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Educación, la puerta de acceso a mejores empleos en un siglo signado por las crisis recurrentes

La relación entre el acceso a un trabajo de calidad y el nivel educativo alcanzado se vuelve cada vez más evidente, y queda muy clara a través de un estudio de Argentinos por la Educación

02 de enero, 2023 - 08:13

Durante muchos años, desde la fundación de la Argentina moderna y la implementación del diseño sarmientino, estuvo claro que la educación era la garantía de movilidad social ascendente, y fue el factor que determinó un país de amplísimas capas medias –una rareza en la región– junto a un alto nivel de formación de profesionales en todas las áreas.

Ese país perdido, entre otras cosas, extravió ese norte de tener claro para qué sirve la herramienta educativa, pero los datos crudos muestran que sigue teniendo una vigencia en la realidad que demuestra taxativamente el estudio conjunto que llevaron a cabo el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y el Observatorio Argentinos por la Educación.

“En una sociedad que aspira al desarrollo económico y a una distribución más justa de oportunidades, la articulación entre la educación y el mundo del trabajo es crucial. La Ley de Educación Nacional (LEN), sancionada en 2006, marcó un hito significativo en este sentido: extendió el tramo de escolarización obligatorio hacia todo el nivel secundario y señaló la importancia de garantizar una educación que habilite a las personas a continuar estudios superiores, trabajar y participar activamente de la sociedad”, resalta desde su inicio el trabajo.

A partir de este marco es que el informe plantea una serie de preguntas: ¿Se expandió el nivel secundario en las últimas dos décadas? ¿Aumentó la proporción de jóvenes con secundaria completa? ¿Hay relación entre el nivel educativo alcanzado y el acceso a trabajos de calidad? ¿Hay diferencias asociadas al género?

Entonces, tomando las cifras de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) entre 2003 y 2021, el documento analiza la relación entre la expansión del nivel secundario y el acceso de los jóvenes a empleos de calidad, aquellos que implican más de 30 horas semanales y aportes jubilatorios.

 

Secundaria: acceso y terminalidad

El trabajo pone énfasis en estos dos factores, que pueden entenderse como indicadores de la salud del sistema educativo y también de la integridad del cuerpo social.

Al analizar la evolución de la asistencia del grupo de jóvenes de entre 13 y 17 años, desde 2003 hasta 2021, se observa que la cifra de jóvenes dentro de ese grupo etario que asistían a la escuela secundaria pasó de un 78% en 2003 a un 88% en 2018 y, luego, a 92% 2021.

Este aumento en la proporción de jóvenes en la secundaria se contrapone con la disminución de la proporción de jóvenes en primaria y fuera del sistema educativo. Tanto en 2003 como en 2006, el 12% de los jóvenes de entre 13 y 17 años asistía a la escuela primaria, es decir, que cursaban con sobre-edad. En los años 2018 y 2021 ese porcentaje disminuyó al 5% y 4% respectivamente. A su vez, los jóvenes en ese rango de edad fuera del sistema educativo representaban en 2003 y 2006 alrededor del 10%, mientras que en los años 2018 representaba el 6% y en el año 2021, el 3%.

El problema de la terminalidad también muestra datos de análisis muy interesantes: en esta sección se analiza el porcentaje de jóvenes que han finalizado ese nivel para dos grupos etarios (18 a 24 años y 25 a 29 años). Aumentó la proporción de jóvenes de entre 18 y 24 años con al menos el secundario completo. En 2003, el 58% de los y las jóvenes en ese rango de edad había finalizado ese nivel, mientras que en 2018 ese porcentaje aumentó a 63% y en 2021 a 67%.

Por otra parte, dado ese incremento, el grupo de 25 a 29 años también presentó un aumento en la proporción de jóvenes con al menos el secundario completo. En ese sentido, en 2003, el 58% de jóvenes en ese rango de edad había finalizado ese nivel, mientras que el porcentaje creció a 71% en 2018 y a 72% en 2021.

Cuando se analiza el tema de la terminalidad por género, se observa para ambos grupos etarios una proporción más alta de mujeres con secundario completo o más que la proporción de varones con ese mismo nivel para todos los años analizados.

