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El viaje desconocido de Gardel a Mendoza

04 de diciembre, 2018 - 08:15

¿Cuándo fue la primera vez que Carlitos Gardel llegó a Mendoza? Algunos memoriosos lo dan por 1920, otros en cambio, afirman que llegó antes de la muerte de Carlos W. Lencinas. Lo cierto es que  el Zorzal Criollo llegó  por primera vez a nuestra provincia a finales de noviembre de 1917.

 En esa oportunidad el artista estuvo acompañado por el uruguayo José Razzano y el Negro José Ricardo. 

Carlitos en la vía 

A principios de diciembre de 1817,  el duo Gardel-Razzano, y el Negro Ricardo –quienes regresaban de una extensa gira por el territorio chileno– partieron en tren desde Santiago hacia Mendoza,  

Al llegar a la estación provincial, los tres jóvenes artistas fueron recibidos por el público mendocino que los esperaba ansioso para saludarlos. Minutos después, Gardel y sus compañeros se trasladaron a un hotel céntrico en donde iban a hospedarse.

Mendoza en tiempos de crisis

Por aquel tiempo nuestra provincia vivía momentos muy críticos en lo político y económico: cientos de personas en las calles pedían algo de comer.

Quien era por esa época gobernador, Francisco Álvarez, al no poder controlar la situación tenía sus días contados. El presidente Hipólito Yrigoyen decretó la intervención federal a varias provincias, incluyendo a Mendoza. Y días después de la llegada de Gardel arribó el interventor federal Eufrasio Loza, que se hizo cargo del gobierno.

En gran parte del país se realizaban huelgas y marchas pidiendo mejorar los magros salarios de los trabajadores. Los ferroviarios estaban en paro y también se plegaron otras organizaciones y el Partido Socialista.

A pesar de la crisis, los que podían costear las entradas eligieron refugiarse de la drástica situación en el entretenimiento artístico y los que tenían la posibilidad de contar con algún fonógrafo, se solazaban escuchando al dúo Gardel-Razzano (los discos de pasta se vendían en la agencia Casa Lepage, ubicada en Godoy Cruz 142, de Ciudad).

Pero esta vez el encuentro de los melómanos sería en vivo pues los artistas habían llegado a Mendoza para presentarse en el cine teatro Centenario, con la intención de deleitar al público con sus canciones. Y, claro, a pesar de la crisis se agotaron las localidades

Antes de su actuación los músicos tuvieron la oportunidad de realizar varios paseos por aquella la pequeña urbe que era Mendoza. Tan famosos eran que los transeúntes que los veían a su paso se acercaban a saludarlos.

Un zorzal en el teatro

Lentamente la noche se asomó en la ciudad de Mendoza y a las 21.30 del 16 de noviembre, cientos de personas se reunieron en el cine teatro Centenario, ubicado en la calle Las Heras al 100, esquina 9 de Julio.

A aquella primera actuación de Carlos Gardel asistió un público proveniente de la alta sociedad mendocina, entre los que se encontraban ilustres personajes y de rimbombantes apellidos.

Media hora después los intérpretes, vestidos de elegante smoking de color negro, camisa blanca y moño, salieron al escenario para hacer sonar su música.

La magia de la voz de Carlitos cautivó a toda la audiencia, en especial a las jovencitas que suspiraban al verlo en el escenario.

El dúo inició su repertorio con Mi noche triste, tango de Samuel Castriota y José María Contursi, que había sido grabado por el grupo en abril de ese mismo año. Luego cantaron Entre colores, El sol del 25, la zamba Ya canta el gallo, A mi morocha, Gaucha Una rosa para mi Rosa. El auditorio ovacionó a Carlitos y al Oriental, tanto que tuvieron que repetir algunas canciones.

Finalizada la función, las admiradoras los esperaron para que les firmaran un autógrafo o simplemente para saludar al estupendo cantor. Ni Razzano, ni Gardel esperaban tal éxito para su espectáculo y, debido a esto, su estadía en la ciudad se prolongó por varios días más de los previstos. 

Gardel regresará a Mendoza, pero ya consagrado como el máximo exponente de la canción ciudadana, en julio de 1933. Sería esta su última visita a nuestra provincia.

El Zorzal criollo, rodeado de admiradoras.

Carlos Gardel junto al compositor Alfredo Le Pera.