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Argentina no apoya la condena de la OEA a Rusia: ¿para dónde vamos?

En la Asamblea General del organismo continental nuestro país optó por la abstención. Entre dudas y oportunidades para construir una política exterior real

08 de octubre, 2022 - 16:20

Continúan las “acrobacias” de la política exterior argentina y la impronta de Cancillería se asemeja, “in crescendo”, a un sinuoso camino en donde los que sostienen el volante no paran de incurrir en giros bruscos, una y otra vez yendo y viniendo, evitando arribar a algún destino concreto que los lleve a sostener una postura definida en el escenario de las relaciones internacionales.

"Idas y venidas"

Mis argumentos: pronunciamientos contradictorios sobre Venezuela, Nicaragua, Cuba, Rusia, China, Israel, entre otros, a lo largo de los últimos tres años en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), episodios bastante confusos en las sesiones de la Comisión Interamericana de DD.HH., en las misiones especiales de lesa humanidad asignadas al régimen bolivariano y al gobierno castrista de Díaz Canel, etc.

Abstención en la OEA

El último capítulo de esta conducta es la novísima abstención de nuestro país, acompañado de Brasil y México, con respecto al pronunciamiento y firma de una declaración de la Organización de Estados Americanos (OEA) que condena el despliegue militar de Rusia en Ucrania, durante la 52 Asamblea General del organismo continental en Lima.

Veinticuatro Estados americanos adhirieron al documento de apoyo a Ucrania por la ofensiva rusa y condena las acciones de Moscú. El texto que fue confeccionado por Guatemala señala, resumidamente, la preocupación por la hostilidad de la Federación Rusa, la indiferencia a los llamados de la OEA para el repliegue de sus fuerzas militares que se encuentren dentro de las fronteras de Ucrania y pide el cese de las agresiones bélicas y amenazas de uso de la fuerza.

"Relacionamiento con Equilibrio"

Recuerdo, en la propuesta de política exterior del Alberto Fernández, antes de hacerse con el "sillón de Rivadavia", era recurrente escucharlo hablar sobre el modelo del "relacionamiento con equilibrio". Una especie de "grial" elaborado por los intelectuales del "Grupo Callao" que le permitiría a la Casa Rosada manejar el pulso y las tensiones del concierto internacional sin quedar alienado por las demandas y presiones de los actores centrales del sistema global. O sea, vincularse de forma discursiva y económica con todo el compendio de naciones, pese a que las mismas estén enfrentadas entre sí, y mantener márgenes de autonomía en las decisiones y posturas.

 

La degradación evidente en el plano económico-social doméstico "tiró por la borda" las ínfulas de este postulado teórico y nuestra falta de tradición, coherencia e identidad en la arena internacional nos obliga a ser más pragmáticos. Sin embargo, la practicidad no puede vivir en el mareo del péndulo oscilante; debe estar empapada de inteligencia que tenga una cierta "cara de hereje" porque estamos en un momento de necesidad.

Actuando con inteligencia 

Prosiguiendo, No me voy a detener en los motivos de Brasil y México, lo podemos dejar para otro día. Entiendo que la abstención del Canciller Cafiero y compañía responde, en primer lugar, a que una condena a las acciones bélicas de Moscú enardecería al "sector duro" del oficialismo que no entiende, ni le interesan, los pragmatismos. Están convencidos que EE.UU. empieza su era de declive y los nuevos "astros" que guiarán nuestro camino prolífico son China y Rusia. El Palacio San Martín ya no quiere que sus oficinas exploten de llamados cargados de desaprobación y desperdigando directrices a los funcionarios leales a su vena de pensamiento.

Continuando, hay un interés de Fernández de concretar cuanto antes el ingreso a los BRICS y jugar con "pulgar abajo" con Putin podría desquebrajar el marco de predisposiciones que llevó meses edificar entre los países miembro del Bloque. El presidente anhela los recursos y financiamiento que podrían arribar con el ingreso formal de Argentina.

Entonces, con más razón, seamos más precavidos pero, a la vez, proactivos. Necesitamos de Occidente, dependemos de Washington para la agenda con el FMI, como uno de tantos temas sensibles. Si emitimos condena a una invasión, haciendo eco de la rica historia nacional en defensa de los derechos humanos y la soberanía, como lo demuestra nuestra lucha por las Malvinas, propongamos una Hoja de ruta, como ya dije, con respecto a Ucrania. No nos "lavamos las manos" pero tampoco nos corremos de un papel de posible mediador, en este caso de Rusia vs Ucrania.