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Carrozas de fuego

Ucrania recibirá pronto tanques de guerra de los países occidentales. Sin embargo, eso no supone una ventaja dado que para utilizarlos hace falta una logística complicada de la cual carece

03 de febrero, 2023 - 08:03

El tanque como concepto no es una idea nueva, pues es la versión moderna de lo que los antiguos conocían como carro o carroza de combate. Lo que no era otra cosa que una plataforma tirada por caballos para proporcionar una fuerza motriz rápida, conducida por un auriga y que transportaba a un arquero para otorgarle potencia letal.

No es casual que los carros más antiguos conocidos se hayan encontrado en entierros de la cultura Sintashta, en el actual Óblast de Chelyabinsk, Rusia, que datan del 2000 a. C. De hecho el tanque israelí se llama “Merkaba”, carro en hebreo.

Los tanques modernos fueron un invento inglés para atravesar la zona de muerte entre dos trincheras en la Primera Guerra Mundial.

Muchos recuerdan que después fueron los alemanes los que le dieron su doctrina de empleo y su batacazo con la “blitzkrieg" en Francia, al principio de la Segunda Guerra Mundial. Pocos profundizan que fueron los rusos quienes perfeccionaron el concepto y llevó a los suyos a tomar la Cancillería en Berlín al final de esa misma guerra.

Técnicamente, todos los tanques disponen de potencia de fuego, protección blindada y movilidad todo terreno en distinto grado.

Los alemanes optaron por tanques grandes, pesados y bien armados. Pusieron su mejor ingeniería para lograrlo y los bautizaron con nombres de felinos: Tiger, Panther y ahora Leopard. Los rusos prefirieron tanques más pequeños, pero más numerosos. Acentuaron su rusticidad y los denominaron con letras y números: T54, T55 y ahora T90.

Ninguno de ellos, por poderoso que sea, puede actuar solo. Necesita de un equipo de armas combinadas conformado con infantería mecanizada, artillería autopropulsada, ingenieros y comunicaciones blindadas, además de mucho apoyo de fuego aéreo cercano. Son máquinas caprichosas y no tienen espíritu militar. Si no se las mantiene, se rompen y no andan.

Vaya esta introducción para ponernos en tema del sainete de los tanques occidentales para Ucrania.

Muchos expertos en Defensa se preguntan, y también nosotros, si los tanques occidentales que serán entregados a Ucrania cambiarán el rumbo de la guerra. Antes de dar nuestra respuesta, analicemos el contexto de esta pregunta.

Por un lado, los avances rusos cerca de Soledar y Bakhmut contradicen la narrativa del “impulso ofensivo ucraniano” que repiten, machaconamente, los medios de comunicación occidentales.

Por otro lado, las operaciones rusas en desarrollo son consistentes con el objetivo de “desmilitarización" enunciado para la operación militar especial y se cumple mediante la sistemática destrucción de las fuerzas ucranianas.

Por su parte, Occidente está anunciando planes para enviar tanques, incluidos los Challenger 2 ingleses, los Leopard 2 alemanes y los famosos Abrams estadounidenses.

Lo que nadie cuenta es que todos ellos usan municiones diferentes y que requieren un cuarto miembro de la tripulación adicional (los rusos llevan sólo tres), lo que aumenta la demanda de entrenamiento para las fuerzas ucranianas. También, que la gran variedad de equipos que envía Occidente creará cargas de personal y de material adicionales para las fuerzas ucranianas sin ningún beneficio notable.

Más allá de todo eso, los tanques occidentales han demostrado ser vulnerables a las armas antitanques modernas (fabricadas en Rusia) incluso en condiciones relativamente ideales, como fue el caso de enfrentamientos en Siria. Esto al margen de que las fuerzas ucranianas van al combate sin suficiente artillería o apoyo aéreo y se enfrentarán a las fuerzas rusas reforzadas con 300.000 hombres adicionales, nuevas defensas y una afluencia de nuevas armas.

Es por ello que los analistas occidentales más lúcidos están proporcionando una visión más precisa del conflicto en Ucrania que el aluvión general de propaganda de guerra. Parecen estar de acuerdo en que:

  1. No hay forma de que Ucrania gane militarmente la guerra.
  2. Rusia no es tan incompetente ni estaba tan mal preparada como sugirieron inicialmente los medios occidentales, pues no está tomando territorio porque está librando una guerra con objetivos anti fuerzas, es decir busca destruir fuerzas ucranianas y no conquistar terreno.
  3. Por el contrario, las ganancias territoriales de Ucrania pueden haber parecido "espectaculares", pero se produjeron a costa de enormes pérdidas en hombres y equipos.
  4. Rusia está reforzando tanto sus efectivos como sus posiciones defensivas. Por ejemplo, la pérdida de la ciudad de Kharkov y de Kherson en realidad ha dejado a Rusia en una posición más ventajosa, con más tropas disponibles y con una línea de contacto más corta. De tal modo que las fuerzas rusas que luchan en Bakhmut buscan aniquilar a las fuerzas ucranianas, no capturar la ciudad, aunque ésta terminará siendo capturada.

Luego de ver este contexto vamos a algunas consideraciones tácticas que nos permitirán sacar conclusiones, incluso para nuestro alicaído sistema de Defensa.

Como ya dijimos, pero lo repetimos, los tanques no pueden actuar solos, ya que deben hacerlo en lo que se denomina “un equipo de armas combinado”, donde pueden ser escoltados por infantería mecanizada, otros tanques, unidades antitanque, morteros, artillería autopropulsada, defensa aérea, guerra electrónica y unidades de reconocimiento. Además, necesita un intenso y cercano apoyo de fuego, ya sea proporcionado por aviones o helicópteros y, ahora, por drones. No hace mucho un ministro de defensa en funciones llegó a afirmar que nuestro país no necesitaba tanques pues estaban superados.

Hasta hay expertos militares que se quejan porque esta guerra se parece mucho a la de trincheras de la Primera Guerra Mundial.

Bueno, tal vez esos expertos se equivocaron cuando creyeron que las guerras del futuro se librarían solo con ciberataques, drones y robots.

Pero como venimos viendo en los noticieros, no es lo que piensan los beligerantes de ambos lados, pues quieren tanques y no otra cosa.

Simplemente porque todavía no se ha inventado el ingenio bélico que permita recorrer lo que se conoce como la “zona de muerte”, que es la tierra de nadie que separa a dos ejércitos enfrentados y es necesario atravesar para derrotar al enemigo.

Hoy nuestro país está invirtiendo su exiguo presupuesto en Defensa para, por un lado, modernizar sus viejos tanques a oruga de la familia TAM, y por el otro, adquirir modernos blindados a rueda. Creemos que nos falta mucho. Entre otras cosas, la adquisición de un caza de combate y de submarinos que no tenemos.

Alguien podrá creer que ello es una actitud belicista. Todo lo contrario. Se basa en el mismo principio de previsión de quien compra y controla sus matafuegos, que lo hace para prevenir incendios, no porque sea un pirómano.

 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.