Lijar, pulir, encerar

A 40 años del primer Karate Kid: secretos de una saga que acompañó a millones

Fue un proyecto modesto y con estrellas no tan rutilantes, pero terminó convirtiéndose en un fenómeno de taquilla. Origen y comparaciones de un éxito sin edad.

Redacción

Por Redacción

25 Junio de 2024 - 18:30

Karate Kid — Web

Comenzó como una película de ambiciones modestas y sin grandes estrellas. Pero resultó una de las sagas más firmes en el mundo del espectáculo, y forma parte de la historia de vida de miles de personas alrededor del mundo. Lo curioso es el verdadero hecho que dio origen a la historia que viró en segunda, tercera, cuarta parte, un spin off, una banda de sonido imborrable y millones de dólares en ganancias. Karate Kid cumplió 40 años, y vale la pena sumergirse en el 'detrás de escena' de semejante fenómeno.

Karate Kid

Viajemos en el tiempo: una tarde de 1964 en Nueva York. Un adolescente de 17 años, llamado Robert Mark Kramen, fue encerrado por una patota juvenil en un callejón y recibió una numerosa cantidad de golpes. Un ojo en compota, algunos cortes, varios chichones, moretones y, sobre todo, muchísimo miedo. Al día siguiente, Robert, que inicialmente quería ser escritor, se anotó en una academia de artes marciales, cerca de su casa, con la intención de defenderse. Sin embargo, ese primer profesor no fue de su agrado: sus alumnos eran obligados a atacar, para ser convertidos en máquinas sedientas de sangre.

Ante esto, el muchacho decidió cambiar de academia. Comenzó a entrenarse como karateca con un maestro japonés. Un sensei. El hombre casi ni hablaba inglés, pero así y todo se mostraba apacible, paciente y bondadoso. Su nombre marcaría, sin siquiera proponérselo, a varias generaciones: Chojun Miyagi.

Karate Kid

Más de 15 años después (corría 1980), Kramen ya era guionista de Hollywood. Un productor, Jerry Weintraub, lo contactó para escribir una historia, ya que andaba buscando un argumento que pudiera repetir el éxito de Rocky, con el eterno Sylvester Stallone. Weintraub buscaba una historia de superación, de deporte violento, con algo de niño huérfano y aprendizaje. Kramen escuchó las directivas, recordó su propia historia, y le puso algo de condimento. El resultado se veía venir: nacía así Karate Kid, un clásico que acaba de cumplir sus primeros cuarenta años.

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Si la intención era imitar el éxito de Rocky, pues había que buscar al director de aquella película. John Avildsen, quien había ganado un premio Oscar por la primera entrega de Stallone, se convirtió en la cabeza del nuevo emprendimiento. Era un maestro creando escenas memorables con pocos elementos, sin efectos especiales. Y si bien no tenía conocimientos de karate, sí pudo ver un aire familiar entre ambas historias. Pero también las diferencias.

Karate Kid

Llegaba el momento más difícil: el casting. Había que elegir bien a los actores para que la historia tomara vuelo, para que fuera verosímil para el espectador, y para generar química entre ellos. El papel principal tuvo varios nombres que hoy son célebres: Tom Cruise, Nicholas Cage, Emilio Estévez, Charlie Sheen, Robert Downey Jr, Sean Penn... Finalmente, el papel fue para Ralph Macchio, quien acababa de ser parte de la película 'The Outsiders', bajo la dirección de Francis Ford Coppola.

Terminada la prueba de cámara con Ralph, el director le dijo: "No te puedo asegurar nada en este momento. Pero si yo fuera tú, iría corriendo a tomar clases de karate ya mismo". El joven tenía 22 años, y no tenía idea de lo que eran artes marciales. Pero su cara de niño lo ayudó a encarnar al adorable y querible Daniel LaRusso. Sin embargo, faltaban dos patas importantes de esta historia: el maestro y el rival de Daniel.

Karate Kid

Varios fueron los candidatos para encarnar a Johnny Lawrence, el enemigo de Daniel. Varias jornadas de audiciones agotaron a los productores, hasta que apareció en escena William Zabka. Hizo su parte con tanta energía, que una de las patadas que tiró hizo un agujero en una de las paredes de la oficina del director de la película. Al terminar, caminó hacia el director, lo levantó de las solapas del saco, y le gritó que él era el actor indicado para ese papel, y salió pegando un portazo. A los pocos segundos regresó, sonriente. Y con extrema amabilidad agradeció por la oportunidad, aclarando que lo anterior es lo que Johnny Lawrence hubiera hecho en ese momento. Logró el papel al instante.

Pero quedaba el maestro. ¿A quién otro que no fuera Toshiro Mifune podrían llamar? Sucede que los productores buscaban una cara oriental, que al mismo tiempo fuera conocida por todo el mundo. Lamentablemente, Mifune hablaba dos o tres palabras de inglés y, para colmo, no creyó que el proyecto estuviera a su altura. Desechó el ofrecimiento, y hubo que buscar a otro actor.

Karate Kid

Y aquí podríamos pensar que la elección de Pat Morita como el Señor Miyagi sería resultado del amplio conocimiento que el actor tenía del karate. Craso error: Morita no sabía nada del asunto. Las artes marciales le eran desconocidas en absoluto. Cuando los productores le comentaron este detalle, Pat se ofendió: "Ustedes no necesitan un campeón mundial de karate. Necesitan un actor, y eso es lo que yo soy desde hace décadas". Fue tan convincente en su postura, que no quedó otra que probar con él.

El éxito estaba asegurado. Solo en Estados Unidos, recaudó más de 100 millones de dólares. Vinieron las secuelas, una remake lamentable con Jackie Chan, y Cobra Kai, la serie que se desprende de estas películas, la cual llegó hasta la sexta temporada. Más allá del éxito monetario, Karate Kid se convirtió en un producto que revitalizó el karate como disciplina, más allá de hacer que miles de fanáticos se pararan en un pie para imitar el 'Salto de la Grulla'.

Pasarán los años, y seguiremos escuchando en nuestras cabezas las míticas frases de la película. "Lijar, pulir, encerar", "Pintar la cerca, arriba, abajo", "Pintar la casa, de lado a lado". Y quedarán también las enseñanzas de un maestro japonés que, gracias a esta nota, pudiste enterarte de que en la vida real no sabía nada de karate.