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Trayectoria de colisión

El poder absoluto es en extremo pernicioso, pero la falta de poder es la antesala de la anarquía o el surgimiento de peligrosas aventuras

23 de abril, 2023 - 08:22

De las incontables crisis políticas, institucionales y económicas que ha tenido la Argentina desde que alguien hoy con vida pueda recordar, la última siempre parece ser la imposible de superar, la que va a trastocar el futuro del país hundiéndolo o salvándolo para siempre. Algo que todavía no ha pasado.

Lo que sí es estrictamente real y fácil de comprobar es que desde que tenemos memoria los que tenemos memoria, es que la decadencia es continua desde hace casi un siglo. Acá el aserto de que “todo tiempo pasado fue mejor” se ha afianzado con los años.

Después del golpe que derrocó a Perón en el 55, que no fue el primero ni el último en tener alto costo de vidas y proscripciones verdaderamente antidemocráticas, vinieron democracias tan frágiles que ni los propios ciudadanos creían en ellas.

Pocos se sorprendían con las caídas de los gobiernos de Arturo Frondizi y de Arturo Illia. Ni el derrocamiento de Isabel Perón conmovió tanto a pesar que era el prólogo de la peor tragedia que vivió el país. Lo que sí siempre queda ligado a los peores recuerdos son los padecimientos económicos.

Desde el “hay que pasar el invierno” de Álvaro Alsogaray -que le pagaba a los jubilados con los bonos del Empréstito 9 de Julio-, pasando por el congelamiento de sueldos de Adalbert Krieger Vasena, el Rodrigazo, la represión de los reclamos salariales, la hiperinflación, el plan Bonex, el corralito de Cavallo, el corralón de Remes Lenicov y los sucesivos endeudamientos hasta este momento, no hubo ningún lapso en el que la economía se estabilizara y creciera por un tiempo prolongado.

La suma de tantos ensayos y fracasos nos ha llevado a un punto en el que realmente la salida, si es que la hay, no está a la vista. En los programas de ajuste más severos, como el de Menem con el ministro Miguel Roig, o el de Duhalde con Remes Lenicov, no se vio el efecto pernicioso y perdurable como es el altísimo índice de pobreza e indigencia. Dos flagelos de los cuales, esta vez sí, es imposible salir sin un alto costo, que más que remedio parecerá un empeoramiento de la enfermedad.

La encerrona es realmente dramática porque a la realidad de ausencia de crédito se suma la alarmante falta de aptitud técnica para salir adelante con recetas económicas que ya se han aplicado en otros países.

Y como si fuera poco, hay una total falta de visión política en una clase dirigente mediocre y paralizada.

Con la renuncia del Presidente a la reelección quedó expuesto no sólo él en su total falta de poder e inoperancia, sino el resto del peronismo, que en medio de su gran desorientación padece la ausencia y el silencio de la que reconoce como jefa indiscutida. Es justamente un conglomerado político que funciona en torno al poder y que mejor se mueve acatando órdenes y pidiendo permiso al caudillo de turno.

La situación social y económica están en el peor momento histórico, lo que es dramático y preocupante, pero la dispersión del poder político genuino y honesto para tomar decisiones imprescindibles es un camino que la Argentina ha empezado a recorrer y que generalmente lleva a finales absolutamente indeseables.

El poder absoluto es en extremo pernicioso, pero la falta de poder es la antesala de la anarquía o el surgimiento de peligrosas aventuras.