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El día que Pelé jugó en Mendoza integrando el legendario Santos

‘O Rey’ y sus compañeros de equipo enfrentaron a Godoy Cruz en marzo de 1964, y su presencia concitó la admiración de miles de aficionados y el interés de la prensa

02 de enero, 2023 - 07:47

El fútbol está de luto: murió Edson Arantes Do Nascimento, más conocido como Pelé, quien por tres décadas fue uno de los más grandes jugadores de fútbol de todos los tiempos, y ganador de tres copas mundiales –en 1958,1962 y 1970– con el seleccionado de Brasil.

Su vida futbolística fue realmente impresionante, ya que con sólo 16 años inició su carrera profesional como jugador del Santos FC.

Tenía 18 años cuando, vistiendo la verdeamarela, se consagró en 1958 campeón mundialista en Suecia, convirtiéndose en el jugador más joven en ganar un Mundial.

La provincia de Mendoza lo recibió en varias oportunidades, pero fueron dos en especial donde O rey causó la curiosidad y admiración del público local.

En marzo de 1964 llegó con su equipo, el Santos, para disputar un encuentro amistoso con el club Godoy Cruz Antonio Tomba, y en 1978 visitó la tierra del sol y del buen vino como periodista, contratado por una cadena internacional para cubrir dos importantes encuentros de la Selección brasileña durante la Copa Mundial de Fútbol que se disputaba en nuestro país.

En aquella ocasión fue entrevistado por el gran periodista mendocino José Félix Suárez, quien la dejó plasmada en una excelente nota al ídolo del balompié.

 

Y un día vino el rey

Esa fue la primera visita de Pelé a Mendoza junto los demás integrantes del equipo del Santos, quienes eran los bicampeones mundiales. Al llegar al aeropuerto, los integrantes del club paulista bajaron del avión saludando a miles de personas que les pedían autógrafos, mientras que muchos otros se congregaron en el edificio para ofrecerle el cariño y admiración al ídolo mundial.

El astro futbolístico y sus compañeros subieron al ómnibus que los trasladó hacia el hotel, acompañados por una caravana de autos que los siguió todo el viaje hacia el centro mendocino. A los costados de la Ruta 40, otras miles de personas saludaban a los futbolistas.

Cuando llegaron al hotel Ariosto, ubicado en la calle Infanta de San Martín, los admiradores se agolparon para poder tocar al famoso jugador, y hombres, mujeres y niños corearon el nombre de Pelé. Rápidamente los jugadores ingresaron al hall del hotel y en el interior se encontraron con los periodistas y reporteros gráficos que abordaron a los integrantes del equipo.

Los destellos de los flashes iluminaron el salón, donde Pelé, con su simpatía sin igual, contestó las preguntas de los cronistas que, a pesar de su expresión portuguesa, lo entendieron claramente.

Después, los integrantes del equipo del Peixe almorzaron y descansaron. A la mañana siguiente tendrían un día de actividad futbolística y el Santos jugaría contra el Tomba de Godoy Cruz.

 

El partido de los mendocinos

El 1 de marzo de 1964, los mendocinos se despertaron distintos; no era un domingo habitual: en todos los cafés de la ciudad, en las paradas del trolebús y en el interior del tranvía se hablaba solo de Pelé.

En tanto, la prensa escrita publicó extensas notas refiriéndose al equipo del Santos y a la presencia de algunos jugadores que se habían coronado bicampeones mundiales con la Selección de fútbol de Brasil en 1962.

En la tarde, el equipo paulistapartió hacia el estadio de Godoy Cruz, mientras una multitud se acomodaba en las tribunas para presenciar el primer encuentro de un equipo mendocino contra un campeón mundial.

Por los parlantes del estadio se nombró al plantel de titulares y suplentes del equipo visitante: Gilmar; Learcio; Dalmo; Juan Carlos; Ismael; Geraldihno; Zito y Aroldo. Delanteros: Dolmar, Mengalvio; Coutihno; Pelé; Pepe; Tonino; Aroldo; Lima; Aimir y Rosi, y al director técnico, Luis Alonso Pérez.

Luego se anunciaron los jugadores de Godoy Cruz: Filizzola, Pieruz, Marchiori, Torres, Stia, Díaz, Cortez, Entrerríos, Jofré, Allendro; Lisboa, Santilli, Legrotaglie, Curi y Fernández. dirigidos por Vianna Da Silva.

Después, los equipos salieron al campo portando las banderas de Brasil y Argentina. Como capitán de su equipo, Pelé saludó al árbitro, a los rivales y también a una hermosa señorita: Olga I, Reina de la Vendimia de Godoy Cruz. Con cierta timidez el astro besó a la representante vendimial, mientras desde la tribuna se escuchaba: ¡Que la bese, que la bese…! A las 17 en punto, el árbitro Pablo Páez dio por comenzado el encuentro, en el que el Rey mostró su magia y deleitó a los aficionados con su calidad, sus gambetas y sus espectaculares jugadas, en un emocionante espectáculo brindado por ambos equipos.

Y a pesar de que el Tomba se esmeró todo lo que pudo, finalmente fue vencido por el Santos por 3 a 2.

 

A las duchas

Al finalizar, muchas personas se acercaron al “genio del fútbol" para estrechar sus manos y expresarle su admiración y otros para pedirle autógrafos. Y él, con un gesto de generosidad, complació a la mayoría. Luego emprendió su marcha hacia el vestuario, cuando de pronto apareció un niño y Pelé detuvo su paso, acarició su mejilla y revolvió su pelo, dejando seguramente en el alma de ese pibe un recuerdo imborrable.

Ya en el vestuario, el ídolo siguió firmando autógrafos; posó con policías, se agachó para que un padre pudiera registrar la foto de sus dos niños con el astro y contestó cuanta pregunta le formuló la prensa.

Al día siguiente los jugadores recorrieron la ciudad, pasearon por sus calles y otros visitaron algunas de las bodegas más famosas, siempre despojados de todo vedetismo. asado con

 

Otra leyenda del fútbol

Por la noche, el presidente del club Godoy Cruz invitó al plantel brasileño a su casa veraniega de Chacras de Coria.

En esa cena, Pelé se encontró con un viejo mundialista que había sido campeón en 1934 jugando para la escuadra azzurra, o sea, la selección italiana. Se llamaba, Raimundo MumoOrsi (1901-1986) y hacía muchos años que estaba radicado en Mendoza.

Mumo y Pelé se abrazaron con gran con afecto, y astro brasileño le comentó que sabía de su trayectoria en aquel mundial que se realizó en Italia. Por su parte, Orsi le manifestó la admiración que tenía por su modo de jugar al fútbol y también destacó su simpleza y humildad, lo que lo hacía aún más grande.

Las palabras pronunciadas por el legendario jugador emocionaron tanto a Pelé, que su voz enronqueció y los párpados se humedecieron.

Los anfitriones agasajaron a todos con una exquisita parrillada, y también había tallarines y el infaltable vino tinto de nuestra provincia.

Uno de los periodistas invitados le preguntó a Edson qué significaba el apodo Pelé, y este le explicó que no tenía traducción y que así lo apodaron sus amigos de juegos infantiles; pero en cambio, sus familiares le llamaban Dico, diminutivo de Edson. La juntada duró varias horas, entre charlas y asado, transformándose una reunión inolvidable para uno de los más grandes jugadores de todos los tiempos.