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La inflación va a desestabilizar aún más a la economía

Un estudio de la universidad Austral analiza la política fiscal, la emisión del Banco Central y la falta de un plan que agrava la incertidumbre

07 de diciembre, 2021 - 07:42

Se realizó recientemente un minucioso trabajo pos elecciones generales de medio tiempo, con opiniones de empresarios, ejecutivos y productores de todo el país, entre los que se encontraba en buen número, que participa activamente de la economía de Mendoza, donde se observó el camino que tiene por delante la Argentina, todo un tema que merece, según expresaron los especialistas que accedieron al informe, observaciones de todos los ángulos que hacen a la economía, finanzas y proyecciones, en tiempos donde al país y a sus economías regionales no les va bien.

El estudio tuvo el análisis del reconocido investigador del IAE Business School, de la Universidad Austral, Martín Calveira, quien además elabora uno de los principales informes mensuales económicos (IME) del país. 

El Ciudadano tuvo acceso al trabajo y sus principales conclusiones, que indicó entre otras consideraciones: “El último dato del estimador mensual de actividad económica (EMAE), que publica el INDEC, registró una variación en septiembre de 11,6% con respecto al mismo mes de 2020. Mientras que el indicador desestacionalizado se incrementó 1,2% respecto de agosto de 2021. Si bien el dato es positivo, no es posible afirmar que estamos ante un claro proceso de reactivación económica”.

Entre los puntos sobresalientes que el informe señala como preocupantes están: “La inflación mensual se mantiene en torno al 3% y 4% mensual, la política fiscal expansiva financiada con emisión se plantea como un impulso a la inflación en lugar de mayor actividad, la incertidumbre política en relación con la administración del poder en el partido del Gobierno y la ausencia de un programa macroeconómico de estabilización que coordine las expectativas de los agentes económicos”.

“La diversidad de factores que acercan a la economía hacia un punto de mayor inestabilidad se asocia con mayor inflación e incertidumbre sobre la gestión de gobierno, donde los funcionarios de gestión se diferencian sustancialmente de los políticos. Es clave coordinar comportamiento para, al menos, establecer ciertas condiciones para un proceso de desinflación”, advirtió Calveira.

 

La inflación es el eje de los problemas y el objetivo por desactivar

El exhaustivo análisis nacional de la Escuela de Negocios de la universidad Austral consideró: “Un proceso de desinflación de una economía con inflación crónica tendrá efectos redistributivos de mayor intensidad en casos de inflación reciente. Los efectos redistributivos se observarán en aquellos agentes que no podrán actualizar sus ingresos en similar cuantía que los ajustes de precios a los que se enfrentaron previamente debido a que un programa de estabilización deberá tener reglas y objetivos establecidos, entre los que se encontrarán la interrupción o suavización del monto de la actualización de los precios. Potencialmente se presentarán sectores más dinámicos como los vinculados a servicios profesionales, mientras que otros regresivos, como los del sector informal”.

Para el economista Calveira: “La política fiscal del primer semestre del año era correcta en términos de estabilización, es decir, se suavizó y restringió la expansión del gasto y se suspendió la emisión monetaria. No obstante, la dominancia política frente a las elecciones de medio término desactivó la gestión económica”.     

“Esencialmente, las inflaciones crónicas, de largos períodos de estabilidad, afectan a los agentes económicos, en general, dado que los ingresos son acordados previamente, esto es sueldos, rentas financieras, alquileres, etcétera. Los ajustes de los ingresos, principalmente del trabajo, se exponen a desfajes temporales, es decir, los salarios se modifican con menor frecuencia que la inflación y, en muchos casos, por debajo de la misma”, señaló.

Profundizando el tema, agregó con preocupación: “Los salarios del sector informal se deterioran con mayor intensidad ante inflaciones persistentes, dado el menor poder de negociación de esos sectores. A su vez, los trabajadores informales se exponen a mayores efectos derivados del mayor aumento relativo de la canasta alimentaria con respecto a sus ingresos, generando distorsiones a lo largo de los ingresos de la población, cuya principal fuente de ingresos son los salarios. Esto también se observa en la población que no tiene acceso a los servicios públicos como el gas de red en relación con los habitantes de los centros urbanos que sí lo tiene, pues el gas envasado es más costoso que el suministro de red. En consecuencia, al observar este precio en términos relativos, claramente se ven afectados los ciudadanos sin acceso al mismo, lo cual conforma un complejo de distorsiones intrasector asalariado”.  

 

La falta de plan profundiza la incertidumbre económica  

El tema precios se refleja en el estudio, con consideraciones como “las distorsiones de los precios de la economía tienen amplio alcance ante inflaciones sostenidas, generando lo que denominamos distorsiones de los precios relativos. En concreto, las disparidades en los ajustes entre distintos bienes y servicios de la economía los podemos observar en el tipo de cambio y las tarifas públicas. Ante el atraso de las tarifas con el objetivo de no afectar los salarios de trabajadores que utilizan ese servicio diariamente, se genera la necesidad de subsidios. El subsidio implica un crecimiento de los egresos públicos y, ante restricciones al financiamiento del sector público, la emisión monetaria se transforma en un potencial impulso inflacionario”.

“Ciertamente, el mecanismo de transmisión a precios se genera con desfajes temporales, pero en la transición se observa que las expectativas, las presiones en el tipo de cambio y las decisiones de los formadores de precios se constituyen como el principal impulso inflacionario”.

El punto clave de lo que le pasa a la economía del país se señala en el trabajo, cuando afirma: “La gestión política debería trasladar el poder casi exclusivamente al Ministerio de Economía y el Banco Central en el manejo de la estabilización. Sabiendo que los instrumentos de gestión son escasos, la incertidumbre derivada de la política plantea una mayor complejidad para los hacedores de política económica”.

Finalmente, el análisis concluye: “La incertidumbre que genera la tensión política del oficialismo, desde las elecciones primarias, se traduce, al menos parcialmente, en la pérdida de reservas y de credibilidad sobre la gestión económica. Esto es costoso, no solo en términos económicos, sino sociales, pues tenemos una economía con altos niveles de pobreza derivados de un período prolongado de estanflación que afecta a la productividad del trabajo y a la calidad de los puestos de trabajo futuro para los ciudadanos en edad de formación. En concreto, familias que se enfrentan a dificultades crecientes en términos alimentarios, naturalmente se exponen a mayores dificultades para solventar la educación formal y, en consecuencia, la capacitación para insertarse al mercado laboral”.
 

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