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La historia secreta de los 'Cazadores Ingleses' en la gesta sanmartiniana

Tras las invasiones inglesas, los soldados anglosajones fueron hechos prisioneros y varios de ellos formaron parte del Ejército de los Andes bajo el mando del General San Martín

01 de junio, 2020 - 08:30

Después de los sucesos de mayo de 1810, algunos autores afirman que el gobierno británico puso la lupa en los territorios del Río de la Plata para apoyar y fomentar la independencia de las excolonias españolas, enviando agentes secretos, militares y algunos diplomáticos para luego tomar el control económico y someter a los liberados países sudamericanos con diferentes planes, como el del teniente general escocés Thomas Miatland, diseñado en 1804.

Aquí en Mendoza, en 1814, al poco tiempo de llegar el entonces gobernador de Cuyo, el coronel mayor José de San Martín, un grupo de británicos encabezados por Juan Young ofrecieron al Libertador la formación de un pequeño batallón para ponerse a su disposición para la campaña.

¿Fue una orden del gobierno del Reino Unido para que este grupo estuviesen acompañando a San Martín? ¿Cómo llegaron a Cuyo?

Veamos cómo se desarrollaron los hechos y qué influencia tuvieron estos británicos.

 

Lo que nunca nos contaron en el cole

Desde principios del siglo XIX, el reino de España y Francia dominada por Napoleón formalizaron una alianza para destruir a su mayor enemigo: Reino Unido. Durante esos primeros años se libraron varias batallas por tierra y por mar entre ambos.

La idea de los británicos de llevar a cabo una invasión y apoderarse de las colonias del Río de la Plata tomó consistencia, y se cristalizó en 1806 cuando una pequeña flota partió hacia el continente americano desde Cape Town (Sudáfrica). Fueron las conocidas por todos nosotros como las ‘Invasiones Inglesas’, durante las cuales sufrieron un claro revés ocasionado por parte de los ciudadanos de Buenos Aires.

Unos meses después, las tropas anglosajonas volvieron y fueron otra vez vencidas, y entonces sus jefes capitularon.

En ambas ocasiones, un millar de soldados quedaron prisioneros y fueron distribuidos en diferentes lugares del virreinato del Río de la Plata, incluyendo las provincias de Cuyo.

Uniforme del regimiento N° 71 Highlan.

 

Con destino a Mendoza

Más de 250 prisioneros británicos llegaron a Mendoza en noviembre de 1806, luego de realizar una travesía de dos meses desde Buenos Aires.

De inmediato fueron alojados en diferentes lugares. Los más revoltosos tuvieron que hacer unos 200 kilómetros más, al ser enviados al fuerte de San Rafael, otros a una hacienda de Teles Meneses, en Luján de Cuyo, y los restantes, que estaban acompañados por sus esposas e hijos, fueron alojados en el cuartel “de la Cañada”, en la ciudad de Mendoza.

La mayoría de estos reclusos fueron empleados por las autoridades para trabajar en las fincas o en obras públicas, como el arreglo de calles.

En enero de 1809, la Junta Suprema de Sevilla y el Reino Unido firmaron en Londres una alianza para vencer a los invasores franceses, y uno de esos acuerdos fue el regreso de los prisioneros del Río de la Plata a Gran Bretaña.

Mientras algunos partieron a ese destino, otros, en cambio decidieron quedarse en suelo mendocino e integrarse a la comunidad local.

Al establecerse, los que se quedaron fueron obligados a convertirse al catolicismo y cambiar sus apellidos por otros de origen español.

En junio de 1810, estos “ingleses” –como les decían– apoyaron la causa de Mayo al manifestarse a favor de ésta saliendo a las calles y participando en algunas escaramuzas que se desarrollaron en ese mes.

 

El miedo de san martín

Cuando llegó en 1814, el gobernador de Cuyo José de San Martín enfrentó una crítica situación al enterarse que el territorio chileno había caído en manos de los realistas en octubre de ese año, y amenazaban con invadir Mendoza por los pasos cordilleranos.

A principios de 1815, cuando el Libertador organizó las milicias cívicas en Cuyo, el británico Juan Young le propuso al Padre de la Patria formar una compañía con 47 de sus compatriotas residentes en la ciudad, quienes en su mayoría habían formado parte del Regimiento N° 71 Highlanders de Escocia, los que se alistaron bajo el nombre de Cazadores Ingleses.

Estos fueron aceptados por el gobierno de Buenos Aires y el batallón quedó al mando del capitán Juan Young, junto a los oficiales Thomas Appleby –un comerciante que llegó a la provincia en 1813 para luego casarse con la mendocina Manuela Videla– y Santiago Lindsay, un escocés que se había asentado en Mendoza un año antes. Estos dos personajes serán luego importantes colaboradores del General San Martín en toda su campaña.

La compañía de voluntarios estaba formada por escoceses, irlandeses e ingleses, entre los que podemos mencionar a Samuel Chunk, Juan Fleming, Tomás Knight, Samuel Knowles, Timoteo Lynch, Juan Miller, Juan Rodríguez, Guillermo Holmes, Eduardo Liford, Santiago Fernández, Samuel Puche, Jorge Gillespie, Guillermo Gregor, Tomás Martín y Pedro Ayres.

Además estaban en el grupo Guillermo Heilly, Pedro Smith, Jorge Melhan, Guillermo Forbes, Pedro Juan Martínez, Juan Humphrey, Juan Brun, Jorge Crawford, Juan Ameres, José Andrusph, Alfonso Benítez, Guillermo Carr, Daniel Mc Guchan, Jorge Collins, Roberto Johnston y Jacobo Brourson.

Muchos de estos ciudadanos tenían diferentes oficios, como zapateros, herreros, carpinteros, sombrereros y pulperos y algunos de ellos colaboraron en la Maestranza del capitán Luis Beltrán.

El batallón practicaba los martes, jueves y sábados en dos lugares: en la plaza principal –hoy Pedro del Castillo– y en la plaza Nueva –actualmente plaza Sarmiento– de la ciudad de Mendoza.

 

Patriotas con acento inglés

En agosto de 1816, cuando se creó el Ejército de los Andes, por el gobierno de Pueyrredón, la compañía suelta de Cazadores Ingleses pasó a engrosar las filas de las milicias de los batallones de Cívicos Blancos con el nombre de Compañía Patriótica de Cazadores.

En esos días, este batallón realizó el apoyo logístico necesario para distribuir en el campo de instrucción los diferentes pertrechos durante diciembre de ese año.

La mayoría de estos integrantes de esta compañía, después de la campaña libertadora, regresaron a Mendoza y se quedaron hasta los últimos días de su vida echando raíces en el territorio. Algunos de sus descendientes siguen viviendo actualmente aquí con otros apellidos.