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Acomodando soldados para la madre de las batallas en el 2023

La gente observa cómo las fuerzas políticas mendocinas se preparan para afrontar la elección de medio término con la mirada puesta más adelante

01 de agosto, 2021 - 10:18

No se detienen los frenéticos movimientos en los complejos peldaños de la espiral política mendocina.

Están los que quieren potenciar su poder de fuego político, los que aspiran a más, los que quieren recuperar la decencia de hacer política y, fundamentalmente, la decencia de las instituciones del Estado.

También están los que luchan por no caer, los que bajan la cabeza para colgarse de algún carguito, tan siquiera para no perder o no alejarse de ese terrenito donde son pocos los que pueden volver.

Está, además, esa variedad de panqueques que saben utilizar esa traición que en política no se ve mal y es moneda corriente, sin importar si se defrauda a lo más importante que tiene la razón de ser del Estado, sus habitantes.

Y en medio de esa marabunta de los obreros de la política, están las selectas cabezas de conducción, que han hecho esa necesaria parada técnica que implican las elecciones de medio tiempo para abonar el terreno que se cosechará en el 2023.

Una de ellas, utilizando todas las estrategias aprendidas en el ejercicio de hacer política, incluso, hasta las más osadas o cuestionadas.

Estas últimas, si son éticas o no ante la azorada mirada de la gente, poco importa, ni se anda con detalles a la hora de asumirlas. Como dejando en claro que en esa cabeza, la política es el arte de todo lo posible y que nadie es manso como un cordero, incluso, si se tiene que violar la Constitución.

Allí está mucho en juego, cuidar y mantener este terreno cuyano y la conquista del inmenso espacio nacional.

Otra de las cabezas que mueven piezas con estratégica participación de sectores de su redil, es la de esa mujer que está decidida alcanzar el sillón de San Martín en el 2023. Por estos días no pudo disimular su sonrisa de satisfacción de algo que en algún momento consideró no se alcanzaría, o por lo menos, tardaría en alcanzarse.

Llamando las cosas por su nombre, “Anabel Fernández Sagasti tendría ya un acuerdo con el talón más duro del justicialismo mendocino”, el que constituyen los hermanos Félix (Omar y Emir). Los que, desde el Sur, fueron y serán ese hueso duro de roer en cada tramo trascendente del peronismo mendocino.

La idea de que Omar Félix baje desde la Cámara de Diputados de la Nación a un escaño en la Legislatura mendocina aseguraría potencial y mayoría de la oposición. Ni qué decir, si se alcanzara con una buena elección, esa mayoría que hace mucho no vive en plenitud el PJ.

Pero si hay alguien que cree que, por solo eso, el dirigente sanrafaelino deja su banca en el Congreso de la Nación, no está leyendo más allá de finales de este movido 2021.

Dicen los observadores de la política de este Estado provincial cuyano que esta acción comenzaría con la construcción de la base de una suerte de compromiso de alto vuelo para los primerísimos lugares del 2023. Esto sería que uno de los hermanos Félix podría ser integrante de la fórmula gubernamental.

Es toda una ingeniería política que hasta ahora el PJ no había utilizado y que dejaría en claro que hay una suprema decisión de volver a gobernar la provincia.

La base de sustentación de ese proyecto en construcción comenzaría a gestarse dentro y fuera de la Legislatura, de allí que para los peronistas esta elección de medio tiempo sea, también, trascendente.

Todo lo que está pergeñando el PJ lo intuye el pilar fundamental de Cambia Mendoza, la UCR. Partido que ya transita la amplia y convulsionada avenida de mantener el bastión político mendocino y de intentar ser “algo” en el terreno nacional.

Sobre esto último, también los observadores dicen que por arrastrar a la gran ola del país una propuesta personalizada, podría correr peligro lo alcanzado en Mendoza. Un destacado punto que tiene amplio conocimiento y preocupación en la calle Alem, pero nadie dice nada por temor o por conveniencia.

Ante este esquema provincial, el bipartidismo electoral se hace más evidente que nunca y es ahí donde aparecen los que se quieren colgar de cualquiera de las dos formaciones ferroviarias con destino al 2023.

Pero son también los que marcan esas claras convicciones que se diluyeron en las dos agrupaciones mayoritarias, banderas que contienen los intereses genuinos de la gente, los problemas de la gente y los legítimos proyectos de vida de la gente, por ende, de la provincia.

Y allí, peleando codo a codo, la izquierda y la derecha mendocina se exponen quizá como los únicos que hablan de este 2021.

Mientras, los otros acomodan sus soldados para la madre de las batallas del 2023.