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A 90 años de la tragedia del avión ‘San José’

Ocurrió en julio de 1932, y recién dos años después fueron recuperados restos de la aeronave y los cuerpos de las víctimas de un suceso que conmocionó a los mendocinos

08 de agosto, 2022 - 07:51

Días atrás se cumplieron 90 años de uno de los primeros accidentes aéreos que conmocionaron a la opinión pública local, nacional e internacional. Se produjo en la cordillera de los Andes y el protagonista fue un avión llamado ‘San José’, que cumpliendo el vuelo 535 de la entonces aerolínea estadounidense Panagra, partió de Santiago de Chile y se dirigía a Mendoza para después proseguir el viaje hacia Buenos Aires.

Toda la provincia quedó conmovida por aquel luctuoso hecho ocurrido en 1932, y recién dos años después los restos de la aeronave y los cuerpos de las víctimas fueron encontrados por un arriero a 36 kilómetros al Sur de Puente de Inca.

 

Un viaje sin final

En la nublada y fría mañana del 16 de julio de 1932, seis viajeros y tres tripulantes del vuelo 535 de la empresa Panagra se preparaban en el aeródromo Los Cerrillos, en Santiago de Chile, para viajar a Buenos Aires con una escala previa en la ciudad de Mendoza.

Mientras algunos de los pasajeros se encontraban en el buffet a la espera de la partida, en otra sala del aeródromo personal del servicio meteorológico advirtió a los pilotos de la aerolínea sobre el mal tiempo y las nevadas en la cordillera.

Por ese motivo el piloto designado se negó a volar, y ante la negativa, el supervisor C. J. Robinson lo acusó de cobarde y decidió tomar la conducción de la aeronave.

Robinson caminó hacia el avión con el radiotelegrafista Myers y el camarero Wood. Minutos después subieron los seis pasajeros y a las 6.30 el trimotor de la Panagra ‘San José’ partió para cruzar la cordillera y aterrizar en Mendoza.

Entre los pasajeros se encontraban Eduard Camus y Oscar Pinkes, gerente y empleado de la aerolínea mencionada, respectivamente; Juan Carlos Sabate, director de una fábrica de cristales en Santiago de Chile; Mr. Thish y los comerciantes argentinos Santiago Americe y Amelio Raffo.

 

Imprudencia fatal

La aeronave dejó la pista y subió a unos 4.000 metros. Media hora después, el radiotelegrafista comunicó a la torre de Santiago de Chile que un fuerte viento contrario cargado de nieve le impedía avanzar normalmente.

El ‘San José’ se desvió unos kilómetros de la ruta programada. Los motores, esforzados por la tormenta, hicieron que el avión consumiera gran cantidad de combustible, quedándose casi sin carburante para llegar a Mendoza.

Eran las 7.10 cuando desde el trimotor se envió el último mensaje, en el que se comunicaba que el avión estaba luchando con vientos contrarios.

Robinson trató de virar en dirección al Oeste, ya que la visibilidad era nula, y minutos después el avión desapareció en la cadena montañosa.

 

Una espera agónica

En el aeropuerto de Los Tamarindos, –hoy base aérea de El Plumerillo– tanto el personal de servicio de la aerolínea como los familiares de algunos de los pasajeros esperaban la llegada del ‘San José’, que debía producirse a las 9.

Pasaron más de tres horas y el representante de la empresa aérea en Mendoza, ingeniero Juan Carlos Alurralde, llamó al aeropuerto de Santiago de Chile, donde fue informado de que el avión había despegado a las 6.30. La noticia hizo temer a las autoridades chilenas, que pensaron que el trimotor ‘San José’ había sufrido un accidente.

Después del mediodía se montó un operativo de búsqueda tanto en Chile como en Mendoza, y desde ambos aeródromos partieron hacia la cordillera varios aviones civiles y militares.

 

Desaparecido en la cordillera

La noticia del avión perdido se propagó por toda Mendoza. Cientos de personas llegaron al campo de Los Tamarindos ávidos de saber qué ocurría realmente.

Desde ese lugar diversos aviones partieron hacia la cordillera para intentar localizar el aparato siniestrado. Por otro lado, en el campo de aviación se especulaba con diversas teorías sobre la desaparición: unos decían que el aparato había hecho un aterrizaje de emergencia en la cordillera, los más pesimistas afirmaban que podría haberse estrellado contra el cerro Aconcagua y otros suponían que había caído en la quebrada de Navarro.

También varias patrullas terrestres salieron de Puente de Inca en busca del aparato. Luego de una ardua búsqueda que duró varios días –en la que participaron, entre otros, el aviador francés Henri Guillaumet, de la compañía Aeropostal– se abandonó toda esperanza de encontrarlos con vida y la desaparición del trimotor conmovió a todos.

Algunos restos de la aeronave todavía pueden ser observados en la zona del impacto, en la ladera del cerro Tres Gemelos

 

Se devela el misterio

El 21 de marzo de 1934, el arriero Crisóstomo Suárez siguió a una de sus mulas que se alejó por la cuenca del río Blanco. En la ladera del cerro Tres Gemelos, encontró pedazos de hierro con cables y al subir unos metros descubrió los restos de un avión y varios cuerpos, por lo que inmediatamente dio aviso a la Policía.

Al día siguiente acudió una comisión policial que partió en mula desde Puente del Inca. Junto a ellos se encontraba el fotógrafo Ángel Delpodio, quien tomó impresionantes fotografías del accidente.

Los peritajes determinaron que la nave había chocado el mismo día de su desaparición, a las 7.40, contra la pared del cerro Tres Gemelos a una velocidad de 200 kilómetros por hora y que todos los ocupantes fallecieron en el acto.

Días después, los cuerpos de las víctimas fueron trasladados a la ciudad y entregados a los familiares.

En 1959, la urna conteniendo los restos de los pasajeros fallecidos fue depositada en un panteón en el Cementerio de la Ciudad de Mendoza.