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María Jesús, la esclava del General San Martín

La mulata vivió en Mendoza desde que se radicó aquí el Libertador en 1814. Poco tiempo después se casó, tuvo varios hijos y una vida diferente a la de sus ancestros

03 de agosto, 2020 - 08:10

Su nombre era María Jesús Escalada, y fue una de los varios esclavos que tuvo el matrimonio San Martín.

La morena quedó registrada en las páginas de historia como la criada del Libertador –en cuya vivienda se desempeñaba en las tareas domésticas– y fue inmortalizada en la película argentina El Santo de la Espada, basada en la obra del escritor tucumano Ricardo Rojas y producida y dirigida por Leopoldo Torres Nilson.

Lo que no se conoce de esta historia es que aquella mulata que llegó a Mendoza en 1814 junto al gobernador de Cuyo, se casó, vivió y falleció aquí.

 

La negra de los Escalada

María Jesús o Jesusa Escalada nació en Buenos Aires a fines del siglo XVIII. Se cree que su origen era angolés y que sus padres habían llegado a las costas del Río de la Plata a mediados de ese siglo, como tantos miles de esclavos africanos, quienes luego de ser depositados en los galpones de El Retiro, eran vendidos por unos 50 o 70 pesos fuertes.

La morena fue adquirida por los Escalada, una familia muy poderosa entre los ciudadanos de la metrópoli del entonces Virreinato del Río de la Plata.

Antonio José de Escalada quien compró a María Jesús.

Allí, se instaló en la casa de sus nuevos dueños, que se ubicaba muy cerca de la Plaza de Mayo. Su amo fue Antonio José, padre de María de los Remedios Escalada.

Tiempo después de llegar a Buenos Aires el teniente coronel José de San Martín, conoció a la hija de don Antonio y el 12 de setiembre de 1812 la pareja contrajo matrimonio en el templo de la Merced, en la metrópolis rioplatense.

El casamiento hizo que varios de los esclavos de los Escalada adoptaran el apellido San Martín, entre los que se incluyó a la criada María Jesús. Pero posteriormente el Padre de la Patria les concedió la libertad, basándose en uno de los artículos de la Asamblea del año XIII, en donde se los denominaba “libertos”.

 

A Mendoza con Remedios

En septiembre de 1814, el flamante gobernador de Cuyo, coronel mayor José de San Martín, llegó con su cónyuge a la ciudad de Mendoza. Traía, además de su equipaje, a la joven María Jesús, quien se desempeñaba en las tareas domésticas.

A diferencia de lo que indican algunos libros históricos, la criada no tuvo ningún vínculo de amistad o de confianza con los San Martín.

 

En aquellos tiempos los afrodescendientes tenían una relativa libertad, pero seguían perteneciendo a sus dueños. Aunque la Asamblea del año XIII les había otorgado la libertad de vientre, pasarían muchos años para que se los declarara hombres libres.

En 1816, con la declaración de la Independencia y la posterior creación del Ejército de los Andes, un gran porcentaje de las familias pudientes de Mendoza eran poseedoras de negros o mulatos, muchos de los cuales fueron comprados a sus dueños por el Estado para sumarlos a las filas del Ejército de los Andes.

Cada “pieza” era tasada en unos 125 pesos fuertes, siempre y cuando se encontrara en buenas condiciones. Sin embargo, el gobierno les prometió a sus dueños pagarles en unos meses, pero por distintas razones muchas familias tuvieron que esperar hasta 1870 para cobrar esa deuda al Estado nacional.

 

Una vida distinta

En Mendoza, la vida para María Jesús fue muy diferente a la que tenía en Buenos Aires. Su trabajo era menos activo que en la casa de los Escalada. Aquí no se organizaban grandes tertulias con destacados invitados, ni se realizaban tareas domésticas de mayor exigencia, ya que esta ciudad era muy tranquila.

Al poco tiempo de estar en nuestra provincia, conoció a un mulato mendocino llamado Juan Muñoz, con quien entabló una relación amorosa.

El gobernador de Cuyo José de San Martín.

A fines de 1815, los jóvenes de origen africano contrajeron matrimonio y la esclava abandonó a la familia del gobernador de Cuyo para instalarse con su esposo.

Meses después de su enlace, más precisamente el 29 de julio de 1816, la mulata dio a luz a una niña con el nombre de Ignacia Benita. Un día después, la recién nacida fue bautizada en el templo de la Merced apadrinada por Juan Portales y Juliana Vicuña.

Paralelamente, casi un mes después, su ama María de los Remedios tuvo a su única hija, Mercedes Tomasa, quien nació el 24 de agosto.

 

Esclava de su propio destino

En enero de 1817, las tropas del Ejército de los Andes partieron para cruzar la cordillera y liberar Chile de los realistas. Pocos días después, la esposa del General San Martín y su hija regresaron a Buenos Aires.

En tanto, María Jesús se radicó definitivamente en Mendoza desempeñándose en las tareas domésticas junto a su marido.

En 1818 tuvo a su segundo vástago, llamado Ignacio, quien falleció a los dos años. El tercer hijo nació en 1819 y se llamó Antonio Wenceslao. Luego le siguieron Benjamina, Juana, Desideria, Félix, Celestino e Hilaria.

El 13 de junio de 1820, su dueño, el entonces capitán General San Martín, antes de partir con la expedición al Perú vendió a María Jesús a don Manuel Peralta por la suma de 170 pesos. En manos de su nuevo propietario, la mujer siguió con su vida normalmente, acompañada de su esposo Juan.

Posteriormente, Francisco Reta la adquirió como de su propiedad hasta 1853, en donde a través del artículo 15 de la Constitución Nacional, fue totalmente libre.

La recordada criada de José y Remedios de San Martín vivió con su familia en el actual departamento de Guaymallén, en donde falleció el 8 de diciembre de 1864 a los 60 años de edad a causa de problemas cardíacos, y al día siguiente fue enterrada en el cementerio de la Capital.