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¡Viva el tercer mundo fobalero!

“Yo le preguntaría a Ángel Marcos, aquel goleador del Chacarita del ‘69 cuál fue su cumbre en el fútbol”

Por Redacción

08 de mayo, 2019 - 19:08

“Todos los jugadores tienen un club adonde jugar”, dijo una vez el Colorado Oyarbide, un jugador que algunos hinchas de Newell’s recordarán porque fue uno de los máximos goleadores de las inferiores que dirigía el Loco Bielsa y algunos otros de Godoy Cruz porque con sus corridas electrizantes disimulaba sus propias imperfecciones técnicas y las carencias ofensivas y las penurias económicas de ese equipo de mediados de los 90. 

Aquella definición de Oyarbide me parece más recordable que alguno de los tres tantos que anotó con la casaca del Tomba. Siempre me quedó rondando cuál pelota boyando en el área. 

Se me ocurre que quiso poner de manifiesto que oportunidades nunca le faltan a un futbolista, que siempre hay un horizonte, un norte o un sur para un profesional de la pelota y que todos encuentran su lugar en el mundo en el planeta redondo.

¿Te gustaría jugar en River o Boca?, suelen preguntarle los partidarios disfrazados de periodistas al goleador, de por ejemplo Talleres de Córdoba, como si existiera un decreto tácito de que la meca futbolística, el Aconcagua de un jugador es ponerse la casaca de los clubes hegemónicos de la Argentina.

Yo le preguntaría a Ángel Marcos, aquel goleador del Chacarita campeón del ‘69 cuál fue su cumbre en el fútbol. O qué hubiera respondido el recordado Houseman, ídolo del Globo del 73, sobre cuál fue la suya. 

¿Qué contestaría el Pepe Sand, goleador del Grana en el Siglo XXI u Horacio Milozzi, el 6 del Quilmes campeón de 1978?

Y así como ellos, pienso en Aldo Pedro Poy, con su palomita Canalla, y en Tata Martino, clarividente de la Lepra rosarina. En el fino Arregui de Ferro y el Mono Sabella de Estudiantes.

Yo les preguntaría a cualquier jugador de esos equipos campeones, si no fue más lindo pegar el grito de lo imposible, que el alarido de lo posible, porque ser campeón con el Real Madrid o el Bayern Munich es siempre factible y lógico. Pero lograrlo con Argentinos Juniors, el Cervecero, el Granate o el Taladro es la consumación de la utopía. Ser Cristiano Ronaldo en pago grande es la salvación económica, pero en pago chico es inolvidable.

Se me ocurre que es necesario el disenso fobalero. Que no es posible el discurso único, que los títulos solo los cuenten el Barca y el Madrid, Boca y River, el Milan y la Juventus, el PSG o el Olympique de Marsella, Nacional y Peñarol, la U y Colo Colo, el Benfica, el Bayern, etcétera.

Que la tercera y cuarta posición es vital: democrática e inclusiva, para sopesar la hegemonía de los que más tienen.

Me rebelo y me revelo. Lo siento, amigos del lirismo. Si juega el Frosinone contra la Juventus aguante la marca y el recurso extremo de un marcador de punta esforzado y desconocido para frenar los ímpetus de la bicicleta financiera del portugués apodado CR7.

Y obvio que Messi es argentino y lo quiero siempre en mi equipo, lo disfruto, pero no me disgustan los equipos que se saben débiles y que sacan recursos de una pelota parada  para hacerle frente. “A por el triunfo” del Almería. Lo siento, amigues. Ante todo vivan los chicos, los no alineados, los postergados.

Y viva el 4 a 1 de Chacarita a River en la final del 69, y el Finito Albirrojo Achával a Boca, el 5 a 1 del Lobo en La Bombonera y el triunfazo del Globito al Cuervo en el Malvinas. 

Aquel 2 a 0 de Atlético Argentino a Valencia y aquel hito de Andes Talleres al Milan, el de la Lepra contra el Rojo en el Gargantini y el Tito Ramírez y el Morro contra los grandes allá o aquí.

En el planeta redondo del fóbal, no todo es hegemonía. Existen por suerte los grises. Vivan los ingeniosos como el Víctor, el Pocho Barroso, el Pancita Videla, Fernando Roque Moreschini, Ariel Gómez, Don Ángel Tulio Zof, Carlos Griguol, El Piojo Yudica, Becaccece, Zielinsky, Falcioni, Dabove, Almirón y también el Colorado Oyarbide, por qué no.

Viva el tercer mundo fobalero, que se las rebusca con lo que tiene y lo que no tiene, para hacerle frente a los poderosos 11, más un banco con buen crédito.