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Los pioneros del teatro en Mendoza

Desde las representaciones en casas de familia hasta la inauguración de la primera sala, la actividad era muy popular en la pequeña aldea en tiempos remotos

28 de noviembre, 2022 - 07:46

Las primeras manifestaciones teatrales que tuvo Mendoza datan del siglo XVII, y en ese sentido algunos estudiosos mencionan que en el colegio de la Inmaculada Concepción, de la orden jesuítica, había un salón para estos espectáculos. 

Cabe destacar que antes de que existiera ese recinto cultural, los salones de las casas de familia eran los únicos espacios en donde algunos improvisados artistas presentaban sus obras o interpretaban poesías.

En ese colegio, los estudiantes podían actuar en un escenario con telones de fondo que eran pintados por ellos. Los ciudadanos más ilustres concurrían con sus mejores atuendos para presenciar las obras que eran ofrecidas. Por supuesto que las obras estaban orientadas más a temas religiosos que a los de la vida cotidiana.

 

El teatro del gobernador

A principios del siglo XIX, existía en el colegio de la Santísima Trinidad un grupo de actores estudiantiles que habían construido un pequeño teatro.

Durante el primer gobierno de Pedro Molina, esta sala fue ampliada y se le agregaron otras mejoras que le dieron mayor popularidad al lugar, el cual era conocido como “el Recreo”, o “de Pedro Molina”, y estaba decorado con telones y escenografías que se adaptaban a la obra que se iba a representar.

Además, contaba con elementos de utilería y vestuario. En ese escenario actuaron grandes hombres de la cultura cuyana, como Juan Crisóstomo Lafinur y Luis Ambrosio Morante, quienes interpretaron obras como La jornada de Marathon.

 

Actor con espada

Fue allá por 1825 cuando el teniente coronel José Ruiz Huidobro, quien había nacido en Madrid (España) en 1802, llegó a Mendoza.

El aguerrido soldado era sobrino del exgobernador de Montevideo don Pedro Ruiz Huidobro y de doña María Josefa Morales de los Ríos, quienes habían llegaron a Cuyo en 1813.

La historia de José tiene matices muy novelescos, como la de muchos de aquellos personajes que existieron por ese tiempo. Se sabe que se sumó al ejército peninsular muy joven durante la guerra de la independencia de las colonias sudamericanas.

Llegó a estas tierras en 1819 y se incorporó al Batallón Numancia. En el norte del continente sudamericano peleó en varias batallas y después de un tiempo, fue destinado al Perú, en donde en plena campaña libertadora de ese país optó por pasarse al ejército Unido, que estaba a cargo del General José de San Martín.

Después de finalizada la guerra, llegó a Mendoza junto a su esposa, doña Petronila de las Mercedes Godoy y Villanueva.

Al establecerse en nuestra provincia se sumó al ejército federal y luchó junto a José Félix Aldao y posteriormente con Facundo Quiroga, distinguiéndose en varios combates contra los unitarios. 

Pero poseía otra faceta: era actor, y fue en esta ciudad en donde se hizo famoso por su actuación, y alentado por algunos amigos construyó una ‘Casa de Comedias’.

Este pequeño teatro hogareño fue el puntapié para que paulatinamente fueran apareciendo grandes obras y sobre todo se realizaran excelentes actuaciones, obteniendo José importantes sumas de dinero que lo colocaron en muy buena posición económica.

En su casa fueron presentadas innumerables piezas teatrales ante cientos de espectadores que asistían a disfrutar de estos encuentros.

Pero finalmente la aventura y las armas pudieron más que el arte, y José Ruiz Huidobro regresó al combate incorporándose a las filas federales.

Aquel pionero del arte escénico falleció en Buenos Aires el 30 de enero de 1842.

Pero a pesar del alejamiento de Ruiz Huidobro, su espacio cultural siguió siendo el sitio más importante de la vida teatral en Mendoza por varios años, ya que contaba con una excelente decoración y lujosos telones.

En varias ocasiones se presentó en nuestra provincia el genial actor argentino Juan José de los Santos Casacuberta, quien por tener pensamiento unitario se exilió en Chile hasta su muerte en 1849.

 

José Ruiz Huidobro, el militar que fue uno de los artífices del teatro en la provincia luego de la Independencia.

 

El ‘Teatro Colón’ de Mendoza

A mediados del siglo XIX, en la pequeña aldea mendocina se erigió, por iniciativa de los vecinos, el primer teatro formal, que fue denominado 25 de Mayo y se hizo muy popular por esa época.

Entre los colaboradores del espacio cultural se encontraba el polifacético Manuel Olascoaga quien, como buen artista, le dio magia a los decorados y telones en su inauguración. Ese mismo día se estrenó la obra titulada La cárcel, en la que actuaba Federico Soneyra.

La puesta en escena fue todo un éxito y cautivó al público mendocino. Después, por la sala pasaron importantes obras y actores como Pascual Ruiz y Trinidad Guevara, quienes interpretaron la destacada novela de Alejandro Dumas El Conde de Montecristo. Entre las distintas compañías que se presentaron también se destacó la de Matilde de la Rosa.

El 25 de Mayo era un teatro fantástico, al que además el ingenio de Olascoaga lo hacía muy especial. El público entraba con gran expectativa para ver a sus artistas, pero también quedaba muy impresionado por las espectaculares escenografías.

Lamentablemente, el terremoto del 20 de marzo de 1861 hizo que aquel histórico teatro se desplomara, desapareciendo junto a cientos de construcciones en la ciudad de Mendoza.