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De bombas sucias y de mediaciones

El papa Francisco analiza una propuesta para que Rusia y Ucrania pacten la paz y se aleje para siempre el fantasma de la guerra

19 de mayo, 2023 - 07:40

La frase más citada de Carl von Clausewitz define a la guerra como la continuación de la política por otros medios. Vale decir que le asigna a la guerra ser un instrumento válido y eficaz de las relaciones internacionales. Sin embargo, no han sido pocos los autores que han negado esta conexión y la mismísima racionalidad de cualquier acción bélica.

El gran literato ruso León Tolstoy ha difundido esa idea de la irracionalidad a través de sus personajes y sus reflexiones. Por ejemplo, en su famosa obra La Guerra y la Paz afirma que tanto Napoleón como Alejandro de Rusia no tuvieron el control real de los acontecimientos terribles de la guerra entre Francia y Rusia, “porque sus voluntades dependieron de la de millones de hombres, quienes eran los que realmente tenían que hacer las cosas… Un rey es un esclavo de la historia…”. La noción de que millones de soldados fueron asesinados o mutilados a causa de la política es absurda, según Tolstoy, en parte porque las causas son tan triviales y los hechos reales tan monstruosos.

Los recientes acontecimientos en el marco de la guerra entre la Federación Rusa y Europa parecen certificar las ideas de Tolstoy, tanto por arriba como por debajo de la realidad, como trataremos de explicar.

Para empezar, vamos a comenzar por abajo y a comentar un hecho que ha pasado casi desapercibido en la prensa occidental, cuál es la tremenda explosión ocurrida en la ciudad ucraniana de Khmelnytskyi a menos de 200 kilómetros de la frontera con Polonia a raíz de un ataque con misiles por parte de las fuerzas aeroespaciales rusas.

La explosión fue de gran magnitud, tanto, que activó a los sismógrafos de la región, pues allí se almacenaba una gran cantidad de combustible y de munición.

Pero los problemas que queremos comentar surgieron cuando se detectó un gran incremento de la radiación ambiental, especialmente de rayos gamma, tras las múltiples deflagraciones.

¿Cómo es esto posible? ¿Acaso Rusia empleó un arma nuclear?

No, pero por una suerte de circunstancias –aparentemente no buscadas por nadie– se ha producido una suerte de bomba sucia, como se denomina a un artefacto convencional que es rodeado con material radioactivo.

En el depósito bombardeado se guardaban proyectiles para tanques de origen estadounidense y británico que tienen un núcleo de Ucrania empobrecido/plutonio y que al quemarse liberan a la atmósfera tantos elementos altamente contaminantes compuestos por metales pesados como radioactivos.

Desconocemos la magnitud de los daños potenciales que pueden alcanzar, tanto a la población como al medio ambiente, especialmente en el Oeste ucraniano como en países vecinos como Polonia. Y ni qué hablar de las posibles consecuencias bélicas en términos de represalias, protestas, escaladas, etcétera.

Para continuar, vamos a seguir por arriba y comentar los esfuerzos de paz que lleva adelante el papa Francisco, que tuvieron un episodio, casi simultáneo, con la gran explosión que comentábamos más arriba, cuando éste se reunió con el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, en Ciudad del Vaticano.

Como sabemos, varios papas han pasado a la historia como grandes mediadores de conflictos, como fue el caso paradigmático de León I, quien en el 452, en la ciudad de Mantua, negoció con Atila, el rey de los hunos, para que no marchara sobre Roma.

Así logró la retirada de su ejército tras la firma de un tratado de paz con el Imperio Romano a cambio del pago de un tributo.

Hasta el momento, esa suerte no ha estado del lado de Francisco, ya que el propio Zelenski manifestó tras su reunión con el sumo pontífice en el Vaticano: “No necesitamos mediadores".

Citado por la agencia ANSA, subrayó que el plan de paz debe ser sólo “ucraniano" e instó al papa Francisco a sumarse a su implementación. 

 

Tras un diálogo auténtico

¿Qué camino va a seguir Francisco para conseguir su objetivo de alcanzar la paz? Algunas pistas tenemos. Vamos a ellas.

Siendo Jorge Mario Bergoglio, Provincial de los Jesuitas del Río de la Plata, enunció cuatro principios básicos y que luego desarrolló siendo Papa en Evangelii Gaudium. Específicamente, uno de ellos está referido a la unidad y al conflicto y sostiene que lo primero prevalece sobre lo segundo y se complementa con los otros como que, “el tiempo es superior al espacio”, “el todo es superior a la parte y la suma de ellas” y “la realidad es superior a la idea”.

¿Qué significa que “la unidad prevalece”?

En todo conflicto hay una pugna de voluntades y cada una de ellas busca doblegar y ser superior a la de su adversario. Es un juego de suma cero, lo que uno gana es porque el otro lo ha perdido o ha tenido que cederlo.

Por el contrario, la prevalencia que propone Bergoglio no deriva de una superioridad material, sino que debe ser entendida metafóricamente como él mismo lo ejemplifica: “Las plantas y semillas en la tierra van creciendo y aumentando poco a poco”. Es decir, prevalecen.

Por lo tanto, una negociación nunca puede ser un diálogo de sordos, no debe buscar ni el acuerdo a cualquier precio (pacifismo), ni la mera componenda o la absorción de uno en el otro (sincretismo).

Por el contrario, debe ser auténtico, donde cada uno escuche lo que el otro tiene para decir y pueda producirse una síntesis. Es decir, una ecuación en la que ambas partes ganen.

Para que esto funcione, es menester buscar la resolución del conflicto en un plano superior al de las partes, que conserve en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna.

Concluye Francisco: “Una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia”.

Concluimos nosotros que el jesuita argentino es famoso por su astucia y por su paciencia, por lo que creemos que aplicará otro de sus principios: el del que el tiempo vence al espacio.

 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.