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Furia felina: tras los pumas en Villa Gesell, gatos monteses atacan Santa Clara del Mar

Otra localidad balnearia del Atlántico experimenta la presencia de felinos de gran tamaño. La palabra de los especialistas a la hora de actuar ante estos animales

Por Redacción

22 de julio, 2022 - 11:22

Villa Gesell fue noticia este invierno por la aparición de ejemplares de pumas que merodeaban la ciudad. El pánico y la desesperación, fogoneados por los medios de Buenos Aires que agrandaron un poco el hecho, motivaron que gran parte del país centrara sus ojos en esa localidad balnearia. Y en las últimas horas, otra variedad de felinos se hizo presente en una ciudad vecina: Santa Clara del Mar.

Se trata de algunos ejemplares de gatos monteses que se pudieron ver en el barrio Atlántida, una reserva forestal ubicada en la ruta interbalnearia nº11. Este conglomerado urbano, cercano a Mar del Plata, tiene como característica grandes bosques de pinos, eucaliptos, y otras especies de árboles. Y también gatos monteses. 

"Los gatos monteses que se ven en esta zona no huyeron del incendio de Mar Chiquita", dijeron los especialistas, "sino que siempre estuvieron en la región. Forman parte del pastizal pampeano costero". Son los felinos silvestres más comunes de toda América Latina, pero al mismo tiempo se encuentran en peligro de extinción. 

La presencia de estos gatos causó alarma en las familias de Mar Chiquita y Mar del Plata. Pero hay ciertas recomendaciones útiles para aquellas personas que, de pronto, se encuentren cara a cara con uno de estos animales.

Lo primero es muy simple: no hacer nada. "No son peligrosos para las personas, ni siquiera para los perros", indicaron los guardaparques de Mar Chiquita. Lo siguiente va más por el lado del respeto: no hay que cazarlos ni dentro ni fuera de la Reserva Natural de Mar Chiquita, dejarlos vivir, y respetar la naturaleza. 

Y lo tercero se centra en el alimento que pueden procurarse: conviene cerrar bien los gallineros, porque son estas aves las preferidas de los gatos monteses. 

"Es común que anden en invierno, cuando la comida empieza a escasear. Y también es común que se acerquen a los gallineros", decían los trabajadores de la Reserva. Al mismo tiempo solicitaron que la gente les saque fotos y las comparta con las autoridades, para determinar de qué tipo de animal se trata.