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Lo que se dice y lo que se hace

Este país, con recursos naturales y humanos para tener un gran protagonismo en el mundo, presenta un desolador panorama de hambre, marginación y pobreza.

07 de mayo, 2023 - 09:31

Nuestra particular historia institucional nos habituó a los argentinos a necesitar y buscar siempre figuras providenciales o líderes con características mesiánicas que nos saquen de los grandes atolladeros en que nos fuimos metiendo como sociedad.

Por la humana costumbre de culpar a los demás y carecer de autocrítica no hemos sido capaces de madurar y crecer como sociedad y creemos estar en una nueva hora crucial y en las vísperas de algo nuevo.

Nada de eso pasa ni pasará. Solo es una breve pausa en la que nos reconfortamos con el autoengaño para seguidamente caer otra vez en la perniciosa contradicción entre el pesimismo y la creencia que de todos modos vamos a salir adelante.

Mientras tanto, este país grande, con recursos naturales y humanos para tener un gran protagonismo en el mundo, se va desmenuzando y presentado un desolador panorama de hambre, marginación y pobreza.

Una indecorosa exhibición de la más penosa pequeñez ética e incapacidad intelectual nos muestra una dirigencia –en las áreas más importantes y esenciales para el manejo de un país– que no atina a interpretar a sus dirigidos para cumplir adecuadamente sus roles.

La ineptitud evidente, la falta de sentido común o la deshonestidad son las cualidades preponderantes.

Estas últimas semanas hemos visto una serie de actitudes que muestran la mezquindad y la dudosa intención que tengan de buscar una salida aquellos que competirán por ganar cargos de gobierno en las próximas elecciones.

Amagues de irse y luego quedarse, renunciamientos que ya son difíciles de creer, se suman a una casi infantil puja por la candidatura presidencial.

Ya se ha dicho en esta página la inentendible demora de Juntos por el Cambio para definir un plan económico que aplique recetas que ya están inventadas, que han sido probadas en el mundo moderno pero que hay que aplicarlas en esta Argentina que se empeña en la repetición o en el inmovilismo.

Por otra parte, quedan pocas palabras para describir el desbande que hay en el peronismo gobernante, ese que siempre se atribuyó ser un partido de poder y de gestión, el que con su estructura verticalista se presentó como capaz de resolver las grandes crisis institucionales, y hoy está a punto de provocar otra de las tantas, o quizá una realmente peligrosa.

A fines de 2001 la dirigencia justicialista, en connivencia con algunos dirigentes radicales, tumbó y remplazó al débil y desorientado Fernando de la Rúa.

Así, la Argentina que surgía y prometía salir de la aventura menemista y de la incapacidad de la Alianza para superarla, se fue quedando otra vez en el camino.

Veinte años después parece que estamos en el mismo punto. Hasta parece tener razón Cristina Kirchner sobre que este es un país circular, pero ella y sus acólitos son tan responsables de esa constante vuelta al pasado, como casi todos los demás dirigentes del espectro político.

Si la Argentina no ha caído aún en la anarquía es porque felizmente no han surgido capitanejos con suficiente capacidad para movilizar.

Los movimientos sociales no han pasado de la presión en las calles y el reclamo por necesidades realmente vitales. Hay que comprender que con tan alto índice de indigencia y marginación todavía sea un alivio que esa situación no se traduzca en violencia.

Por un tiempo una parte (muy pequeña) de la población estará entretenida mirando encuestas, contando y recontando votos, buscando la forma de entrar o no quedarse afuera del reparto de cargos de ahora hasta fin de año.

El resto o gran parte ella se irá hundiendo cada vez más en el enojo o la indiferencia, en el hastío que puede llevar a un peligroso vacío que la vida institucional no tolera y que puede ser ocupado por alguien con intenciones subalternas o capacidades inadecuadas.

Entonces, para quienes no podemos despojarnos de las pasiones tal vez sea el temor lo que nos lleve a buscar un poco de racionalidad por lo que tendremos que estar atentos a lo que se hizo, a lo que se dice, a lo que se promete y a lo que se hace y en una de esas podremos atinar a anticipar lo que se hará.