los hechos de mayo de 1810 falleció en Buenos Aires rodeado de sus seres queridos.
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