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Atención con los accidentes y la higiene en la piscina

Por Redacción

24 de enero, 2018 - 19:35

A la hora de dejar que los chicos se metan a la pileta es fundamental no sólo estar atentos a los accidentes sino también a la higiene de la misma para evitar enfermedades como otitis, diarrea o infecciones de la piel. Por este motivo en la revista Buena Salud dieron algunas recomendaciones a tener en cuenta:

Evitar lesiones
Fijarse que los bordes de la piscina tengan superficies antideslizantes. No dejar que los niños corran por allí. Todos los elementos de juego en la piscina y en el agua deben ser blandos. No deben jugar en forma violenta.
Los salvavidas deben ser seguros y deben ser usados permanentemente mientras están en el agua. No usar juguetes inflables ni colchonetas de agua como salvavidas, ya que pueden darse vuelta o desinflarse. Además, aquellos que se colocan sólo en los brazos de los niños son muy poco seguros, pues, si levantan los brazos, se hunden.
Marcarles claramente la zona profunda de la zona de baja profundidad. También, hay que advertirlos sobre no tirarse de cabeza en la parte baja, es muy común que se golpeen la cabeza contra el fondo.

Intensificar la higiene
Educar a los niños para que desarrollen costumbres de limpieza. Por ejemplo, enseñarles a no hacer pipí en el agua. Tampoco deben ir a las piscinas con cuadros de diarrea. Los niños pequeños, que no controlan esfínteres, no deben estar en el agua con los pañales sucios. A la hora de cambiarlos, las madres tienen que hacerlo en las áreas correspondientes.
Obviamente, ducharse antes de entrar a la piscina. No ingresar en el agua con heridas infectadas o con infecciones en la piel.
Al elegir la pileta para los niños, tener en cuenta la frecuencia de las revisiones médicas. En algunos casos, se realizan sólo una vez al mes y los especialistas aseguran que es tiempo suficiente para desarrollar una infección. También, controlar la higiene del agua: debe estar filtrada y con todos los aditivos necesarios para disminuir al máximo los riesgos de contagio.

Protección solar

    No hay que olvidarse  del protector solar a prueba de agua. La mayoría de las cremas tienen una efectividad de sólo 30 minutos y hay que repetir las aplicaciones. Tener en cuenta que los días nublados engañan, porque la radiación ultravioleta llega igual a la piel. Cuando el sol se refleja en el agua o en la arena, la exposición es doble y, por eso, las medidas de precaución deben reforzarse. Para prevenir los golpes de calor, los niños deben usar gorros y protectores solares. Es conveniente evitar el sol entre las 11 y las 16. En esta época, el niño va a necesitar líquido frecuentemente y hay que dárselo, para evitar la deshidratación.

Cambios de temperatura
Hay que evitarlos. Es muy común que, durante el día, haga mucho calor y el niño esté en la pileta, que a la noche duerma con el ventilador y, a la mañana siguiente, le duela la garganta. Estas fuertes diferencias de temperaturas pueden producir infecciones virales, que se contagian rápidamente a través de los estornudos. En general, estos cuadros pueden presentar anginas rojas y mucha fiebre. Los pediatras aconsejan bajar rápidamente la fiebre con baños de agua, paracetamol y, luego, consultar al especialista.
Cuando los niños salen de la piscina, deben secarse rápidamente, porque salen de un lugar cálido y el ambiente está más frío, esto les hace mal y empiezan a tiritar. Todo esto predispone a las infecciones virales.

El cuidado de los oídos
La piscina puede traer algunas complicaciones como: la otitis externa, la otitis media aguda y la sinusitis. Algunos síntomas son dolor, disminución de la audición, fiebre y supuración. Si el niño los padece, hay que consultar al médico. Al salir de la piscina, conviene que se laven los oídos y se sequen muy bien. Cuando un niño tiene problemas en los oídos, debe evitar las zambullidas, tanto de cabeza como de pie. Estas provocan que se envíen sustancias de la faringe a la trompa de Eustaquio y, de ahí, al oído.
El mar tiene ventajas con respecto a la piscina, ya que no posee productos clorados en su composición