De Italia a China, el renacer de una marca: nuevo tricilíndrico
De larga tradición, con un campeonato en el Continental Circus, etapas de esplendor y hasta la quiebra, la historia de Benelli
Hablar de Benelli por estas latitudes nos dice poco y nada. De hecho, junto a otras marcas italianas como Moto Guzzi, MV Augusta o Cagiva nos transportan a épocas que solo viven en el imaginario de los más grandes que vieron correr a gigantes de las dos ruedas como Mike Hailwood, Giacomo Agositini, Ángel Nieto, Barry Sheene o al argentino Benedicto Caldarella. Hoy, Ducati tiene la posta que esas marcas dejaron y representa el baluarte de los tanos.
Pero la historia era otra. Benelli nació en 1911, la fundaron 6 hermanos, en la ciudad italiana de Pesaro, ubicada al sur-este de San Marino y en las costas del Mar Adriático. Adoptó rápidamente un león por logo por lo que la marca pasó a ser conocida como “El León de Pesaro”. Rápidamente se hizo famosa con sus motores 125 en los “giros” de su país, ganando decenas de torneos y teniendo a la Leoncino como su modelo insignia.
Su punto más alto en su historia fue tal vez en 1969 cuando se hizo con el Mundial de Velocidad de 250cc (años antes, en 1962, había logrado el título de Constructores). Después de ahí, la empresa comenzó con sus desaciertos. La marca pasó por varios dueños, entre ellos el argentino Alejandro De Tomaso (famoso corredor y diseñador de autos) y varios modelos que se fueron sin pena ni gloria como la Benelli 750 Sei de 6 cilindros en línea.
En 2003, buscando resurgir y evitar un cierre inminente, la marca lanzó una verdadera bestia: La Tornado 1130 y, su derivada naked, la TNT 1130 (siglas de Tornado Naked Tre). Una moto super deportiva de 1130cc, que erogaba 161cv con un motor de tres cilindros en línea, con la que intentó competir en el Mundial de Superbikes, pero no fue suficiente y a finales de 2004, Benelli anunciaba su bancarrota.
Ante esta situación, la empresa fue adquirida en 2005 por el grupo empresario Q.J. proveniente de China que hoy es propiedad del gigante asiático Geely. Así, la empresa italiana resurgió a costas de una fuerte inversión china que creó nuevos modelos y propulsores de baja y media cilindrada creando tetracilindricos de 600cc o bicilíndricos de 300cc, 500cc y 750cc y dejando a su casa matriz y de diseño en la ciudad de Pesaro, pero mudando la producción a China. Además, apostando por mantener a sus antiguos proveedores italianos como Brembo en sistemas de frenos o Marzocchi en suspensiones.
¿Qué sucedió con el tricilíndrico de 1130cc?
Imágenes “filtradas” muestran nuevos modelos del propulsor tricilíndrico con el logo de Q.J. y no de Benelli, una estrategia común para pasar desapercibido en el mundo motor. Sin dudas esto pone de lleno al “León de Pesaro” en un renacer como marca y ante la posibilidad de volver a pisar fuerte, o rugir, en el mundo de las dos ruedas.