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El momento en que Argentina deje de buscar la magia

Retirado de la política, un exsenador comparte su visión de la forma en el que el país debería encaminarse hacia el progreso.

06 de enero, 2021 - 10:47

En la historia de la humanidad podemos repasar los momentos que como en forma circular se repiten respecto a distintas situaciones aunque enmarcadas en contextos similares. 

Es casi una regla general que al tocar fondo, al enfrentarse a un abismo que no nos deja opciones, es cuando llega el momento del cambio profundo. Donde los espejismos autopercibidos y esa sensación de que somos especiales se esfuman y la realidad aviene de una forma casi prodigiosa.

Y ese optimismo es el que viene esparciendo casi en forma silenciosa quien durante 8 años fuera legislador provincial y en 2021 inicia el camino del séptimo año de haberse retirado de la arena política y haber retomado su profesión de abogado: Carlos Aguinaga

 

 

Para el demócrata mendocino, Argentina tendrá la oportunidad de salir adelante luego de haber encontrado el camino de los países que supieron progresar.

“Yo soy optimista sobre que Argentina puede salir hacia delante. Me da la impresión que 2021 va a ser un año bastante complicado en todo sentido. En lo económico, en lo social, en lo cultural, en lo educacional. Pero creo que superando el 2021 habrá una nueva expectativa de volver a normalizar algunas cosas y de incorporarse en la senda de los países que han podido progresar”, avizoró.

Para el abogado el camino que debe encontrar Argentina “ya está escrito, no hace falta que busquemos qué debemos hacer, no hay magia en esto. Las crisis que han salido adelante han hecho más o menos las mismas cosas. Nosotros el día que dejemos de buscar la magia y empecemos a caminar la senda correcta vamos a salir adelante”, destacó.

Aguinaga abona sus pensamientos basado en la visión que posee del potencial del país: “Obviamente venimos de verlo pero con varias décadas de pequeñas decadencias. Imperceptible y nos vamos acostumbrando a esa decadencia. Nos parece que es lo normal, lo correcto, pensamos que vivimos como se vive en el resto del mundo civilizado. Y la verdad es que estamos muy lejos de vivir en ese mundo que se desarrolló y que caminó por la senda correcta”, se sinceró.

 

 

Sin embargo, el exsenador levantó la mirada y dijo esperanzado: “Creo que en algún momento nos vamos a cansar de vivir en el espejismo y vamos a ser capaces de ajustarnos el cinturón, aceptar la realidad en la que estamos y aprovechar eso como una oportunidad para despegar y salir para delante. Porque tiene un potencial enorme la Argentina”.

“Hay muchos recursos naturales. Hay mucha naturaleza que nos ha brindado ventajas comparativas. Todavía queda un pueblo educado y culto aunque en términos relativos no tanto como en décadas anteriores. Aunque todavía tenemos eso. Y lo que nos está faltando es madurar como sociedad”, sentenció.

El giro hacia la madurez lo apuntó hacia “toda la clase dirigencial del país y también a la sociedad en su conjunto, que a veces se deja llevar por el espejismo. Si no se hubiese dejado llevar por el espejismo no estaríamos como estamos después de tantas décadas de retroceso. No es casual que tengamos la clase de dirigentes que tenemos a todo nivel. Político, empresarial, sindical, en la formación de estudiantes y de alumnos. Hay una decadencia importante. Pero también veo esa potencialidad que nos puede permitir desarrollarnos”, remarcó.

 

 

 

Sistemas que funcionan

 

El mendocino desafió que “no tenemos que creernos que somos tan especiales y tan distintos que esas cosas de las que hablo no se aplican o no podrían funcionar porque somos distintos o, como dije, especiales como argentinos. No creo que esto sea así. En los sistemas que funcionan ya se sabe lo que han hecho”.

Aguinaga apuntó que los países que lograron encontrar el sendero del progreso “han defendido la democracia, pero a la verdadera democracia no a la que se llena la boca de democracia y después se inclina hacia el autoritarismo. Que han defendido el derecho a la propiedad, que no significa defender el derecho de los que ya tienen la propiedad, significa defender el derecho a los que quieren acceder a la propiedad, los que quieren progresar, los que no la tienen y hoy la quieren tener. Si no defendés el derecho a la propiedad nunca alguien la tendrá”.

A esos dos tópicos en los que hizo blanco y que criticó que “en Argentina no hemos defendido y no hemos tenido en una óptima consideración” añadió al sistema republicano, “que es la otra cara de la democracia”.

“Democracia, más república, más derecho a la propiedad, es una buena combinación para que haya desarrollo en Argentina. Es una fórmula necesaria para que se den las bases del desarrollo”, selló.