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La visita del presidente Julio A. Roca para inaugurar el ferrocarril de Buenos Aires a Mendoza

En el marco de una política iniciada por Bartolomé Mitre, en 1885 comenzó a funcionar un servicio que trajo progreso a nuestra provincia

27 de marzo, 2023 - 09:12

Hace unos días, el Gobierno nacional dejó inaugurado en Palmira el servicio del ferrocarril que une Buenos Aires con Mendoza, después de 30 años sin él.

Durante las privatizaciones que se realizaron en la década de los ’90, los mendocinos fuimos privados de un medio de transporte económico y seguro. Recordemos que el último tren hacia nuestra provincia partió el 10 de marzo de 1993. Con estos antecedentes y el futuro de este medio de transporte, bien vale recordar el primer día que las vías se extendieron hasta el Oeste del país trayendo el progreso de la modernidad.

Aquellos fueron momentos de gran sorpresa, ya que al mismo tiempo se conocieron por estos pagos los beneficios del tranvía a caballo y la luz eléctrica, adelantos que causaron un impacto muy grande en nuestra sociedad.

 

El tren del progreso

El ferrocarril llegó a Mendoza en abril de 1885, durante la gestión de los llamados “gobiernos progresistas” que fomentaron la instalación de líneas férreas en gran parte del país.

Para el arribo del primer tren a nuestra provincia tenemos que retrotraernos a 1867, cuando el presidente Bartolomé Mitre, mediante un decreto, ordenó su construcción.

Durante las presidencias de Sarmiento, Avellaneda y Roca, se dictaron varias leyes para la continuación del proyecto, que quedó finalmente cristalizado en 1885.

Muchos quedaron estupefactos al sentir las vibraciones que se producían al paso de las formaciones. Para celebrar aquel acontecimiento, se pusieron cientos de banderines argentinos en la estación, igual que cientos de banderas pendían de los edificios de la avenida Las Heras. Las autoridades, representadas por el gobernador Rufino Ortega y sus ministros, permanecían en el lado izquierdo de la estación, mientras que la Banda de Música de la Policía se encontraba a un costado del andén y ejecutaba marchas militares.

Minutos antes de las 13.30, los mendocinos escucharon con asombro un estremecedor ruido parecido a un terremoto. Era el convoy que traía al presidente Roca.

La gente se aprestó a entrar en el recinto donde se iba a recibir al primer mandatario y se originó un tumulto tal que debió intervenir la Policía para despejar a los curiosos. Al llegar el tren, se dio un viva al presidente y otro al ministro Bernardo de Irigoyen, quienes bajaron de los coches junto a una gran comitiva, además del ministro plenipotenciario de Chile, doctor Ambrosio Montt; el representante de Estados Unidos, general Osborne y los doctores Juárez Celman y Luis y Roque Sáenz Peña.

El gobernador de la provincia, fue uno de los primeros en esperarlos en la estación. Hizo acercar su carruaje a la rampa de salida e invitó al presidente a subir, colocándose él a su lado y dejando al doctor Bernardo de Irigoyen parado, quien luego ocupó el asiento de adelante. Los coches que conducían a las autoridades partieron por la avenida Las Heras hacia la avenida San Martín, y en el recorrido miles de personas aplaudían y vitoreaban al primer mandatario.

Los carruajes siguieron hasta la Escuela Normal de Maestras –ubicada en la avenida San Martín– donde se serviría un lunch con la participación de Roca, el gobernador Ortega y su comitiva.

El primer mandatario arribó a nuestra provincia en abril de 1885 para dejar inaugurado el servicio

 

El desfile militar

Después del ágape se realizó una parada militar en la calle Belgrano con la participación de uniformados que desfilaron desde la avenida San Martín comandados por el general Araya y se formaron en línea de batalla. A la cabeza de la columna estaban los cadetes del Colegio Militar y luego los marineros, siguiendo el Regimiento 12 de Infantería al mando del teniente coronel Taboada; una Brigada de Artillería y los cuerpos de la Guardia Nacional de la Provincia. Estas dos brigadas estaban dirigidas por el mayor O'Donnell y el valiente coronel Saturnino Torres, quien había combatido en la frontera sur de Mendoza.

Además se encontraban al mando de algunas compañías don Adolfo Videla, Francisco Gómez, Sebastián Samper, Lino Aguilar y Martínez Anzorena, entre otros, los que fueron aplaudidos por el público.

Finalizada la parada militar las tropas fueron acuarteladas y empezó el desfile de los carruajes con las autoridades por la avenida San Martín.

 

El añorado tranway a caballo

El día anterior a la llegada del ferrocarril, los mendocinos asistieron a la inauguración del servicio de tranvía a caballo, acto que se realizó con gran solemnidad. Este transporte iniciaba su trayecto en la estación de ferrocarril por la avenida Las Heras y empalmaba con la avenida San Martín hasta llegar a la calle Colón, en donde finalizaba el recorrido.

 

Luz para los mendocinos

Como si esto fuera poco, los vecinos se sorprendieron con otro adelanto técnico que tenía su magia propia: la luz eléctrica.

Por la noche se habilitó el primer tendido de luz eléctrica que se extendía por avenida San Martín, desde Leandro N. Alem hasta Colón. Allí fueron inauguradas las instalaciones eléctricas del edificio de la ‘Feria Interprovincial’ y el público quedó fascinado por el espectáculo que daban las bombitas eléctricas. Pero aún faltaría esperar una década para que el alumbrado eléctrico llegara a toda la ciudad de Mendoza

 

Que siga la fiesta

Cuatro días después de la llegada del ferrocarril, el tranvía y la luz eléctrica, quedó inaugurada la ‘Feria Interprovincial’, que exhibió varios productos industriales argentinos, entre ellos las novedosas máquinas agrícolas.

El edificio de la feria estaba ubicado donde hoy se encuentra el Correo Central, en Colón y San Martín. La construcción principal se componía de una rotonda octogonal que comunicaba con tres pabellones al Norte, Sud y Oeste, destinados a la maquinaria. Al costado Este de la rotonda estaban las boleterías y otras reparticiones, en los costados Sur y Norte los almacenes, y al Oeste, animales de exhibición.

En ese lugar, el presidente Roca fue recibido por el gobernador Ortega, quien le obsequió una medalla recordatoria.

Así, aquella primera semana de abril de 1885 la pequeña aldea mendocina se había convertido en una verdadera ciudad progresista.