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Jorge Cohen: "Decidí dejar de ser víctima para ser testigo"

A 30 años del atentado a la embajada de Israel, uno de los sobrevivientes contó cómo fue el ataque, recordó a sus compañeras de trabajo y reclamó justicia

18 de marzo, 2022 - 07:39

Este jueves a las 14.47 la sirena sonará una vez más, al igual que todos los 17 de marzo. Así se recuerda un nuevo aniversario del atentado a la embajada del Estado de Israel, que ocasionó 22 muertes y 242 heridos. Ya pasaron 30 años desde ese hecho terrorista que, hasta el momento, no tiene detenidos y continúa impune. "Los sobrevivientes y la sociedad merecemos una explicación", reclamó Jorge Cohen.

Él era jefe de prensa de la embajada de Israel. Aquel 17 de marzo de 1992 estaba junto a su compañera Marcela Droblas en la sede diplomática, ubicada en el cruce de las calles Arroyo y Suipacha del barrio porteño de Retiro, cuando ocurrió el atentado. Él fue rescatado de los escombros, sin embargo su compañera no corrió con la misma suerte.

En un mano a mano con Ciudadano News, Cohen, remarcó que desde que ocurrió el ataque terrorista hasta la actualidad "no tenemos noticias provenientes de la Justicia. No hay detenidos, no hay acusados, no hay juzgados, no hay personas buscadas por este asesinato masivo. Esto tiene un nombre: impunidad, que nació inmediatamente después del atentado y que no se modificó en estos años", lamentó.

 

 

El día del ataque

Aquel 17 de marzo, Cohen estaba en el segundo piso del edificio diplomático. "Fue un día caluroso, del verano que se estaba yendo", recordó.

"Minutos antes de que la embajada volara por el aire con nosotros adentro, estaba charlando con Marcela Droblas, que trabajaba conmigo, y con Eliora Carmon, esposa del cónsul que también trabajaba allí. Era la hora de almuerzo, tardío pero almuerzo al fin para Marcela, que estaba comiendo una pera con un yogurt y Eliora comentó que tenía a uno de sus cinco hijos con fiebre, por eso se tenía que ir antes", relató el comunicador.

 

 

Y continuó: "Eliora salió, Marcela siguió con su yogurt, la embajada voló por el aire. Recuerdo el sonido de la explosión, lo recuerdo bien, después me acuerdo muy poco. Lo concreto y más importante es que Marcela quedó bajo los escombros y Eliora también".

Al respecto, sostuvo que desde su punto de vista "es mejor explicar la tragedia con nombre y apellido en lugar de números".

 

 

En referencia a sus compañeras de trabajo, rememoró: "Marcela tenía muchos proyectos, se había puesto de novia, había ido a las Cataratas de vacaciones. Estaba contenta, tenía proyectos de cambiar de trabajo y Eliora tenía cinco hijos, que quedaron sin su mamá".

"Esa madre nunca llegó a ver a sus hijos porque hubo unos señores que lo decidieron por nosotros, que decidieron que no vaya a ver a sus hijos y sus hijos se quedaran sin su madre; y que Marcela no pudiera cumplir sus proyectos y que Mirtha, la secretaria del embajador que estaba contenta porque su hijo había pasado de año... En fin, cada persona que murió en el atentado tiene su historia", lamentó.

 

Las heridas

El comunicador comentó que, en aquel momento, los médicos le dijeron que se iba a recuperar de las heridas físicas, pero le recomendaron que hiciera terapia para evitar "consecuencias posteriores". 

"Es un tema que no se cierra nunca, no se cierra nunca doblemente: afectivamente y tampoco desde el punto de vista de la Justicia", sostuvo.

 

 

Y advirtió que era necesario salir adelante, "cada uno hace con su vida lo que puede después de semejante trauma" y que en un momento determinado decidió "dejar de ser víctima para ser testigo".

Sin embargo, en este camino de dar testimonio del atentado, "cada 4 pasos, como el montañista, uno se da vuelta y mira de donde salió".

 

Un sobre de papel madera

En su relato, Cohen vuelve una y otra vez a referirse a Marcela, su compañera de trabajo, al vínculo y la confianza entre ambos. Durante su horario de almuerzo, la mujer pasaba en limpio unos textos de ficción que había escrito el comunicador, que estaban guardados en un sobre de papel madera.

Meses después del atentado, en una bolsa negra que tenía lo poco que se había salvado de la embajada, Cohen se reencontró con ese sobre "semi chamuscado, con olor a quemado. Vi los textos con unas florcitas que Marcela le dibujaba al costado, con los acentos y comentarios. Lo guardé y dije 'esto nunca más lo abro'".

Sin embargo, tiempo después lo habló con un colega, quien lo impulsó a completar dichos textos, editarlos y dedicárselos a su compañera. Así nació Cuentos bajo los escombros.

 

Salir de los escombros

Si bien Cohen destaca que no recuerda "muchas cosas que pasaron después de la voladura", comentó que fue un colega de la agencia Reuters quien lo rescató.

 

 

Con la asistencia de dos médicos, lo llevaron a la ambulancia. "Me pusieron en la camilla tercera, con la cabeza hacia el asiento del conductor. Cuando arranca, tomo una cierta conciencia de lo que había pasado, entonces tuve miedo, dije 'quién está manejando la ambulancia y a dónde me llevan'. Con las piernas empujé las dos puertas traseras de la ambulancia y me tiré".

Así las cosas, dijo que su papá, que trabajaba cerca del edificio diplomático, llegó al lugar y que, al encontrarlo lo abrazó. "Yo estaba totalmente ensangrentado y le manché el saco del traje. Semanas después me dijo 'este es el traje con el cual fui a saludarte y es tu sangre' y yo le dije, 'no, es la tuya'".

 

 

 

Antes de finalizar, Cohen reflexionó sobre el edificio diplomático, que anteriormente había sido una casona particular. Así tendió un paralelismo con sus compañeros de trabajo y aseguró que eran como una familia.

Quizás por eso, a 30 años de este atentado, todavía se pregunta qué pasó y por qué no hay detenidos ni acusados. "Ni siquiera tenemos ningún nombre probable, ni gente buscada. No sabemos si hubo conexión local o no, o si solo hubo conexión local. No sabemos nada. Los sobrevivientes y la sociedad merecemos una explicación. Cada año que pasa pareciera que es más difícil que la respuesta surja", concluyó.

 

Informe especial elaborado por Gabriel Landart y Cecilia Bizzotto.