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Feriados y tratos con Messi: cómo el rey de Arabia Saudita "limpia" su imagen

Mohamed bin Salman encabeza un reino con numerosas denuncias por violación a los Derechos Humanos

Por Redacción

23 de noviembre, 2022 - 19:48

Mohamed bin Salman es el príncipe heredero de la monarquía en Arabia Saudita, que por estos días vive una emoción sin precedentes al derrotar 2 a 1 a la Selección Argentina en el Mundial de Qatar 2022. Sin embargo, el fútbol resultó una excelente oportunidad para las autoridades árabes para mejorar su imagen pública.

Y es que en medio del día feriado y los festejos públicos por el triunfo en el Mundial, la CIA considera al príncipe heredero y primer ministro saudita como el principal sospechoso de mandar a decapitar y descuartizar al periodista disidente Jamal Kashoggi en el consulado saudita de Estambul en 2018.

Pero el foco del país ahora está puesto en Lionel Messi, a quien buscan convertir mediante un millonario contrato en una especie de embajador turístico del Reino wahabita.

Arabia Saudita sigue los pasos de diversificación económica de Qatar: compró al Newcastle inglés, adquirido por el Fondo de Inversión Pública Saudí, presidido por Mohamed bin Salman. No es el PSG, con su billetera abultada por el gas y el petróleo de Doha, pero el equipo británico ya marcha tercero en la Premier League a fuerza de una importante inyección de petrodólares.

El sueño de tener a Messi en el Newcastle fue compensado con un incómodo contrato millonario para convertir al futbolista rosarino en promotor del turismo saudita. Así, el rostro del astro argentino podrá ayudar al Reino a cimentar su candidatura al Mundial 2030, el mismo que aspira organizar la Argentina, junto a Uruguay, Chile y Paraguay.

Las inversiones en el fútbol incluyeron la organización en enero pasado de la Supercopa española ganada por el Real Madrid. Pero el príncipe piensa más allá de la pelota. Ya llevó este año al Gran Premio de Fórmula 1 a su país, que se corrió en marzo en el circuito de Jeddah. Mohamed bin Salman está tratando de lavar su imagen y la del Reino. Y no solo a través del deporte”, señaló el analista Federico Gaon, experto en relaciones internacionales y con un magíster en Medio Oriente en la Universidad de Tel Aviv

El plan a largo plazo incluye millonarias inversiones y proyectos faraónicos como la construcción de una megaciudad futurista, llamada Neón, en medio del desierto, en el noroeste del país. “Buscan transformar al Reino en el centro de la innovación tecnológica y en un polo de negocios e innovación internacional”, afirmó el especialista a TN.

Además, quiere crear una aerolínea de bandera que compita con Emirates y Qatar Airways. El plan incluye una pata comunicacional. Así como Qatar tiene a Al Jazeera, su propio canal de TV con llegada global, Arabia Saudita busca imponer a su grupo MBC, un conglomerado de medios que opera más de 17 canales de televisión satelital gratuitos.

El poeta y periodista español Ilya Topper, fundador del sitio de análisis geopolítico Mediterráneo Sur, indicó a TN desde Estambul, donde vive, que el príncipe saudita tiene una mala imagen, sobre todo, por el asesinato de Kashoggi. El periodista disidente saudita fue asesinado el 2 de octubre de 2018 en el consulado de Arabia Saudita en Estambul. Fue decapitado y su cuerpo desmembrado. “Todo el mundo cree que fue él. Lo ha dicho la CIA”, dijo Topper.

En tanto, el príncipe está dispuesto a lavar su imagen. “Más allá del caso Kashoggi, se lo ve como una persona decidida a gobernar y tiene muy claro cómo debe ser su país y a dónde quiere llevarlo. Usa la mano dura y en parte quiere deshacer el ultraislamismo” vigente en el Reino, afirmó.

Para Gaón, el plan de bin Salman incluye una tenue apertura interna. Las mujeres sauditas fueron autorizadas a manejar automóviles en 2018. “El príncipe se dio cuenta de que la cultura represiva le ha jugado en contra. Arabia es el estado más conservador y religiosamente opresivo”, indicó.

En ese contexto, suprimió a la policía religiosa y busca mejorar la reputación interna. Incluso anunció millonarias inversiones para alinear al país en los objetivos de descarbonización internacional, pero el plan es financiado con sus ricos pozos petroleros.

“Salman se dio cuenta de que es importante invertir en una narrativa nacional moderna. La razón de ser del Estado era un matrimonio entre política y religión. Es la doctrina más reaccionaria dentro del Islam sunnita. Ahora impulsa reformas para minimizar esos lazos, invirtiendo en la construcción de un nacionalismo saudita para que el ciudadano siente que pertenece a una comunidad que trascienda la cuestión religiosa”, dijo Gaón.