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Una fecha que siempre merece ser celebrada

Que no se pierda el verdadero sentir popular de los festejos del 25 de mayo y que se recuerde siempre el sentido que le dieron los patriotas de la Primera Junta

25 de mayo, 2023 - 07:14

La fecha de hoy, 25 de mayo, no evoca el nombre de algunas calles ni localidades de distintas provincias, y muchísimo menos aniversarios de eventos políticos de los cuales muchos argentinos quedan al margen. Una Plaza de Mayo repleta donde los valores patrióticos son remplazados por exaltación a una persona, mucho menos.

Es muy probable que haya que buscar en nuestros pasados personales, donde el fervor patriótico se fundaba en el espíritu de la vida escolar, pero, es más que evidente que la celebración y el significado de la fecha ha ido perdiendo sentido casi al compás de la cada vez más difusa percepción que los argentinos tenemos de nuestra identidad.

Lejos de toda exageración nacionalista el sentido de patria más que vincularlo a los símbolos –que son solo eso, algo que representa pero que no es- o con el territorio a ultranza, lo debemos vincular primero a la unión de todos los argentinos y a los valores que promovieron aquel Primer Grito de Libertad.

Si bien los hombres de Mayo no rompieron inmediatamente con Fernando VII confiando en una supuesta magnanimidad que el rey pagaría con condescendencia hacia los españoles americanos, se encontraron después de la restauración post napoleónica con un déspota represor que quiso ahogar en sangre cualquier atisbo de emancipación.

Sin embargo en ese revulsivo ya estaba germinando la idea de libertad y de igualdad, hijas de la Revolución Francesa, a la vez que se iba apagando la llama de las ideas monárquicas y surgía el fuego de la república. Allí nació lo que debemos seguir llamando el espíritu de Mayo.

Es ahí donde se debe acentuar lo recordable, lo que merece festejo, lo que muchas veces, sin tener explicación, estrecha la garganta y humedece los ojos al oír el himno o al paso de la bandera.

 

 

Por generaciones los argentinos hemos vinculado el festejo patriótico del 25 de mayo y del 9 de julio a los fastos militares y a los estructurados actos escolares.

Eso hoy puede parecer anacrónico pero tenemos que saber mirar qué hubo y qué expresaban los desfiles y las representaciones infantiles. Era y puede seguir siendo la genuina participación popular vinculada a la presencia del Estado nacional, el que realmente nos merecemos.

Las ideas revolucionarias, emancipadoras y republicanas fueron difundidas por los ejércitos de Belgrano primero y de San Martín después, mientras que la mejor difusión de la idea de sentido de país  se hizo a través de las escuelas diseminadas en todo el territorio.

 

 

Por eso es que hoy, con la misma sencillez en que los patriotas después de jurar lealtad a la Primera Junta, bajaron del Cabildo, cruzaron la calle y fueron a agradecer a la catedral, o con el festejo que se extendió por los pueblos a medida que llegaba la noticia, lo que pasó aquel día lluvioso de 1810 no lo tenemos que olvidar.