En segundo lugar, si bien todas las proporciones crecieron en el período analizado, se observa que la proporción de varones con secundario completo o más creció más rápido que la de mujeres. En el grupo de 18 a 24 años la tasa de terminalidad creció 10 puntos porcentuales entre 2003 a 2021, de 52% a 62% mientras que la de mujeres creció 7 puntos porcentuales, de 64% a 71%. En el grupo de 25 a 29 años la tasa de terminalidad de los varones creció 17 puntos porcentuales (de 52% en 2003 a 69% en 2021) mientras que la de mujeres aumentó 12 puntos porcentuales en el mismo período (de 64% a 76%).

De esta forma se observa una disminución en la brecha de terminalidad por género en este grupo etario que era de 12 puntos porcentuales en 2003 y pasó a ser de 7 puntos porcentuales en 2021.

 

Empleos de calidad

Se considera que tienen un empleo de calidad aquellas personas que trabajan más de 30 horas semanales en un trabajo que les realiza un descuento jubilatorio.

En el porcentaje de jóvenes que tiene un empleo de calidad entre los que tienen secundaria completa y con el de los que no tienen secundaria completa dentro del grupo de 18 a 24 años, la brecha fluctúa entre 10 puntos porcentuales en 2009 a 6 puntos porcentuales en el año 2021.

Cuando se considera al grupo de jóvenes entre 25 y 29 años, la proporción de jóvenes con empleo de calidad aumenta considerablemente, y a su vez, aumenta la brecha entre los jóvenes con y sin secundaria completa. Por ejemplo, en el año 2018 la proporción de jóvenes con secundario completo que tiene un empleo de calidad fue del 13% entre los jóvenes de 18 a 24 años y del 33% entre los de 25 a 29 años.

En tanto, el caso de los que no tienen secundaria completa, en 2018 el 8% tenía un empleo de calidad en el grupo de 18 a 24 años y 17% en el de mayor edad. Es decir, que la brecha se amplía a medida que aumenta la edad, ya que pasa de 5 puntos porcentuales en el primer grupo a 16 puntos porcentuales en el segundo.

 

Las cifras

Durante el período 2003-2021, el sistema educativo se expandió. La proporción de adolescentes de 13 a 17 años fuera de la escuela cayó del 9,5% en 2003 al 3,4% en 2021, con una caída de 6 puntos porcentuales. En el mismo período, la proporción de escolarizados en el nivel secundario aumentó 14 puntos porcentuales.

Mientras, en 2021 el 92% de los adolescentes de entre 13 y 17 años asistían al nivel secundario.

También creció el porcentaje de graduados del nivel: la proporción de jóvenes que completaron la secundaria aumentó 14 puntos porcentuales entre 2003 y 2021. En 2021, tenían título secundario el 66,8% de los y las jóvenes de 18 a 24 años y el 72,3% de los y las jóvenes de 25 a 29 años. Estas cifras rondaban el 60% en 2003.

Los datos sugieren que aumentó la cantidad de estudiantes que accedieron al título secundario en la modalidad para adultos y a través de programas de terminalidad educativa.

Las mujeres completan el nivel secundario en mayor proporción que los varones: el 71% de las mujeres de 18 a 24 años tienen título secundario, mientras que la cifra cae al 62% entre los varones del mismo rango etario. De todos modos, la brecha tiende a reducirse: en 2021 era de 9 puntos porcentuales, pero en 2003 alcanzaba los 12 puntos.

Por otro lado, la proporción de mujeres que acceden a trabajos de calidad es considerablemente menor. En 2021, entre los jóvenes de 25 a 29 años con título secundario, el 48% de los varones tienen un empleo de calidad, mientras que la cifra desciende al 16% entre las mujeres: una brecha de 32 puntos. La asimetría se mantiene entre quienes no tienen título secundario: el 15% de los varones de 25 a 29 años con secundaria incompleta acceden a un empleo de calidad, mientras que la cifra cae al 2% entre las mujeres.