Hoy se fue un pedazo de mi infancia. Cómo hijo de padre divorciados, los domingos eran de papá.
Ir a ver juntos con mi viejo al Trinche, era una excusa maravillosa. Para un domingo ideal tenía que ser; almorzar con el viejo temprano, subirse al Citroen 3CV para seguir a la Lepra.
Llegar al medio tiempo de la reserva y a esperar el partido principal. Pasar por el vestuario a saludar a los jugadores, sentirme insignificante al lado del Trinche Carlovich, el Gringo Mémoli, el Cura Vergara y la delantera que salía de memoria: Oscar Angel Palavecino, Carlos Alberto Molina y Vicente Tadeo Lugo.
Palmira, San Martin, la del Tomba, adónde hubiera que ir, allá íbamos…¡¡¡Jugaba el equipo de Don Mario Imbelloni!!!
La jornada terminaba a la tarde/noche en el ACA, cerca del Los Andes para leer las pizarras...y a casa.
Se terminaba el papá domingo, pero el abrazo por el gol del Puma Molina con pase del Trinche Carlovich, o el “¿ Viste que es Rey y es leproso?” me ahogaba la tristeza de esperar una semana para volver a ver al viejo.
Y al Trinche... que hasta la última vez que vino a Mendoza me decía cariñosamente: “Varguitas, que feliz soy acá...”
Chau Trinche, estoy feliz porque sé que ya se encontró con el viejo.
Gracias Trinche, gracias Viejo, por esos domingos únicos del 76'. https://www.ciudadanodiario.com.ar/el-tapon/giardini-fue-muy-critico-que-hacemos-con-60-mil-pesos