Cambios químicos y físicos

¿Sabés cómo funciona un cerebro enamorado?

En esta nota te contamos cómo el amor, en todas sus formas, ilumina nuestro cerebro, según lo detalla un estudio neurocientífico que revela varios secretos.

Redacción

Por Redacción

29 Agosto de 2024 - 18:08

Imagen web

El cerebro enamorado es un tema fascinante que ha sido estudiado por neurocientíficos y psicólogos durante años. La imagen de un cerebro en ese estado emocional es muy diferente a la de uno en estado normal

Cuando una persona se enamora, su cerebro experimenta una serie de cambios químicos y físicos que afectan su funcionamiento y comportamiento. Uno de los cambios más significativos es el aumento de la dopamina, una neurotransmisora asociada con el placer y la recompensa.

La dopamina es liberada en grandes cantidades cuando una persona se enamora, lo que produce una sensación de euforia y felicidad.

Otro cambio importante es el aumento de la oxitocina, también conocida como la "hormona del amor". La oxitocina es liberada durante el contacto físico y el sexo, y se cree que juega un papel importante en la formación de vínculos emocionales.

Juego de pasiones

La imagen de un cerebro enamorado también muestra un aumento de la actividad en la región del nucleus accumbens, una área del cerebro asociada con la recompensa y el placer. Esta área es activada cuando una persona se enamora, lo que produce una sensación de placer y satisfacción.

Además, muestra un aumento de la conectividad entre diferentes regiones de ese órgano, lo que sugiere una mayor comunicación y coordinación entre ellas. Esto puede ser debido al aumento de la dopamina y la oxitocina, que facilitan la comunicación entre las neuronas.

Según afirma la doctora Cristina Fernández García, jefa del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, en Madrid, la liberación de dopamina "no solo provoca la sensación de euforia y placer asociada al amor, sino que también comparte similitudes sorprendentes con experiencias como los juegos de azar y el consumo de drogas".

En tanto, un reciente estudio elaborado por Pärttyli Rinne y sus colegas, que fue publicado en la revista científica Cerebral Cortex, ha abordado la pregunta de cómo funciona un cerebro enamorado desde una perspectiva neurocientífica, tal como se indica en muyinteresante.com.

Los secretos del cerebro flechado por el amor fueron mostrados en un estudio científico. (Imagen: web)

Los científicos investigaron cómo distintos tipos de amor activan diferentes áreas cerebrales. El estudio ofrece una mirada fascinante a cómo nuestro cerebro procesa el amor en sus variadas manifestaciones.

Tipos de amor

El amor, un fenómeno tanto emocional como biológico, no deja de ser un proceso químico que también obedece a instintos y funciones vitales del cuerpo.

Basado en esa premisa, el equipo de investigadores estudió seis tipos de amor: romántico, hacia los hijos, por los amigos, por los desconocidos, por las mascotas y por la naturaleza

Imágenes que muestran cada tipo de amor: romántico, parental, por los amigos, por los desconocidos, por las mascotas y por la naturaleza. (Web)

En ese trabajo utilizaron imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI), a través de las cuales observaron la actividad cerebral mientras los participantes escuchaban historias diseñadas para evocar cada tipo de amor. Este enfoque les permitió mapear cómo diferentes áreas del cerebro responden a las distintas formas de amor.

El amor por las mascotas también fue resaltado en las imágenes. (Foto: web)

¿Una emoción humana universal?

Según muyinteresante.com, los resultados de este estudio tienen importantes implicaciones para nuestra comprensión del amor. Muestran que, aunque es una experiencia universal, no es una emoción monolítica. En cambio, es una serie de experiencias distintas que se manifiestan de diferentes maneras en el cerebro, dependiendo del objeto de nuestro afecto.

El amor por la familia fue reflejado en el estudio como una situación diferente al resto de los sentimientos. (Imagen: web)

En contraposición con este sentimiento, en la etapa de desamor se activan áreas cerebrales similares a las de una caída, propiciando la aparición de pensamientos intrusivos y sentimientos de tristeza, debido a los niveles bajos de oxitocina y, especialmente, serotonina.

Este es un campo de estudio emergente en la neurociencia que sugiere que futuras investigaciones podrían indagar más a fondo cómo las normas culturales influyen en la neurobiología del amor. Entender estas diferencias podría no solo enriquecer nuestra comprensión del amor como una emoción humana universal, sino también proporcionar puntos de vistas valiosos sobre cómo diferentes contextos sociales y culturales pueden modelar nuestras experiencias emocionales más profundas.